Durante los últimos tres años han perdido la vida semanalmente once (11) personas por accidentes de tránsito y quince (15) por homicidios, lo que suma un total de veintiséis (26) pérdidas humanas, pasando un mil trescientas (1,300) cada año. Durante la Semana Santa mueren por estas causas (sin contar los ahogados), casi el doble de personas. La gran movilización y concentración humana y de vehículos en las carreteras y balnearios del país, sumado al estrés social con sus crecientes complicaciones, a las condiciones de la vía, a la falta de precaución y responsabilidad de los conductores, han sido las causas de los accidentes que dejan dolor en muchas familias.

Durante los últimos cinco años fallecieron por accidentes de tránsito un promedio de 536 personas.  Las muertes por esta causa pasaron de 8.5 x 100 mil habitantes en el 2006, a 9.8 en el 2010. Las tasas de fallecidos y lesionados observaron leve descenso en el 2010 con respecto al año precedente. Las víctimas fatales por accidentes son la segunda causa de muerte provocada después de la de homicidio que ha observado un crecimiento más rápido llegando el pasado año a 14.2 x 100 mil habitantes (826 fallecidos).

La cantidad y gravedad de los accidentes de tránsito está relacionada a tres factores:

1) Los conductores: cantidad, nivel de educación vial, responsabilidad y respeto a la legislación del tránsito terrestre.

2) El parque automotor: cantidad y estado.

3) Las vías: sus condiciones, mantenimiento y señalización.

Ocurre necesariamente en una calle, carretera o parqueo en donde personas (peatones, pasajeros y conductores) circulan o conducen vehículos automotores. El incremento de la población y de la cantidad de vehículos en el país, tienden a aumentar la frecuencia y gravedad de los accidentes de tránsito, no sólo en cuanto al daño material, sino, principalmente por las lesiones y pérdidas humanas.

Los accidentes se han incrementado entre 2006 y 2010 en 33% al pasar de 17 mil a 23 mil casos reportados. Los problemas del tráfico vehicular son junto a los de contaminación ambiental, hacinamiento urbano y el manejo de la basura, los males que aquejan a las grandes ciudades y a aquellas que como la nuestra, crecen desordenadamente ante la insuficiente planificación urbana, regulación institucional, desigualdad, pobreza, déficit de educación y responsabilidad cívica y otros desajustes sociales. El estrés social es creciente ante la agitada y congestionada vida cotidiana y los conflictos que enfrentan las personas en su interacción con otros, con las instituciones, el poder y el medio ambiente.

Entre 2006 – 2009 la cantidad de conductores con licencia autorizada (algunos no conducen vehículo, aunque tengan licencia; otros lo hacen sin tenerla) se ha incrementado en 2.1 veces pasando de 282 mil a 603 mil. Sin embargo, la cantidad de accidentes de tránsito reportados (cifra oscura alta en hechos sin daño a personas) se ha incrementado entre 2006 y 2009 en 29%. En general no se observa relación directa significativa entre el incremento del número de conductores y los accidentes de tránsito.

Entre 2006 – 2010 la cantidad de vehículos de diverso tipo se incrementó en 24% pasando de 351 mil a 435 mil. La tendencia de aumento del número de vehículos autorizados (algunos en mal estado o no circulando) es similar al incremento del número de accidentes de tránsito. Existe aparentemente una relación más directa y proporcional entre el incremento de los accidentes de tránsito y el parque automotor registrado. ¿Por qué el incremento del parque automotor puede estar más relacionado con el aumento de los accidentes de tránsito? Hay varias razones a considerar:

• Al aumentar la cantidad de vehículos en circulación sin que se mejoren o amplíen al mismo ritmo las condiciones de la infraestructura vial, genera congestionamiento y accidentes.

 

• Cuando el parque automotor que se incrementa no es con vehículos nuevos sino usados y no necesariamente en buen estado, además de contaminar el ambiental, aumenta la frecuencia de accidentes de tránsito.

 

• Mayor cantidad de vehículos en circulación demanda mas conductores, si el proceso de otorgar la licencia no es riguroso, la educación vial de los nuevos conductores, el control y reeducación de los viejos no es eficiente, es posible que también se convierta en un factor de mayor accidentalidad.

 

• Si la regulación y el control vehicular en la vía pública es insuficiente, es posible que se relaje la responsabilidad de los conductores, no solo en la precaución y manejo defensivo, sino también en el descuido de las condiciones del vehículo que conduce.

 

• La situación socioeconómica del país, el nivel de desempleo, conllevan a que el mantenimiento de los vehículos no sea suficiente ni oportuno, que se circule con llantas gastadas (o de segunda mano) y que algunos tipos de vehículos se usen sobrecargados de pasajeros (buses, microbuses y camiones de transporte colectivo); las camionetas pick up suelen llevar pasajeros hacinados en la tina con el consecuente riesgo.

El licor, la velocidad, la no atención a las señales viales y en ocasiones el uso de drogas, provocan los mayores daños. La efectividad real preventiva no es suficiente con el amplio despliegue policial de seguridad pública y regulación del tránsito que realiza la Policía Nacional y que le trae mucha simpatía por la visibilidad de sus acciones, el gran esfuerzo y la interrelación con la gente. La verdadera y sostenible prevención de los accidentes y principalmente sus consecuencias graves comienza con la aplicación rigurosa de los requisitos para otorgar licencia de conducir, los cursos de educación vial que requieren conductores e infractores, los criterios para el registro de vehículos y la aplicación cotidiana de las regulaciones y sanciones que la Ley de Tránsito (Ley 431), lo que contribuye a generar paulatinamente una cultura de obligación, orden y respeto.

 

 

Tasas de accidentes con respecto a vehículos, licencias y población