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COSTA RICA, DESCONFIANZA E INSEGURIDAD

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August 11, 2009

Inseguridad y violencia criminal son males crecientes de nuestros tiempos. Ninguna sociedad está exenta de sus manifestaciones. Algunas han llegado a extremos críticos y otras presentan, como los vecinos Nicaragua y Costa Rica, tendencias crecientes. En el hermano país del sur viven cuatrocientos cincuenta mil nicaragüenses (por su alta visibilidad en la sociedad tica se lleva a afirmar de la presencia de un millón), muchos en condiciones migratorias “irregulares”; representan el 9% de la población de Costa Rica y el 70% de la inmigración de nicas en el extranjero. Ellos(as) padecen, además de los problemas de exclusión, desarraigo y la búsqueda de opciones fuera de su país, los problemas sociales, de inseguridad y económicos del país de destino. A pesar que las condiciones de empleo, desarrollo humano e institucionales de la nación vecina son mejores que las de Nicaragua (por eso nuestros compatriotas se refugian allí), las cifras de la violencia criminal son similares, siendo menores las de Costa Rica pues  presenta mayor capacidad para contrarrestar el creciente fenómeno delictivo y de inseguridad que se desarrolla en la región por factores internos y externos, por la delincuencia local, nacional y transnacional, por la corrupción pública y privada. En nuestro país la organización y movilización social continúa siendo una ventaja que puede tener un gran potencial preventivo.

 

Los habitantes en Costa Rica perciben con insistencia el deterioro de la seguridad ciudadana; debido a la media general de educación, al mayor acceso a la información, son más exigentes con la problemática que enfrentan, se sorprenden por la manera en que ha variado dramáticamente su seguridad, observan con preocupación la incapacidad de la seguridad pública y la justicia penal, demandan respuestas; aumenta el desencanto hacia sus instituciones.  Si tuviéramos que resumir en una frase, relacionándonos a la SEGURIDAD CIUDADANA en Costa Rica, su problema principal se centra en “la pérdida de confianza y credibilidad en las instituciones de la seguridad y la justicia penal” a pesar que las tasas delictivas no son extremas y que continúan siendo las más bajas del Istmo, la percepción de desconfianza es una de las más deterioradas de Centroamérica. ¿A qué se debe que la brecha entre hechos delictivos y percepción de inseguridad en este país es una de las mayores de la región? Algunos lo atribuyen al manejo indiscriminado y amarillista de la noticia en los medios de comunicación social, a los casos de corrupción pública en las altas esferas gubernamentales (entre ellos dos ex presidentes), al manejo inadecuado de la delincuencia y la corrupción por parte de las entidades estatales, así como al incremento de la desconfianza interpersonal y social que afecta la convivencia. Opiniones xenofóbicas atribuyen a la inmigración extranjera, particularmente de nicaragüense, el incremento de la violencia, aunque diversos estudios demuestran que no existen evidencias para tal afirmación. La inmensa mayoría de los nicas son personas honradas, generosas y trabajadoras, ocupadas en las labores simples y útiles a la economía y vida familiar costarricense. En el país se ha incrementado la pobreza durante la última década, la presencia del crimen organizado es creciente, los flujos financieros se incrementan sin que todos tengan suficiente explicación transparente, debiendo afirmarse que el aumento de depósitos en la banca tiene explicaciones “extraeconómicas”. Fenómeno similar se manifiesta en Nicaragua en magnitud tres veces menor porque nuestra economía es tres veces menor que la de Costa Rica.

 

La comparación de las tasas de homicidios x 100 mil habitantes en ambos países tiene tendencia similar. El promedio costarricense es de 7.6; entre 1999 y 2002 fue de 6, presentó un salto significativo en el 2008 pasando por primera vez en su historia la barrera de 10 a partir de la cual se considera, según la Organización Mundial de la Salud, un mal endémico. Nicaragua se mantuvo temporalmente en esa barrera entre 2000 y 2002, el promedio durante el período 1999 – 2009 se estima en 12, sin embargo, a partir de 2005, se ha incrementado ligeramente en un punto. Ambos países están debajo del promedio latinoamericano (20) pero encima de la media mundial (7).

 

Homicidio x 100 mil hab.  Nicaragua – Costa Rica

1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
Costa Rica 6 6 6 6 7 7 7 8 8 11 12
Nicaragua 12 10 10 10 12 12 13 13 13 13 14

 

Fuentes: Nicaragua: 1999-2008 Anuarios Estadísticos Policía; Costa Rica: Poder Judicial, Estadística, 1999 – 2008; Datos del 2009, proyecciones de FJBL.

 

El incremento de los delitos violentos y peligrosos como el homicidio (sicariato o “pasada de cuenta”), el secuestro extorsivo y el robo con violencia (o robo agravado) se atribuye en parte a la presencia del crimen organizado nacional y transnacional (principalmente narcotráfico, trata de personas, lavado de activos, tráfico de personas y de armas) al mayor consumo de drogas y las demandas insatisfechas de la población.

 

El 22 de julio recién pasado el presidente Arias sancionó una nueva ley que tiene como fin “favorecer la coordinación de los poderes estatales y las instituciones públicas para luchar contra la delincuencia organizada”. Tipifica al “crimen organizado como delito”, aumenta la capacidad de respuesta e intervención del Ministerio Público, prevé el levantamiento del secreto bancario de los imputados por estos delitos. Los(as) costarricenses perciben mayor riesgo a ser víctimas de un delito, tienen más miedo por la amenaza de la violencia criminal, desconfían más de la policía y del sistema penal, el gasto en seguridad privada y las medidas de protección personal se incrementa. La presión social por la inseguridad crece y el gobierno ha comenzado a atender con mayor interés estas preocupaciones. Se corre el riesgo de caer en medidas policiacas y penales descuidando el problema social en cuya raíz se encuentran las causas de la violencia criminal.

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FRANCISCO JAVIER BAUTISTA LARA
Managua, Nicaragua

Comparto referencias de mis libros y escritos diversos sobre seguridad, policía, literatura, asuntos sociales y económicos, como contribución a la sociedad. La primera versión de esta web fue obsequio de mi querido hijo Juan José Bautista De León en 2006. Él se anticipó a mí y partió el 1 de enero de 2016. Trataré de conservar con amor, y en su memoria, este espacio, porque fue parte de su dedicación profesional y muestra de afecto. Le agradezco su interés y apoyo en ayudarme a compartir.

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