Reflexiones

NO PERDAMOS EL TIEMPO, RECONCILIEMOS PRONTO CON EL

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June 17, 2008

Es común escuchar la frase “tenemos que luchar contra el tiempo”, cuando nos percatamos que no alcanza para hacer lo que quisiéramos y hemos dejado pendiente, para completar las actividades en nuestra jornada diaria o los compromisos impostergables de la vida, nos aturde el cúmulo de obligaciones y la agenda saturada, el estrés urbano contemporáneo, la historia anterior y la que estamos escribiendo en sus diversas versiones de ficción, hechos e interpretaciones. Expreso mi desacuerdo con esa expresión, porque NO HAY PEOR PÉRDIDA DE TIEMPO que luchar contra el tiempo que tiene su propia dinámica, ritmo y extensión. Luchemos mejor contra nosotros mismos, somos nuestro propio obstáculo. Estamos, ineludiblemente, en nuestra existencia, en los límites que espacio y tiempo nos determinan, si estamos aquí, no estaremos allá, si estamos hoy, no estaremos después ni estuvimos antes, quedará de nosotros quizás una huella, tal vez en eso seremos, pero nosotros, ya NO SOMOS. Lo que pasa es que no establecemos las prioridades, o habiéndolo hecho, las dejamos colgadas en una esquina olvidada, dejamos las cosas importantes para mas tarde o para nunca, se acumulan, las menos importantes nos envuelven, nos distraemos en lo complejo para darnos cuenta, al final del camino, que las soluciones son las mas simples del mundo. No disfrutamos la cotidianidad y la sencillez de la vida humana, de la convivencia. Las diferencias, la desconfianza, los vicios o abusos humanos, económicos, sociales y políticos, dispersan y desgastan las prioridades. El comercio, el mercado, la publicidad, el poder y sus subterfugios, inundan el escenario de apariencias y extinguen al ser humano olvidándose del tiempo en el cual vive.

 

NO PERDAMOS EL TIEMPO, RECONCILIEMOS PRONTO CON ELEl tiempo pasa, decimos, el tiempo corre, nos lamentamos ¡no me queda tiempo! suspiramos angustiados. Es una ilusión cuando afirmamos, ¡Todo tiempo pasado fue mejor!, ¡todo tiempo venidero será mejor!, vivamos el tiempo que nos ha tocado transitar. Al tiempo hay que tratarlo con respeto y consideración, hay que entenderse con él, no luchar contra él.  En esa confrontación, si la formulamos así, tenemos más de perder. La lucha contra esa condición ineludible desgasta, inutiliza las energías, olvida el fin porque nos perdemos en la forma, nos hace confundir el horizonte. Al tiempo se le asimila, se le administra, se le utiliza, no se le deja en el olvido, ni en la indiferencia, tenemos que tomarlo en cuenta con seriedad, sin obsesionarnos, con serena prudencia, con entusiasmo, sin desgano.

 

¿Cómo se va a luchar contra algo que es inamovible, impreciso, impenetrable e invencible? Tenemos que encontrar en el tiempo un aliado, hacer un pacto de convivencia, nosotros lo usamos y él nos consume, nosotros existimos en él, él existe en nosotros, reconociendo que él para nosotros es indispensable y nosotros para él, en su inmensa extensión, no somos nada. En un conflicto normal de entendimientos y contradicciones, luchando contra nosotros mismos, para aprovechar el tiempo y no dejarlo perder. El tiempo es un activo personal y social, vivimos cierta cantidad y calidad de años, que es una unidad de medida, hecha por nosotros, para calcular el tiempo transcurrido, pero durante vivimos, podemos ser o no ser, ser sin darnos cuenta, dejar abiertas las puertas que se nos abren sin ni siquiera atrevernos a entrar o asomarnos, por miedo, desconfianza, incertidumbre, ignorancia o haraganería, y el tiempo sigue, abre esta puerta y cierra la otra, muestra un sendero y extingue otro. El reloj no mide el tiempo cuenta las horas que es cosa relacionada pero diferente.  Nosotros seguimos en él, caminando, quedándonos de pie, inmovilizados, sentados, dormidos, dejándolo pasar, indiferentes.

 

Si nos enfrentamos a él en una lucha a muerte, irremediablemente seremos vencidos, nos iremos, y él, que es tan difícil de calcular en toda su magnitud, que es impreciso e inelástico para nosotros, aunque abstracto en su apenas imaginable concepción, nos deja y sigue sin ninguna contemplación.

 

NO PERDAMOS EL TIEMPO, RECONCILIEMOS PRONTO CON ELLas personas no debemos luchar contra el tiempo, los pueblos, las naciones no podemos luchar contra el tiempo, hacerlo, es un acto temerario, irresponsable, terco, inútil y no humano. La única opción que nos queda es ponernos de acuerdo con él, así como no nos queda de otra, por la esencia misma de nuestra naturaleza, que reconciliarnos con el medio ambiente, del cual somos parte, armonizarnos con el entorno que nos alimenta, sostiene, recrea y cubre, y si seguimos siendo irresponsables como hemos sido hasta ahora, nos dejará caer y nos ahogará en nuestra propia creación.

 

En el tiempo se cometen errores y aciertos, lo podemos plagar de equivocaciones y endeudar el tiempo futuro, o de aciertos y acumular los beneficios en el presente y el porvenir ¿a qué apostamos? ¿Dónde invertimos las bonanzas que el tiempo bien usado y oportunamente recorrido representa? Decimos: “el tiempo se agota”, a pesar de saber, que esa categoría relativa, es inagotable, lo que se agota es “nuestro tiempo”.

 

A veces pienso, en Nicaragua, tenemos la maña de luchar contra el tiempo, hemos sido frecuentemente vencidos, veamos la historia, no seamos tontos, administrémoslo, aprovechemos nuestro tiempo de nación, estos tiempos nuestros, ¡a veces hace buen tiempo y no lo usamos! hagamos, entendámonos, dialoguemos, construyamos, vivamos, sin prisa, pero con prontitud, en el momento que nos toca caminar,  el tiempo se nos va, ya se nos han ido tiempos florecientes, podemos seguir dejándolos pasar, el de las vacas gordas y el de las flacas, el de la siembra y de la cosecha, “hay un tiempo para cada cosa y una cosa para cada tiempo”, no nos crucemos equivocadamente, no lo perdamos. Creo, en el fondo, el tiempo que es tan insensible, nos lo implora, se ha aburrido que lo usemos mal, ¡necios que somos!

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FRANCISCO JAVIER BAUTISTA LARA
Managua, Nicaragua

Comparto referencias de mis libros y escritos diversos sobre seguridad, policía, literatura, asuntos sociales y económicos, como contribución a la sociedad. La primera versión de esta web fue obsequio de mi querido hijo Juan José Bautista De León en 2006. Él se anticipó a mí y partió el 1 de enero de 2016. Trataré de conservar con amor, y en su memoria, este espacio, porque fue parte de su dedicación profesional y muestra de afecto. Le agradezco su interés y apoyo en ayudarme a compartir.

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