NICARAGUA EN EL ÍNDICE GLOBAL DE PAZ
Con el fin de analizar y comparar entre 121 naciones del mundo las “dimensiones de la paz”, tomando en cuenta no solamente los conflictos bélicos, sino que un conjunto de 24 indicadores, entre los que incluyen: muertes en conflictos internos y externos, relaciones con los vecinos, los disturbios, respeto a los derechos humanos, homicidios por 100 mil habitantes, cantidad de oficiales de seguridad y policía por 100 mil habitantes, acceso a las armas de fuego, nivel de violencia criminal, proporción del presupuesto destinado para las fuerzas armadas, etcétera, la revista británica “The Economist”, ha presentado el primer intento de lo que ha llamado “Índice Global de Paz” (IGP, 2008).
En el contexto latinoamericano, en cuyo estudio fueron incluidos 21 países, Nicaragua ha sido ubicada en la 8va. Posición (nivel MEDIO, puesto 65 a nivel mundial), después de: Chile, Uruguay, Costa Rica, Panamá, Argentina, Paraguay y Cuba, quienes presentan las mejores “condiciones de paz” en nuestro continente. Es sorprendente que Estados Unidos, fue colocado, por el grupo internacional de expertos que elaboraron el Índice, en una posición BAJA, muy inferior incluso, a la mayoría de los países centroamericanos. En el extremo de Latinoamérica, con nivel “MUY BAJO”, gran deterioro en el “indicador de paz”, ubicaron a: Honduras, Venezuela y Colombia (posición 115, la más crítica).
Aunque no han faltado cuestionamientos y desacuerdos a los resultados publicados, ni tampoco dudamos que el estudio esté totalmente exento de sesgos, pienso, podría ser considerado, como un insumo adicional para el análisis. El aporte más importante que realiza es considerar en “las condiciones de paz” no solamente la ausencia de guerra, sino, un conjunto de factores vinculados a la violencia criminal y social, respeto al Estado de Derecho y otras circunstancias que favorecen o desfavorecen el desarrollo de un ambiente pacífico en las naciones.
En Centroamérica, el dato es muy coincidente con el nivel de violencia criminal el cual parece fue el factor determinante del índice en la región. El orden fue: ALTA: Costa Rica, Panamá; MEDIA: Nicaragua; BAJA: El Salvador, Guatemala, Honduras.
En medio de nuestros problemas cotidianos, nuestros antecedentes de conflictos y dictadura, las contemporáneas contradicciones políticas y profundas diferencias y demandas sociales, esta valoración, la relativa y alentadora posición en la que el país ha sido colocado, visto en el escenario de Centroamérica y la Región, es para Nicaragua muy favorable. Desde dentro, en el presente, quizás algunos podrán ser pesimista, la percepción que construimos entre nosotros, indudablemente influida por otros factores mediáticos, coyunturales, partidarios y electoreros, pero viéndonos desde el pasado hasta el presente y comparando los criterios evaluados en cuanto a las “dimensiones de la paz” que el estudio muestra, tenemos que decir que “no estamos tan mal como otros” (consuelo de tontos, pensará alguno), al contrario, el país cuenta con condiciones mucho mas favorables que otros, que la mayoría de los países latinoamericanos, todo es cuestión que sepamos aprovecharlas y salir adelante con persistencia y consenso. Consolidar lo bueno que hemos alcanzado, fortalecer la paz y sus condiciones, hacerla, como ha sido la intención expresada en los Acuerdos del Sistema de Integración Centroamericano y el Tratado Marco de Seguridad Democrática firmados en la primera mitad de la década pasada, en “una región de paz y desarrollo sostenible”. Al concluir en nuestra región el conflicto armado, han quedado en evidencia nuevos y viejos problemas: desigualdad, desequilibrios sociales, étnicos y de género, desordenes medioambientales y fragilidades institucionales, que se constituyen, en general, en unos países mas que en otros, en frágiles condiciones para la “paz plena y duradera”. La última encuesta de M y R Consultores (19 de mayo 2008), ubica desde la percepción, como los tres principales problemas que enfrenta el país: el desempleo (48%), la pobreza (24%), la creciente alza de los precios y los servicios públicos (17%), quizás allí radica la fragilidad de nuestra “paz social”.
En el mundo, aquello que en algún momento alguien pensó ya nunca más sucedería, allí está, no ha dejado de estar: se habla de guerras, conflictos bélicos, intervenciones militares, dictaduras… Nosotros, en nuestras condiciones históricas actuales, según la valoración de los autores del “Índice Global de Paz”, hemos reducido significativamente esos riesgos.
Es posible que dejemos pasar las oportunidades, las ventajas de hoy; el pesimismo cortoplacista, el interés excluyente y la desconfianza pueden ahogarnos, nos nublan la vista, inmovilizan y desgastan, impiden ver mas allá. No nos dejemos envolver en la desesperanza. Puede ser el riesgo de quienes se ubican en el poder en cualquiera de sus formas o participan de el y de quienes, asentados en la llanura, llana y plena, se encierran en el anonimato (impuesto y voluntario) y la cómoda, pero persistente indiferencia.