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SEGURIDAD, COMPETITIVIDAD Y CULTURA POLÍTICA – SOCIAL

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October 27, 2008

La seguridad ciudadana no es un problema de hechos delictivos solamente, es también la manera de resolver o administrar los conflictos cotidianos entre las personas de una comunidad y un país, con sus distintas experiencias, cultura, criterios políticos y religiosos, niveles educativos, costumbres, etc. La convivencia genera conflictos naturales que tienen que ser resueltos desde la sociedad y el Estado con prontitud, libertad, equidad y justicia. Este es un asunto teórico conceptual, cada grupo social, en cada momento histórico concreto, asume y crea sus propios mecanismos reales para solucionar sus problemas y en dependencia de ello, logrará para sus ciudadanos mayor o menor seguridad integral. En el cómo se resuelvan los problemas está presente la cultura política y social de la población, incluso sus antecedentes históricos y su evolución.

 

Nicaragua, desde el punto de vista delictivo, tiene uno de los niveles mas bajos de percepción de inseguridad (33.7%), según lo indica las encuestas aplicadas por la Universidad de Vanderbilt en el Proyecto de Opinión Pública de América Latina LAPOP (2008). El Índice de Victimización, se ha mantenido en los últimos cuatro años en niveles cercanos al 16%, es decir, 16 de cada 100 nicaragüenses se han sentido víctimas de un hecho delictivo, aunque no lo denunciaran durante el último año. Según los resultados del estudio, aplicado en 18 países latinoamericanos, “la victimización por el crimen afecta de manera significativa la tolerancia política y la confianza interpersonal”, es decir a mayor percepción de inseguridad, menor confianza en el sistema democrático y entre las personas. Más del 60% de los encuestados tienen poca o ninguna confianza en que el sistema judicial castigue a los delincuentes.

 

Otra publicación reciente, denominada Índice Global de Competitividad (Report 2008- 2009), elaborado por World Economic Forum, recoge un conjunto de 100 (cien) indicadores en los que compara los niveles de competitividad de 134 países del mundo en lo relativo a derechos de propiedad, propiedad intelectual, políticas públicas, independencia judicial, regulaciones gubernamentales, transparencia, educación, salud, trabajo, tecnología, etc. Sin entrar en el detalle metodológico del estudio ni en el grado de confianza de lo publicado, siempre es interesante visualizar, desde la óptica de los organismos extranjeros, cómo se perciben estos asuntos de la realidad nacional desde la percepción e interpretación interna y externa. El Índice Global de Competitividad ubica a Nicaragua en la posición 120 (3.4), la mas baja de Centroamérica, en un nivel 1 junto a Honduras. En transición hacia el nivel 2 de competitividad ubica a El Salvador y Guatemala, y en el nivel 2 a Costa Rica y Panamá. El máximo nivel es el 3 en donde ningún país centroamericano fue ubicado.

 

Incluye en su valoración algunos reportes relacionados a la violencia delictiva e inseguridad. Nos referiremos a continuación a algunos de los indicadores que el índice incluye sobre ese ámbito.

En cuanto a los costos de la violencia y el crimen, del total de países comparados, ubica a Nicaragua en la posición número 90, con 4.4 puntos, siendo el costo más significativo 1, y el menor aquel que se acerca a 7. Desde esa valoración en Centroamérica, la posición de Nicaragua es sólo más alta que Panamá, pero más baja que Costa Rica, Honduras, Guatemala y El Salvador. Estas dos últimas naciones son puestas en la posición 131 y 133 respectivamente.

 

Otra interesante valoración se refiere al crimen organizado. De 134 países, Nicaragua se encuentra en la posición 78, con 5.1 puntos, siendo el máximo 7 (que se interpreta como que el crimen organizado no afecta significativamente el desarrollo de los negocios).  Con respecto a nuestra región, nos encontramos en una situación menos favorable que Panamá y Costa Rica, pero mucho mejor que la registrada para Honduras, Guatemala y El Salvador, que se ubican en las más críticas condiciones (posiciones: 117, 132 y 134, respectivamente).

 

Un tercer índice de interés, es el de la credibilidad de los servicios policiales. En ello Nicaragua se ubica en la posición 56, con 4.6 puntos, siendo 7 el nivel de mejor confianza de las fuerzas del orden y la seguridad. La posición de Nicaragua es la mayor de Centroamérica. Por debajo se encuentran: Costa Rica (77), El Salvador (96), Panamá (100), Honduras (104) y Guatemala (128). Este último con el nivel de confianza mas bajo (2.4) en Centroamérica. La reciente publicación del Estado de la Región en desarrollo humano sostenible (septiembre 2008), atribuye similares niveles de confianza de la población a los órganos policiales de Nicaragua, Costa Rica y Honduras.

 

Desde los resultados anteriores, sin embargo, el índice ubica con baja calificación lo que llama “eficiencia del marco legal”, posición 127 (2.2) y la “independencia judicial”, posición 131 (1.8), en ambos casos, es ubicada como inferior con respecto al resto de países centroamericanos.

 

Nicaragua tiene, a pesar de sus dificultades, ventajas en muchos aspectos, una de ellas son los niveles de violencia delictiva, que a pesar de bajos son crecientes. Hay otros factores vinculados a la conflictividad socioeconómica, institucional y política que influyen relevantemente en la desconfianza e inseguridad de las personas.

 

En el mundo contemporáneo de información y tecnología, parece se pierden los límites entre política interna y externa, entre lo global y lo local, entre las nuevas amenazas internas y externas, entre la política y la economía, entre lo social y económico. En la competitividad económica del país influyen ineludiblemente la seguridad de las personas, la violencia delictiva, la cultura política y social.

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FRANCISCO JAVIER BAUTISTA LARA
Managua, Nicaragua

Comparto referencias de mis libros y escritos diversos sobre seguridad, policía, literatura, asuntos sociales y económicos, como contribución a la sociedad. La primera versión de esta web fue obsequio de mi querido hijo Juan José Bautista De León en 2006. Él se anticipó a mí y partió el 1 de enero de 2016. Trataré de conservar con amor, y en su memoria, este espacio, porque fue parte de su dedicación profesional y muestra de afecto. Le agradezco su interés y apoyo en ayudarme a compartir.

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