Manifestaciones de piedad popular

Filosofía y Religión Reflexiones Social
on
April 7, 2018

La Cruz del Paraíso, 19/8/2017

 

El catolicismo popular, la religiosidad, la mística o piedad popular, están asociados a diversas creencias, prácticas y manifestaciones de carácter cristiano, privadas y colectivas, para venerar a Dios, a la Virgen María y a los santos, responden a la evolución socio cultural de los grupos humanos y se expresan de manera diversa y particular. Aunque han surgido al margen de la iglesia oficial, esta se ve obligada a tolerarlas o incentivarlas, porque son legítimas desde la fe y la buena voluntad de personas y comunidades, por lo general prevalece entre los más necesitados. La Iglesia Católica, de manera pertinente, las califica, según fascículo III del II Sínodo Arquidioceno 2017-2019, como “precioso tesoro” y “patrimonio heredado”, al que hemos de “acercarnos con respeto y amor”, que se requiere “valorar los gestos propios”, por cuanto en esa “espiritualidad popular encontramos una plataforma privilegiada para la nueva evangelización”.

Las relaciones humanas, en su rica y auténtica heterogeneidad, desde prolongados procesos de intercambio, requieren, en todos los ámbitos, interpretaciones y abordajes específicos y locales, tanto en la convivencia comunitaria, en asuntos de desarrollo, e incluso de las creencias y maneras de llevar sus prácticas religiosas. No es posible estandarizarlas de manera absoluta. La sociedad requiere  balance entre lo global y local, entre lo general y particular. El catolicismo es universal y local, comunitario y personal. Desde la época colonial y precolombina, los pueblos originarios que asumieron el cristianismo por imposición de Conquista, arrastran cierto sincretismo real y dinámico que no es posible obviar, solo influirlo desde la entidad eclesial, subsiste en el imaginario colectivo al heredarse de generación en generación, por lo que hay que tratar con respetuosa prudencia, representa parte esencial de su existencia, vincula afectos de origen y está determinado, no por la razón, sino por la fe, intuición, emoción y hasta algo de ingenuidad y fantasía, con la que dan sentido a su existencia en  búsqueda del sentido de su vida, por la superación de las adversidades y las motivaciones para enfrentar las circunstancias de su existencia con esperanza. Hay un riesgo en las creencias religiosas en general y de la piedad popular en particular, caer en un excesivo “providencialismo” y en la manipulación desde el poder para inmovilizar, esperándolo todo del creador, conformándose, aceptando la exclusión, la inequidad, los infortunios y el sometimiento con resignación, frente a modernas, sutiles y viejas formas de explotación, obviando lo que con sabiduría el refrán popular enuncia: “a Dios rogando y con el mazo dando”.

En las recientes fiestas de Santo Domingo de Guzmán en Managua, tomé un tiempo para aproximarme a una realidad próxima que conocí de niño. Participé en algunas celebraciones en las iglesias y alrededores, recorrí las calles entre la multitud eufórica, sudada y devota, conversé con caminantes, promesantes y vendedores ambulantes, conocí quejas de algunos vecinos incómodos y de otros, que sin renegar, participan desde su fe o la algarabía; observé, en mi aventurada participación directa, la prolongada y agotadora jornada a la que se someten muchas personas, en una particular mezcla de las más diversas expresiones humanas: señora con un rosario en la mano murmura una oración, grupos de oración hacen vigilia, unos jóvenes pintados de aceite negro, parejas bailan al ritmo de chicheros, unos hombres se empinan una botella y gritan una consigna de ocasión…, la vaca, el indio, los cargadores, el traje típico, las flores, los cantos, los bailes, la vela, los rostros asoleados y sucios, las ropas rasgadas, las rodillas raspadas de los que entran al templo bajo el sol inclemente con una sombrilla que los cubre, los concursos, los suvenires,… Abundó el negocio de las grandes empresas y los pequeños comercios de subsistencia que obtienen sus mejores ganancias, las expresiones folklóricas adquieren relevancia cultural, las pasiones humanas son aprovechadas por la publicidad excesiva que invita a consumir y consumir… ¿Qué hay allí? A las calles, en las celebraciones salen de la sociedad lo que ésta tiene, se exhibe como en una vitrina, mucha gente, los necesitados, excluidos, e incluso, los pudientes, montados y modelos, todos utilizan ese espacio para expresarse, figurar, lucir, alegrarse, obtener beneficio, mostrar habilidades, desahogar pasiones o su sincera religiosidad diversa, creativa y sencilla. Lo positivo y negativo que allí se muestra existe disperso en la ciudad, se concentra en este escenario durante esos días y lugares. Entre la multitud de personas comunes, entre las romerías interminables y la bulla encontré, lo que cuenta la parábola (Mt. 13, 24-30), mucha cizaña que podar, pero también florece, aunque parezca escaso, abundante trigo bueno. Por fortuna subsiste con amplitud, la Misericordia del Señor que da para casi todo…

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FRANCISCO JAVIER BAUTISTA LARA
Managua, Nicaragua

Comparto referencias de mis libros y escritos diversos sobre seguridad, policía, literatura, asuntos sociales y económicos, como contribución a la sociedad. La primera versión de esta web fue obsequio de mi querido hijo Juan José Bautista De León en 2006. Él se anticipó a mí y partió el 1 de enero de 2016. Trataré de conservar con amor, y en su memoria, este espacio, porque fue parte de su dedicación profesional y muestra de afecto. Le agradezco su interés y apoyo en ayudarme a compartir.

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