PELIGROSOS FANTASMAS DE UN EXPRESIDENTE
“La mayoría de quienes hacen afirmaciones falsas o medias verdades, creen decir la verdad o, al menos, se van convenciendo mientras hablan”. Erich Fromm, Del saber al ser (1976).
El viernes 20 de abril de 2005 el expresidente Enrique Bolaños ordenó mi destitución como Subdirector General de la Policía Nacional de Nicaragua violando lo establecido por la Ley 228, pasando por encima de las facultades constitucionales, afectando mis derechos humanos y sin haber causas justificables para tan arbitraria decisión.
Los fantasmas y miedos rondan a las personas, algunos logran superarlos, otros conviven con ellos y los acrecientan, cuando los individuos tienen poder las consecuencias de sus actos y decisiones motivadas por esos temores imaginados o reales pero exagerados, tienen graves efectos sobre otros. Los tormentos interiores, imaginados o influenciados, derivados de la incapacidad personal, la ignorancia, la cenitud, el autoritarismo o cualquier otro padecimiento patológico, dañan a otros. Entre mayor poder se tiene, mas peligrosos son los fantasmas personales, es pesada y dañina la mano que golpea la mesa, señala con el dedo y atropella, incluso a veces sin ser consciente de ello o regocijándose con el daño que causa su poder, no identificando la culpa que irremediablemente cargan ante la perdida de su sensibilidad humana ahogada en medio de sus turbulencias interiores.
Ese fue el caso del casi olvidado expresidente de Nicaragua (2001-2006), el señor Enrique Bolaños Geyer, quien, construyo a partir de supuestos surgidos de su propia imaginación y de la influencia perniciosa de alguno de sus allegados, una presunta amenaza que representaba desde mi posición de Subdirector General de la Policía Nacional de Nicaragua por ser cuñado de el en ese entonces Alcalde de Managua, el ingeniero Dionisio Marenco. Fui nombrado por el periodo de cinco años 2001 – 2006 de conformidad con lo mandado por la ley, no por los favores concedidos por nadie sino por los méritos profesionales acumulados en el ejercicio de mi carrera iniciada en 1979 con la fundación de esta institución.
El último acto oficial como Director General de la Policía Nacional en funciones, ante la ausencia del Director General nombrado, fue visitar el lunes 11 de abril la Nunciatura Apostólica en la carretera Sur para firmar el libro de condolencias por el reciente fallecimiento del carismático Papa, hoy beato Juan Pablo II (2/4/2005).
En esos días, particularmente el miércoles 13 de abril, las noticias transmitían las imágenes en ocasión del día de la dignidad en Venezuela por el fallido golpe de Estado contra el presidente constitucional Hugo Chávez promovido por la derecha recalcitrante y un grupo de militares que secuestró por dos días al líder revolucionario.
El viernes 15 de abril, desde las 7 am. Realicé el último trabajo interno al dirigir una asamblea con el personal operativo y administrativo del Distrito 6 de la Policía de Managua (La Subasta) en donde conversamos sobre los servicios policiales y las limitaciones para su cumplimiento efectivo. Compartimos sus limitaciones, preocupaciones y resultados para identificar ámbitos en donde gestionar cooperación externa. Estando allí recibí la llamada comunicandome que el Ministro de Gobernación Julio Vega me citaba en su oficina a las 2 de la tarde.