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NATURALEZA DE NUESTRA INSEGURIDAD CIUDADANA

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November 17, 2008

Nuestra inseguridad ciudadana ha tenido tres componentes principales:

  1. a) La confrontación política.

 

  1. b) Las carencias y condiciones desiguales socioeconómicas de las personas.

 

  1. c) La violencia delictiva.

 

En las últimas décadas se ha sumado el deterioro medioambiental con sus consecuencias cada vez más frecuentes de desastres naturales, inundaciones, sequías, desborde de ríos, desforestación, contaminación y falta de agua potable.

 

La inseguridad de las personas (temor, miedo, riesgo a ser afectado por la delincuencia, riesgo contra sus derechos fundamentales, impedimento a desarrollarse con tranquilidad, desconfianza, incapacidad de las instituciones para proteger al ciudadano(a), desorden, etc.) se construye inseparablemente muchos factores. La naturaleza de la inseguridad que ha prevalecido a lo largo de la historia nacional desde 1821 ha sido motivada por la confrontación política, la violencia pública, partidaria e institucional provocada por las diferencias políticas “irreconciliables” que han llevado al país a los extremos del enfrentamiento militar, asonadas, asesinatos, golpes de estado, intervención extranjera, gobiernos autoritarios y revoluciones. Todo ello ha traído luto y destrucción, esperanza y desesperanza, cambios y frustraciones, incredulidad y estancamiento. Cuando parece que se ha logrado alcanzar una nueva oportunidad para lograr desarrollo y convivencia, surgen factores internos o externos, ambiciones de poder, sectarismo y centralismo, intereses foráneos, que frustran las legítimas aspiraciones sociales hacia una democracia basada en la participación directa, en la inclusión, en la atención a las necesidades de trabajo, educación, salud, servicios básicos y vivienda de los sectores más pobres y vulnerables, tradicionalmente olvidados por el poder autoritario, oligarca y tradicional. La institucionalidad, instalada a la medida de la política y economía dominante, requiere renovarse, rediseñarse sobre la base del consenso social amplio y no elitista para que sea sostenible, como pretende el Protocolo de Tegucigalpa (1991), al referirse al objetivo del Sistema de Integración Centroamérica, para constituirnos “como Región de Paz, Libertad, Democracia y Desarrollo”. Únicamente durante dos periodos en nuestra nación ha prevalecido relativamente la paz y los gobiernos han sido relevados consecutivamente en el marco de la norma constitucional como ocurrió entre 1858 y 1890 con ocho presidentes conservadores y como está ocurriendo actualmente después de la Revolución Popular Sandinista, desde 1987 a la fecha en donde nos encontramos en el quinto periodo presidencial consecutivo de conformidad con la Constitución. Contribuyamos todos a reducir la confrontación política que como un mal endémico frecuentemente nos acecha. Ese proceso de estabilidad y renovación, a pesar de sus imperfecciones, contribuye al estado nacional, genera las bases político-institucionales para superar los profundos padecimientos socioeconómicos que aquejan a los nicaragüenses.

 

Es este el otro componente que genera inseguridad en las personas: la carencia de empleo, el limitado acceso a la educación, la salud, la vivienda, los servicios básicos, las insuficientes oportunidades de las personas, particularmente los jóvenes a la diversión sana y al desarrollo integral; el seguro social solamente cubre a 1 de cada 4 nicaragüenses, ¿Qué pueden esperar las personas de la tercera edad que están fuera de la protección de la seguridad social? Parte de ello es la desigualdad en sus múltiples expresiones, desde la educación y la información hasta el ingreso y la propiedad.   Cuando las personas no tienen satisfechas sus necesidades básicas ¿pueden sentirse seguras o sentirán miedo, incertidumbre, temor a los riesgos y al desamparo en el cual sobreviven? Las carencias socioeconómicas y la desigualdad se manifiestan en las dificultades de participar y ser consultado en las decisiones públicas que le atañen, en el acceso efectivo a la seguridad y la justicia. Los nicaragüenses marginados en sus condiciones socioeconómicas, perciben más inseguridad global, sus condiciones de vida son deterioradas, sus derechos fundamentales menos garantizados. A medida que se reducen esas iniquidades y se facilita el acceso de la población a sus derechos, mejora la seguridad de las personas.

 

El tercero, sobre el cual frecuentemente hemos comentado, y en el que se suscribe la definición restringida del concepto de “inseguridad ciudadana”, se refiere al riesgo por la violencia criminal. En Nicaragua, durante la última década, no solo hay mas hechos delictivos, sino mayor percepción de inseguridad y desconfianza en las instituciones, todo ello es inseparable. Aumenta la amenaza de la delincuencia organizada transnacional desde nuestra posición geográfica entre la oferta y la demanda del narcotráfico como ruta de tránsito, pero también es mayor el consumo de drogas y la delincuencia local, la tasa de denuncias por delito entre 2003 y 2007 se incrementó en 26%, las tasas de homicidio, lesiones, robo, violación y violencia intrafamiliar son crecientes.

 

Los componentes enumerados, aunque tienen una definición conceptual distinta, en la realidad humana y el comportamiento social se juntan y manifiestan inseparables a la naturaleza individual y colectiva. Es obligación del Estado y la sociedad encontrar cauces de solución pacífica. La gobernabilidad y la convivencia son condición necesaria para el desarrollo sostenible, todo ello es posible si se fortalece la tolerancia a nuestras diferencias, se promueve el diálogo a partir de espacios públicos incluyentes y la gestión estatal es transparente, siendo el ciudadano(a), un sujeto activo y no pasivo que pueda ser utilizado por el poder político, económico e institucional para fines ajenos al interés común.

 

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FRANCISCO JAVIER BAUTISTA LARA
Managua, Nicaragua

Comparto referencias de mis libros y escritos diversos sobre seguridad, policía, literatura, asuntos sociales y económicos, como contribución a la sociedad. La primera versión de esta web fue obsequio de mi querido hijo Juan José Bautista De León en 2006. Él se anticipó a mí y partió el 1 de enero de 2016. Trataré de conservar con amor, y en su memoria, este espacio, porque fue parte de su dedicación profesional y muestra de afecto. Le agradezco su interés y apoyo en ayudarme a compartir.

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