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EXCESIVA Y DESORDENADA POSTIFICACIÓN URBANA

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February 13, 2013

La palabra del título, no la busque en el diccionario, no la encontrará, agregue a ella “cableficación” y “antenización”, las tres, de alguna manera derivadas y opuestas a la que conocemos: “arborización”, que significa según el uso del español en Nicaragua: “siembra de árboles con fines de reforestación” (Diccionario de Americanismos, 2010), viene del verbo “arborizar” que el diccionario de la RAE (2001) define: “poblar de árboles un terreno; plantar árboles en determinado paraje para que den sombra o sirvan de adorno”.

 

Busque las palabras “postificación”, “cableficación” y “antenización”, en la ilustración visual de su entorno, desde las afueras de su casa, camine por la calle de su barrio o colonia y fíjese cuando circule por las congestionadas avenidas principales de la ciudad (recomiendo la carretera a Masaya, la Norte o la Sur) y verá con sus ojos lo que significan estos vocablos que comparto. Sus verbos “postificar”, “cableficar” y “antenizar”, representan la acción, similar a “arborizar”, con la diferencia que, en vez de sembrar árboles, se siembran postes, se tienden cables y se erigen antenas, y dado que los árboles llegaron primero, crecen y se reproducen, las “nuevas acciones” obligan a derribarlos o derramarlos.

 

EXCESIVA Y DESORDENADA POSTIFICACIÓN URBANACuando el entorno urbano se llena se “postes” de concreto, madera y aluminio, grandes y pequeños, gruesos y delgados, pequeños, grandes y enormes, entonces lo que usted está viendo es una creciente y desordenada “postificación”, se aglomeran sobre las aceras, a veces restringen el paso de los transeúntes. Observe ahora para qué son los postes. Sobre ellos están los cables de la energía eléctrica de alta tensión y domiciliar, de teléfono, de Internet, de televisión, la publicidad… La proliferación de cables que cruzan las calles, que van a orillas o sobre las aceras, de distinto grosor y apariencia, es lo que llamamos “cableficación”. Las elevadas torres metálicas con sus antenas, pintadas de colores, con luces que parpadean de noche, y sobre la que se cuelgan aparatos de transmisión y recepción de señales diversas, la expansión de antenas que emiten ondas radioeléctricas y radiaciones diversas, elevadas sobre los techos de las casas y generando, adicionalmente, contaminación visual, es lo que llamamos “antenificación”.

 

En las calles se levantan como indeseables “adornos” –no nos acostumbremos a ellos- que no dan “sombra”, los postes, el enredado cableado y las imprudentes antenas. Los postes, los cables y las antenas, los siembran, tienden y erigen, compañías privadas y entidades públicas, nacionales y transnacionales, particulares y personas jurídicas. Cada quien hace lo propio según su necesidad creciente ¿Quién controla, regula y racionaliza? ¿Dónde están? ¿Lo hacen con responsabilidad o descuido? Veamos los excesos y el evidente desorden que afea la vista, daña el medio ambiente y seguramente produce efectos en el ser humano por las radiaciones de las emisiones eléctricas y magnéticas.

EXCESIVA Y DESORDENADA POSTIFICACIÓN URBANA

Muchas ciudades, -como las nuestras-, sufren estos males, dicen son consecuencia indeseable del necesario desarrollo global: electrificación, interconexión y tecnología. ¿Es posible evitarlo? ¿Existen otras opciones?, tal vez subterráneas, no lo sé, los ingenieros y arquitectos urbanistas tienen la palabra; a las autoridades gubernamentales y al sector privado, en lo que les compete, les invito a observar y atender este problema. Si no podemos “evitar” la “postificación”, la “cableficación” y la “antenificación”, sugiero al menos reducirla, para que sea una expansión responsable y ordenada, para un desarrollo sostenible con ciudades limpias y personas sanas.

 

Estas fotos son parte del artículo. Las imágenes ilustran la opinión que comparto:

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FRANCISCO JAVIER BAUTISTA LARA
Managua, Nicaragua

Comparto referencias de mis libros y escritos diversos sobre seguridad, policía, literatura, asuntos sociales y económicos, como contribución a la sociedad. La primera versión de esta web fue obsequio de mi querido hijo Juan José Bautista De León en 2006. Él se anticipó a mí y partió el 1 de enero de 2016. Trataré de conservar con amor, y en su memoria, este espacio, porque fue parte de su dedicación profesional y muestra de afecto. Le agradezco su interés y apoyo en ayudarme a compartir.

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