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CAUSAS DE MUERTE EN NICARAGUA

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August 4, 2008

La preservación de la vida y la calidad de vida de las personas son la principal e ineludible misión del Estado y la sociedad, es inseparable de la búsqueda del bien común, es un derecho natural y fundamental de las personas desde que nacen. La identificación de las principales causas de muerte en el país debe ser objeto de estudio, monitoreo constante para generar políticas públicas de salud, educación, higiene, condiciones de vida y seguridad con el fin de preservarla. Todos sabemos que un día nos llegará (es la única certeza que tenemos), y como recoge Cervantes en Don Quijote de la Mancha: “La pálida muerte visita por igual las chozas de los pobres y las torres de los reyes” (Odas de Horacio), nadie puede impedir su entrada. Es de esperarse que llegue cuando le toque llegar y no antes, ni provocada con violencia ni por las irresponsables actitudes, hábitos o negligencias de quienes poseemos el don de la existencia.

 

Según el Informe sobre Desarrollo Humano (2007-2008) del PNUD, la esperanza de vida en Nicaragua entre 2000-2005 fue de 70.8 años, la cual ha subido significativamente con respecto a la estimada entre 1970-1975 cuando era de 55.2 años. A mayor desarrollo humano del país, la esperanza de vida de las personas aumenta, llegando hasta más de 80 años en países como Islandia, Suecia, Japón, España, y alcanzando apenas un poco arriba de los 40 años en países como Nigeria, Angola, Mozambique, Zambia, Sierra Leona, con muy bajos niveles de desarrollo humano. Los nicaragüenses afortunadamente vivimos en promedio quince años más ahora que hace tres décadas. Eso es bueno, vivimos más tiempo, ¿vivimos mejor? Hay muchas vidas de hombres y mujeres, adultos y jóvenes, niños y niñas, que podrían tener una contribución al desarrollo del país, al progreso de su comunidad y a la construcción de su felicidad y la de sus familiares, que se truncan intempestivamente. Totalmente ajeno a lo que algunos podrían decir: “la voluntad de Dios”.

 

Hay muchas muertes no diagnosticadas, de niños, niñas y adultos, por tardía o inexistente atención médica, descuido, ignorancia, desnutrición o padecimientos desconocidos. Según el Ministerio de Salud de Nicaragua (2005), entre las principales causas de muerte están:

 

  1. circulatorias, cardiovasculares, (unas 4 mil) b) tumores, diversos tipos de cáncer (casi 2 mil). La primera seguramente vinculada a nuestros hábitos alimenticios de nacatamal, fritangas, vigorón, muchos carbohidratos, grasas y dulces, poco balanceado con frutas, vegetales y cereales, una dieta no sana, en parte por la pobreza, pero también por la costumbre, sumado a poca rutina de ejercicio físico, aumentado el riesgo por el licor, el tabaco y el exceso de peso, tal vez agudizado por el estrés laboral (o del desempleo), familiar, económico, social y de nuestra agitada dinámica política.
  2. Por factores hereditarios, diversos riesgos incrementados por el deterioro medioambiental, el consumo de productos enlatados y sintéticos, las chucherías empacadas, el cigarro, la falta de atención médica preventiva, etcétera.

 

En la siguiente causa identificamos, según las estadísticas policiales, las muertes provocadas por la violencia, por la cantidad, se ubica en la tercera causa entre 2005 – 2006: homicidios, suicidios y por accidentes de tránsito. En promedio eso suma anualmente un poco más de 1,300 casos durante los últimos tres años. 23 de cada 100,000 nicaragüenses mueren anualmente por estos irrazonables y lamentables motivos. De estas tres causalidades, el 53% son ocasionadas por la violencia criminal, homicidios en los diversos tipos según la apreciación policial basada en el Código Penal (1974) que establecía: asesinatos, homicidios, parricidio, infanticidio, homicidio preterintencional. El 34% son muertes por accidentes de tránsito, siendo el 83% hombres, dos tercios son pasajeros o peatones, la mayoría de las víctimas no son los conductores. El 11% son menores de 15 años de edad. Las principales causas de los accidentes con consecuencias fatales son: imprudencia peatonal, invadir carril, consumo de licor y exceso de velocidad. El restante 13% son suicidios, principalmente autoprovocados por personas jóvenes (75%) quienes oscilaban entre 18 y 45 años, identificándose como los motivos más comunes: familiares, pasionales, deterioro de la salud y problemas económicos; aproximadamente el 77% son del sexo masculino.

 

Es contradictorio, pero significativas cantidades de víctimas ocurren durante las celebraciones de las fiestas patronales en las distintas ciudades y pueblos de Nicaragua y durante la Semana Santa, debido a la gran movilización de vehículos y personas, quienes, mientras unos muestran su rostro de devoción entre la multitud, otros son adsorbidos por la saturada publicidad de rones y cervezas, cayendo en la trampa de la irresponsabilidad y la agresión. En la violencia social y política los ánimos se exacerban pueden generarse también consecuencias lamentables, se comienza con el insulto, se sigue con la pedrada y las lesiones y puede terminarse con la muerte de alguien. La asonada y la violencia armada durante largos periodos de nuestra historia han diezmado nuestra población y causado daños que todavía pueden percibirse. Los desastres naturales como huracanes, inundaciones y crecidas de ríos y cauces suelen traer graves consecuencias dadas nuestras vulnerabilidades medioambientales y socioeconómicas que afectan a los habitantes más empobrecidos. Las epidemias y otras tragedias a consecuencias de los descuidos y arbitrariedades humanas se suman a esos motivos indeseables, inesperados y prevenibles que recortan la esperanza de vida y truncan fructíferas existencias.

 

Afectar la vida mediante la violencia, de manera súbita y dolorosa, interrumpiendo la existencia cotidiana de las personas, es un asunto de seguridad ciudadana.

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FRANCISCO JAVIER BAUTISTA LARA
Managua, Nicaragua

Comparto referencias de mis libros y escritos diversos sobre seguridad, policía, literatura, asuntos sociales y económicos, como contribución a la sociedad. La primera versión de esta web fue obsequio de mi querido hijo Juan José Bautista De León en 2006. Él se anticipó a mí y partió el 1 de enero de 2016. Trataré de conservar con amor, y en su memoria, este espacio, porque fue parte de su dedicación profesional y muestra de afecto. Le agradezco su interés y apoyo en ayudarme a compartir.

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