Quienes nacimos antes de 1979, tenemos que reconocerlo, somos personas que iniciamos viviendo y aprendiendo en el esquema del siglo pasado, y no es solo un asunto cronológico, sino principalmente de la manera de pensar y hacer, de interpretar y analizar las cosas y ver nuestra existencia y el mundo, los oficios, ocupaciones y las cuestiones que abordamos han cambiado y siguen cambiando. Quienes hoy tenemos más de 35 años y hemos dejado la juventud cronológica, aunque podemos tener mucha juventud acumulada de espíritu, cursaron su escuela primaria y secundaria en un contexto distinto al que hoy existe. Durante las últimas tres décadas todo ha dado saltos tecnológicos acelerados no hay casi ningún ámbito que se escape a esas transformaciones, las distancias se acortan, el conocimiento se ha diversificado, las comunicaciones se han dinamizado aunque lamentablemente las relaciones humanas peligran con “mecanizarse” o mejor dicho “digitalizarse”, el acceso a la información es diverso y contribuye a una visión inmediata y distinta de los acontecimientos.

Quienes pasamos los cincuenta años y venimos de la década del sesenta, somos evidentemente personas provenientes de una época tecnológica, cultural, política y social muy distinto a la actual, a pesar de los esfuerzos que hicimos y continuamos haciendo para adaptarnos, hemos tenido un shock ante la realidad contemporánea, tenemos dificultades para comprender y adecuarnos a las realidades distintas en las que tenemos que vivir, interactuar y trabajar. Aquellos de décadas anteriores mayoritariamente sufren más los efectos de los cambios, recienten un pasado que se fue, muchos se han quedado sin oficio y ocupación porque lo que aprendieron ya no se usa, no sirve, y no lograron adaptarse a las nuevas prácticas, necesidades, oficios y ocupaciones. Sufren con mayor impacto las consecuencias del pasado que irremediablemente se fue. Otros identificamos las condiciones facilitadoras del desarrollo actual que en medio de las crisis contemporáneas que se acumulan en todas las esferas, tenemos la oportunidad de adaptarnos y existir en el tiempo que nos ha tocado vivir.

Lo que aprendimos cambia tan rápido que ni nos damos cuenta, muchas de esas cosas ya no se usa, tenemos que desaprenderlo. Ingenieros, médicos, economistas, administradores, contadores, abogados, maestros,… todos, tenemos que volver a aprender, reciclar el conocimiento porque mucho de lo aprendido ya no es útil. Los métodos de diagnóstico, las patologías, la farmacología, los códigos y las leyes, los programas informáticos, las técnicas de construcción, los métodos de cálculo, los principios contables, casi todo ha cambiado parcial o totalmente.

 

 

Oficios u ocupaciones desaparecidas o en desaparición:

telegrafista

radioaficionado

taquígrafo

radiotécnico

mecanógrafa

secretaria

sastre

zapatero

costurera

 

 

Objetos desaparecidos, en desuso o desapareciendo:

tiza de yeso

máquina de escribir mecánica y eléctrica

teléfono fijo de disco

beeper

¿trenes?

televisión blanco y negro con canales locales

cassette

discos de acetato

tocadiscos

CD

 

 

¿Desaparecerán o serán sustituidos por?

Libros impresos –  libros electrónicos

Diarios impresos – diarios digitales

Correspondencia física – correo electrónico

Archivadores físicos – memorias electrónicas

Líneas telefónicas fijas – líneas móviles

Vigilancia física – seguridad electrónica

Lapiceros y cuadernos – escritura digital

Juegos físicos – juegos electrónicos

Televisor – computadora

Comida fresca natural – comida enlatada y sintética.

Pulperías – supermercados