Presbítero y doctor Tomás Ruiz Romero:  prócer independentista y por la emancipación indígena
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Presbítero y doctor Tomás Ruiz Romero: prócer independentista y por la emancipación indígena

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February 28, 2020

En memoria del padre Miguel d’Escoto Brockman,

de la estirpe de Tomás Ruiz.

“Nos han dominado más por la ignorancia que por la fuerza”.

Simon Bolivar

El indígena, presbítero y doctor Tomás Ruíz Romero (Chinandega, 1777 – ¿Guatemala-Chiapas?, ¿1819-20?), aun insuficientemente conocido, fue incorporado, por un acto político y jurídico de justicia, -para evitar las secuelas del olvido -, al Preámbulo de la Constitución Política de la República de Nicaragua (Ley 1014, Asamblea Nacional, 28 de enero de 2020), como “prócer de la Independencia de Centroamérica”, después de que el legislador reconociera la “omisión histórica” en la Carta Magna de 1987. Ahora también evoca: “la lucha de nuestros antepasados ​​​​indígenas, que tienen su máxima representación en los caciques Diriangén y Nicarao”.

Platón, en Charmides ( Diálogos ), dice: “sólo sabemos lo que recordamos”, y el escritor cubano José Lezama Lima escribió: “la tristeza de los innumerables seres y cosas que mueren en nosotros cuando se extinguen nuestros recuerdos”, en realidad, muchos lo han dicho, no importa quién, lo sabemos con certeza: “somos los que recordamos”.

En este acto legislativo avanzamos en recordar-completar nuestra cultura histórica cuando visibilizamos, a quien el periodista y escritor chinandegano Ricardo Delgado Ramos (1940) llamó con razón: Mártir y prócer (2016), en la novela biográfica que recrea su vida, quizás el único libro que, aparte de las breves referencias dispersas e incompletas, explora, para poner en alto, “la recia figura del Padre Indio ”, hombre consecuente con el tiempo que le tocó vivir, para evitar el descubrimiento de “nuestras raíces autóctonas”.

La empresa M & R Consultores , en encuesta publicada el 24 de febrero de 2020, al preguntar sobre el orgullo del legado de catorce incluidos en el Preámbulo constitucional, la percepción social ubicó de último a Tomás Ruiz: 45.2% reconoce que “muy orgulloso” , 9,9% “nada orgullosos” y 44,9 % afirman que “no lo conoce”. Sospecho que quienes dijeron lo primero, al igual que en la mayoría de los otros trece, es posible que el “conocimiento” que motiva el “orgullo” se limite a enterarse de su existencia y quizás alguna referencia general, sin identificar los aportes políticos, culturales e históricos de los que somos parte y consecuencia.

La primera iniciativa legislativa para agregar en el Preámbulo constitucional al erudito indígena chinandegano y prócer independentista fue hace ocho años, según la orden del día del Poder Legislativo del 16 de enero de 2012.

La relevancia histórica, política y cultural del presbítero Tomás Ruíz, su útil legado, puede resumirse en lo siguiente:

  1. En primer lugar, es indispensable poner de relieve su actitud y capacidad para que, desde la exclusión por ser indígena, logrese, -en el contexto colonial y clerical de la capital de la Provincia, León, y en la Capitanía General, Guatemala-, llegar a ser sacerdote, jurista, teólogo, filósofo y catedrático, de gran facilidad de expresión, erudito y comprometido con su origen, por la emancipación de su pueblo, su vocación religiosa y por el desarrollo de la educación. Es el indígena centroamericano que, abriéndose paso, sin renegar de su condición, previamente, con mucha dificultad, una posición visible en la vida eclesial, académica y política pro independentista de inicio del siglo XIX, a pesar de que la “historia” escrita por los criollos, quise obviarlo.

El joven de 16 años, hijo de Joaquín Ruiz y Lucía Romero, -“ indios puros, cristianos viejos y personas principales” (Zúñiga, 2011)- , de pómulos un poco resaltados, buena estatura, pelo liso y largo, tez morena y delgado , se presentó con su madre al colegio Tridentino San Ramón, en León, ante el obispo de Nicaragua y Costa Rica (1785 – 1793) Juan Félix de Villegas (Cantabria, España, 1737 – Antigua, Guatemala, 1800), con recomendaciones del sacerdote de Santa Ana, Chinandega. Fue admitido en el seminario gracias a la buena impresión que obtuvo en el prelado de quien se ganó su precio. Desde el inicio se resaltará por su lúcida inteligencia y buena actitud –a pesar de los prejuicios-, entre los seminaristas mestizos y criollos.

Cuando Villegas fue ascendido en la jerarquía eclesiástica y enviado a Guatemala, llevó al joven religioso de 18 años, quien estudió latín y filosofía en la Real Pontificia Universidad de San Carlos de Borroneo (1676), y perfeccionó, dos años después, el grado de Bachiller en Filosofía. A los 24 años, con el auspicio del obispo de la diócesis de Nicaragua y Costa Rica, José Antonio de la Huerta y Casco (1798-1803), llegó a ser el primer indio de Centro-América en ser consagrado sacerdote (1801).

De la Huerta y Casco, a pesar del corto período al frente de la diócesis de León, -murió desangrado por las garras de su gato-, tuvo una fructífera gestión, se interesó por la cultura y la enseñanza, en particular de los indios. El religioso chinandegano aprovechó esa oportunidad con lúcida sencillez. Fue designado vicerrector del Colegio San Ramón, siendo rector (1787-1809) el padre Rafael Agustín Ayesta, natural de León. El Seminario Conciliar (1680) es el antecedente de la Universidad de León.

  1. Es el primer indio centroamericano en ser consagrado sacerdote y alcanzar altas distinciones académicas en el seminario de León y en la Universidad de San Carlos, Guatemala.

Presbítero y doctor Tomás Ruiz Romero:  prócer independentista y por la emancipación indígenaDesde el santuario de El Viejo, después de ordenarse sacerdote, autorizado a celebrar los oficios religiosos por el obispo Nicolás García Jerez, retomó sus vínculos con la población indígena, percibiendo los sufrimientos, la injusticia, abusos y maltratos que había visto y padecido durante su niñez y adolescencia en violación a las Leyes de Indias.

Fue vicerrector del Colegio en Comayagua, -entonces capital de Honduras-, y párroco de San Francisco, inicialmente bajo el obispo de la diócesis, el dominico Vicente de Navas y Márquez (Extremadura, España, 1741 – Comayagua, 1809). Poco tiempo después de la muerte de Navas (1809), los desafectos al sacerdote indio, lo acusaron injuriosamente, lo destituyeron mediante un acto de maltad sustentado en la mentira y hubo pretensiones de encarcelarlo y asesinarlo, por lo que se vio obligado a huir a Guatemala en donde, recurriendo a las evidencias y bajado en la legislación, sobresaltó su inocencia (mayo, 1810) para ser restituido en su dignidad académica y eclesial.

Durante su carrera religiosa y académica fue víctima de intrigas por egoísmo y envidia de colegas, superiores y autoridades, rechazado y descalificación por su origen, agredido y encarcelado por las ideas emancipadoras, de defensa de los derechos de los indios, liberales y libertarias que asumió . 

Como joven religioso y académico “comenzó a rechazar el método escolástico y abrir su mente a la Filosofía moderna” influyendo en la generación de su entorno. El padre Ruiz “había llegado al convencimiento de que solo con una ruptura radical con el sistema colonial español podía mejorar la situación imperante en el pueblo de esas provincias”. (Zúñiga, 2011).

  1. Es promotor y fundador de la Universidad de León.

En 1803 el joven sacerdote volvió a Guatemala a continuar sus estudios donde obtuvo el título de licenciado en Sagrados Cánones y posteriormente el doctor (1804), el primer indio centroamericano en alcanzar tan alta distinción académica. Algunos de sus discursos expuestos en latín fueron: “Los estudios de las humanidades son siempre útiles a los varones eclesiásticos y es necesario que siempre existen” y “A quiénes deben mayores beneficios los indios: ¿a los sucesores de Pedro oa los reyes católicos? ”. Fue incorporado como catedrático de la casa de estudios en donde expuso ante el claustro docente la necesidad de crear la Universidad de Nicaragua con sede en el colegio Tridentino de la Provincia, cuya propuesta fue recibida con elogios (nov. 1803).Esta gestión, según diversos historiadores, fue clave para lograrlo.

El 15 de mayo de 1807 se realizó una misa de acción de gracias en el Colegio Tridentino San Ramón porque el rey de España, Fernando VII, facultó que concedió los grados menores, abriendo así el camino –a pesar de las oposiciones monárquicas y políticas- para elevarlo a la categoría de Universidad, hecho que ocurrió cinco años después, el 10 de enero de 1812, cuando las Cortes Generales y Extraordinarias de Cádiz expidieron el decreto CXVI: “se concede a la Provincia de Nicaragua en su Capital, la ciudad de León, el Seminario Conciliar se erigiese en universidad con el nombre de Real Universidad de la Inmaculada Concepción de León de Nicaragua ”, la segunda del Istmo y la última fundada por España en América.La Universidad nació, -de la única forma posible-, en las postrimerías de la decadente época colonial, por facultad monárquica, dependiendo de autoridades eclesiales y coloniales, como ventana al conocimiento y oportunidad de cambio.

En el sermón (1807) el vicerrector Tomás Ruiz expresó el motivo para reunirse y estar jubilosos; agregó que la facultad concedida “va a aumentar el ardor, ya llenar de entusiasmo el corazón de nuestra juventud, para despojar la ignorancia”. Dijo que deberá contar “este día entre los demás festivos, no hay otro en intereses tan trascendentales: como las primeras lluvias del invierno hacen que la tierra mude de semblante”, porque “comenzará a producir en el corazón de nuestros jóvenes aquel amor por la ciencia , que algún día producirá frutos opimos y deliciosos en jóvenes sabios, que sean honor de la Iglesia, y el lustre del estado”;estimuló a los “nobles leoneses, ciudadanos celosos, patriotas honrados, haciendo el aprecio que debéis de las ciencias” para que honren la lucha contra “el monstruo de la ignorancia…” Finalmente concluyó: “El Altísimo,

  1. Es precursor de la Independencia de Centroamérica.

Presbítero y doctor Tomás Ruiz Romero:  prócer independentista y por la emancipación indígenaTomás Ruiz, además conocerá por experiencia propia las injustas condiciones en las que vivía y trabajaba el indio centroamericano y los más desfavorecidas, la situación de esclavitud, las onerosas cargas que la corona y sus representantes imponían, fue capaz de identificar, desde su sensibilidad indígena y su fe, que el sistema colonial autoritario e imperial de avasallamiento, era opuesto al mensaje evangélico, era social y económicamente insostenible, requería cambiarse. Es discípulo, desde su condición de origen y como creyente comprometido, de Fray Bartolomé De las Casas y del obispo mártir Fray Antonio de Valdivieso.

En 1805 encabezó el primer motín que hubo en Nicaragua contra las autoridades españolas, acaecido en El Viejo, en compañía del fraile franciscano José Antonio Moñino. La rebelión ocurrió por las duras situaciones en la que eran sometidos sus hermanos “al pagar impuestos exagerados e ilegales” y la necesidad de unirse para reclamar ante los representantes de la Corona que “cometían grave pecado contra el cielo y la iglesia”. (Delgado, 2016).

Estando el Dr. Tomás Ruiz en Guatemala, fue nombrado (1811), Capitán General, don José Bustamante y Guerra (Cantabria, 1759 – Madrid, 1825), y Arzobispo, don Ramón Cassaus y Torres (Jaca, España, 1765 – La Habana , 1845), considerado “enemigo furibundo de todo lo que fuera Independencia, lo inesperado peligroso y lo puso en cárcel eclesiástica” (Zúñiga, 2011).

Se agudizó la acción arbitraria de las nuevas autoridades en contra de los indios y criollos lo que incrementó el malestar social y fortaleció la posición republicana del Padre-indio, quien inició (1812) diversas reuniones con religiosos, intelectuales y patriotas en el convento de Nuestra Señora de Belén, de las Madres Betlemitas (fundado por el santo Hno. Pedro de San José de Betancourt –Tenerife, 1626 – Guatemala, 1667-, en 1653).

Crecía el consenso para una rebelión que condujera al cambio de las estructuras políticas ya la independencia de España para instaurar un régimen republicano. El Plan o Conjura de Belén fue frustrado por las autoridades españolas por la traición de algunos integrantes, entre ellos José Prudencio de la Llana. En la noche del 23 de diciembre de 1813, estado reunidos, un día antes de ejecutar la rebelión, fueron prisioneros veintidós patriotas y encerrados en las peores mazmorras de la Capitanía, entre ellos el Dr. Tomás Ruiz, uno de los promotores del movimiento independentista . Él, junto a otros tres, fue sentenciado (noviembre 1814) a la máxima pena: “muerte por medio del garrote”, once “a la pena de horca”, otros al destierro y la prisión.

Ruiz Romero solicitó por escrito desde la cárcel, clemencia al Rey Fernando VII. Aunque no fue ejecutada la pena de muerte, ninguna solicitud prosperaba y fue mantenida en una tormentosa cárcel, encadenado y torturado, lo que deterioró su salud. Aunque el Rey realizó el indulto el 17 de julio de 1818, continuaron los prisioneros. Después de muchos atrasos, en diciembre de 1819, -seis años después de permanecer en la férrea prisión-, las autoridades guatemaltecas dieron a conocer la Cédula del indulto Real a los prisioneros.

 

 

Sobre la lucidez, el humor y la rebeldía del presbítero indio independentista, conocemos dos anécdotas que quizás ilustran un poco su personalidad:

 

Cuenta una, como tantas que quizás se conservan ocultas o el tiempo extinguido, que, “un día pasó el obispo por Sutiaba, en cuyo atrio se encontró al padre Ruiz removiendo unos huesos recién exhumados para enterrarlos en el cementerio. Al verlo, el obispo le preguntó ¿Qué haces ahí Padre indio? El doctor Ruiz le pelea: Tratando de encontrar en estos huesos la diferencia entre el indio y el español”.

 

 

Otra referencia:

“Este fue castigado por el obispo, Fr. Nicolás García, confinado en el Colegio Seminario. Dado que el padre Ruiz era muy apreciado por la alta sociedad leonesa, un grupo de señores se acercó al obispo, días antes de Semana Santa, para pedirle que le suspendiera la pena y le permitiese predicar el sermón del “gallo”. El obispo, que, a pesar de las diferencias políticas, amaba al sacerdote, concedió el permiso. Esa tarde, con la Catedral totalmente llena, toda la gente vestida de lujo, cada quien, según sus posibilidades, el obispo de pontifical, sentado en su trono, subió el Padre-indio al púlpito, de roquete, estola y boneta. El silencio era enorme, el obispo con la mirada fija en el predicador. De repente este grito: ¡Aguardiente!Todo el mundo entró en un gran suspenso. De nuevo grito: ¡Aguardiente! Y el suspenso crecía. Dicen que, a esto, el P. Nicolás murmuró en voz baja, con las manos entrelazadas ¡Esto me pasa por flojo! ¡Aguardiente! Continuó el Padre-indio, era lo que salía de los ojos del apóstol Pedro arrepentido por haber negado a su Maestro… extendiéndose en uno de los sermones más bellos que jamás pronunciara el Dr. Ruiz”. Se conoce como la procesión del “gallo” porque al lado de la imagen de Pedro va un gallo para recordar las negaciones narradas por el Evangelio.

(Zúniga, Historia Eclesiástica de Nicaragua , 2011, pp. 321, 403-404).

 

 

Al obtener su libertad, el presbítero pidió salir para la ciudad de Chiapas, en donde el obispo (1816-1821) de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, don Salvador Sanmartín y Cuevas (Guadalajara, 1757 – Ciudad Real de Chiapas, 1821) ) ), le dio generosa acogida como benevolo benefactor. “Aparentaba ser un anciano y no aquel eminente sacerdote de letras y leyes de 42 años que a la sazón tenía” (Delgado, 2016).

Sobre la fecha exacta de su muerte a consecuencia de la dura y prolongada cárcel sufrida y el lugar en el que muere y donde yacen sus restos, no hay referencia precisa. No existe certeza para saber si prescindir de la vida de Guatemala y llegar a Chiapas. Es probable que falleciera, no en diciembre de 1819, sino en los primeros meses del año siguiente, en 1820, hace doscientos (200) años, unos dieciocho (18) meses antes de la ansiada proclamación de la Independencia de Centroamérica (15.9.1821 ).

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FRANCISCO JAVIER BAUTISTA LARA
Managua, Nicaragua

Comparto referencias de mis libros y escritos diversos sobre seguridad, policía, literatura, asuntos sociales y económicos, como contribución a la sociedad. La primera versión de esta web fue obsequio de mi querido hijo Juan José Bautista De León en 2006. Él se anticipó a mí y partió el 1 de enero de 2016. Trataré de conservar con amor, y en su memoria, este espacio, porque fue parte de su dedicación profesional y muestra de afecto. Le agradezco su interés y apoyo en ayudarme a compartir.

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