CONTANDO DESDE LO INTERIOR Y COTIDIANO
Personajes

CONTANDO DESDE LO INTERIOR Y COTIDIANO

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January 12, 2009

Mario Urtecho Olivares (Diriamba, 1954) es un narrador de historias cotidianas que todos saben y sobre las que muchos cuentan, que han sido vividas y oídas, “Vivir para contarla”, escribió Gabriel García Márquez, y Pablo Neruda afirmó: “Confieso que he vivido”. Ahora, cuando escribe, se percata que, contándolas, son como “Voces en la Distancia” (octubre, 2002), que no se van nunca y buscan desesperadamente tomar cuerpo entre las páginas, no necesariamente porque así fueron, sino porque así se recuerdan que en todo caso es lo que importa: “y que los sueños prometidos / estaban aquí, / en nosotros, / a la distancia de un beso…” Entonces, me pregunto, ¿porqué buscamos tanto y tan lejos, si todo está tan cerca, tan próximo, en nosotros mismos?, el poeta, que tiene sus manías, “porque la vida, como decía el siquiatra, sería muy aburrida con sólo una personalidad”; escribe: “y encontremos verdades / que siempre han existido / al alcance del asombro…”

 

Van quedando sobre uno las huellas del pasado, los otros y otras van marcando sobre sus señas, los acontecimientos nos cercan con sus azares y encrucijadas, somos esas señas que como cicatrices nos son particulares, desde la tradición, la costumbre y la nostalgia de su pueblo y de su gente pintoresca, de los relatos autobiográficos y testimoniales que recoge en “¡Los de Diriamba!” (2007), en una prosa profana que dice lo que quiere, con los nombres emblemáticos de los que es suficiente mencionar apodos para identificar sus referencias y vínculos, por los idos y los que todavía están por allí, haciendo y deshaciendo, en donde las cosas van “corriendo de boca en boca, de calle en calle”. Hay asuntos que piden con urgencia salir, una catarsis por la orfandad de amigos, que se fueron sin avisarte y su recuerdo llega en las horas de desvelo, con sus rostros alegres o tristes, soñaba con los muertos, hasta que un día o en una de esas noches interminables, decidió sacarlos.

 

El pequeño caserío pasó a ser Villa, en 1883, durante el gobierno conservador de Adán Cárdenas, y el 10 de octubre de 1894, fue erigida Ciudad, con el gobierno liberal de José Santos Zelaya. Es un anecdotario de gente, común con sus omisiones necesarias e involuntarias, de Diriangén el cacique, de los ancestros, del fútbol y los futbolistas, de la torre y su reloj (1934), que ellos, en su ilusión pueblerina, igualan orgullosos a la Torre Eiffel, en París, de las añoranzas que se van para no volver jamás. El telégrafo, que no se usa más, los pórticos y las viejas caseronas se derrumban, del Pedagógico quedan escasas ruinas, el Teatro González ya ni asoma su esplendor de antaño, el Majestic dejó de ser lo que era, el Santa Cecilia se consumió con avidez hasta la última gota, la niñez y la juventud, que casi sin darnos cuenta se esfumó y pasó al recuerdo reconfortante de lo vivido. La ciudad de hoy es distinta a la de antes. Mario reconoce que “El tiempo trajo las urgencias de la pasión,” y que “A veces los silencios se prolongan / en varios pedazos de uno solo”. San Sebastián sigue rondando las calles en enero entre enramadas y caramancheles, entre el picadillo, el toro guaco y la publicidad adsorbente de las casas comerciales que lo compran y venden todo.

 

CONTANDO DESDE LO INTERIOR Y COTIDIANOMaestro de la Normal de Jinotepe por las circunstancias, en donde, por curiosidad, para ver una competencia de ajedrez, entró a la biblioteca y esculcando encontró “Viaje al Centro de la Tierra” (1864), de Julio Verne, despertando la inquietud insaciable por la lectura. Licenciado en Administración de Empresas, especialista en administración de organismos no gubernamentales, diplomado en Desarrollo Histórico y Cultural de Nicaragua, estudioso del Güegüense, capacitador sindical, y ahora, además, editor, oficio último lleno de tentaciones, pues, como Raimundo Silva, corrector de pruebas de una editorial, personaje de“Historia del cerco de Lisboa” (Saramago, novela 1989), decidirá un día, sustituir un SI por un NO y cambiar la historia, escribir la propia y no la ajena.

 

 

Dos libros inéditos de relatos esperan con premura, inquietos muy pronto por ver la luz, en ellos habrá, como diría Italo Calvino (1923 – 1985), brevedad y precisión, eliminando las palabras inútiles que no dicen nada y están demás, por eso, atrevidamente dice llamará a una de ellas, “Textículos”, por lo pequeño y condensado de los textos.

 

Vivió y sigue viviendo sus pasiones, de esas capaces de cualquier cosa, hasta retar a la Guardia y botar a Somoza, de tirar bombas y caer preso, de construir utopías, creer en la reforma agraria, de escribir poemas, de ganarle la batalla al tiempo, sabiendo que el tiempo tiene su propio ritmo y que no se interesa en lo mas mínimo por el nuestro, de publicar libros, de ganar dos veces, durante la década del ochenta (81, 82), el Certamen de Poesía Leonel Rugama… Dijo, como muchos, en este nuestro país de poetas y rebeldes, el mismo grito de siempre: ¡Que se rinda tu madre!…  Son cosas que pasan y no debemos dejar pasar, “es porque han olvidado su razón de ser, / han perdido su memoria histórica, / y ya no quieren ser lo que fueron / o han renunciado a lo que pueden ser.  Mario escribe despojado de las formas por necesidad porque sueña que un día…

 

 

 

 

PARA CONTRAPORTADA DE LA SEGUNDA EDICIÓN “¡Los de Diriamba!”

 

Mario es un narrador de historias cotidianas que todos saben y cuentan, que han sido vividas y oídas. Cuando escribe se percata que, contándolas, son “Voces en la distancia”, que no se van y buscan desesperadamente cuerpo entre las páginas, no necesariamente porque así fueron, sino porque así se recuerdan. Quedan las huellas del pasado, los acontecimientos nos cercan con sus encrucijadas, desde la costumbre y la nostalgia de su pueblo y su gente, de los relatos autobiográficos y testimoniales en “¡Los de Diriamba!”, en una prosa profana que dice lo que quiere, con sus nombres y apodos, por los idos y los que todavía están por allí, haciendo y deshaciendo, en donde las cosas van “corriendo de boca en boca, de calle en calle”. Es un anecdotario de gente común con sus omisiones necesarias e involuntarias, de ancestros, futbolistas, de la torre y su reloj, de las añoranzas que se van para no volver jamás.

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FRANCISCO JAVIER BAUTISTA LARA
Managua, Nicaragua

Comparto referencias de mis libros y escritos diversos sobre seguridad, policía, literatura, asuntos sociales y económicos, como contribución a la sociedad. La primera versión de esta web fue obsequio de mi querido hijo Juan José Bautista De León en 2006. Él se anticipó a mí y partió el 1 de enero de 2016. Trataré de conservar con amor, y en su memoria, este espacio, porque fue parte de su dedicación profesional y muestra de afecto. Le agradezco su interés y apoyo en ayudarme a compartir.

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