“PELIGRO DE LOS “POLICIAS ACOSTADOS”
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“PELIGRO DE LOS “POLICIAS ACOSTADOS”

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January 17, 2012

Hace diez años, especialistas de ingeniería vial de España, plantearon a la Policía Nacional algunas recomendaciones sobre la señalización preventiva horizontal y vertical y en general acerca de la seguridad del tránsito en Nicaragua. Una de ellas fue eliminar, como “retenedores de velocidad” los mal llamados “policías acostados” porque son técnicamente peligrosos; generan inconvenientes que podrían desencadenar, al contrario de prevenir, más accidentes, daños y víctimas.

Se sugería utilizar, según práctica en la mayoría de países del mundo, como “retenedores de velocidad” en calles y carreteras, otro mecanismo que consiste en “pequeños tumultos” extendidos en el tramo de vía seleccionado a partir del análisis de riesgo de la accidentalidad, comenzando con separaciones de dos metros entre uno y otro, de mas o menos una pulgada de alto y que a medida que avanzan hacia el área de alerta y prevención, son mas frecuentes, pareciéndose a las ranuras de los lavanderos usados para restregar ropa.

“PELIGRO DE LOS “POLICIAS ACOSTADOS”Otra observación aceptada en aquel entonces, aunque, según las evidencias en las vías de las ciudades y carreteras no han sido asumidas, es que, esos obstáculos inapropiadamente llamados “policías acostados” se levantaban en cualquier lugar, a iniciativa muchas veces de los vecinos, quizás con justa preocupación pero sin valoración vial efectiva, ni autorización de la municipalidad o la Policía, en algunos casos realizados por las empresas constructoras o las autoridades gubernamentales respectivas, sin marcarlos con pintura reflexiva como mínimamente es necesario (tal vez se pintan una vez, se gastan y nadie se acuerda después), rara vez señalados anticipadamente en la vía, de tal forma que se convierten en una “trampa” que aparece repentinamente, confundida con el gris del pavimento, agudizando el peligro en la noche y en vez de solucionar un problema, lo agrava. Las intensiones no son suficientes, se requieren métodos técnicos apropiados para la seguridad vial.

El uso de retenedores de velocidad, particularmente los que popularmente se llaman “policías acostados”, no aparecen indicados en la Ley 431, “Ley para el Régimen de Circulación Vehicular e Infracción de Tránsito” (enero 2003), ni en el “Manual del conductor” de  la Dirección de Seguridad de Tránsito Nacional  de la Policía Nacional.

El parque automotor entre 1998 y 2011 se incrementó 2.6 veces, pasando de 170 mil a casi 450 mil. El incremento de vehículos circulando en las calles de las ciudades y carreteras del país se interpreta –quizás erróneamente- como indicador de crecimiento económico, pero es también, desafortunadamente, un problema creciente que asfixia a los núcleos urbanos, congestiona las vías, aumenta la contaminación ambiental y el ruido, incrementa el riesgo de daños y víctimas. Puede representar desorden, irrespeto y peligro creciente. Junto a las ventajas siempre van inseparables las desventajas, nada tiene un solo rostro. Se requiere, desde la obligación ineludible de regulación de parte de las entidades estatales (centrales y municipales), y sin obviar la responsabilidad social y personal, prudencia, equilibrio, control y previsión oportuna para reducir sus consecuencias desafortunadas ¿Cómo reducir el riesgo de la inseguridad del tránsito por la circulación vehicular creciente? Es necesario, en primer lugar información y educación en conductores y peatones, promover una cultura de responsabilidad individual y colectiva, respeto a la vida y al derecho ajeno, también es fundamental una normativa completa y efectiva, que las autoridades encargadas sean capaces de exigir y cumplir, condiciones mínimas adecuadas en las vías y necesariamente una señalización apropiada que no  omita, ni invente e improvise señales, que use las que, según diversos análisis técnicos y experiencias, son pertinentes.

“PELIGRO DE LOS “POLICIAS ACOSTADOS”Es peligrosa la proliferación de “retenedores de velocidad” en forma de grandes tumultos, algunos desproporcionados, que aparecen de repente sobre las vías. Ello se agrava al no ubicarlos adecuadamente, ni pintarlos ni anunciarlos con anticipación. El propósito de estos obstáculos es obligar al conductor a reducir la velocidad, principalmente porque sobre ese tramo vial transitan muchos peatones (escuelas, centros de comercio, cruces, casas de habitación, etc.), pero debe ser una reducción paulatina y no repentina, por lo que señalizarlo y avisarlo con tiempo es lo pertinente y preventivo. En muchos casos, a menos que uno pase con frecuencia por esa ruta y conozca dónde están las señales (hasta los baches uno se aprende), en caso contrario, ante la falta de aviso y rotulación, arriesga la estabilidad del vehículo perjudicando en consecuencia a pasajeros y peatones. ¿Por qué las autoridades policiales, municipales y encargadas de la supervisión y construcción de carreteras no los sustituyen, donde sea necesario, por otros medios físicos técnicamente aconsejados? ¿Será por ignorancia, olvido, descuido, indiferencia, comodidad o costumbre?

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FRANCISCO JAVIER BAUTISTA LARA
Managua, Nicaragua

Comparto referencias de mis libros y escritos diversos sobre seguridad, policía, literatura, asuntos sociales y económicos, como contribución a la sociedad. La primera versión de esta web fue obsequio de mi querido hijo Juan José Bautista De León en 2006. Él se anticipó a mí y partió el 1 de enero de 2016. Trataré de conservar con amor, y en su memoria, este espacio, porque fue parte de su dedicación profesional y muestra de afecto. Le agradezco su interés y apoyo en ayudarme a compartir.

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