Rescatando la literatura medieval y renacentista española
“La nación que había sido primero autonomista, se hizo después imperialista.
La que antes quiso que no la dominaran, quiso en seguida dominar”. Santiago Argüello
El estudioso de la vida y obra de Azarías Pallais, el teólogo y escritor José Argüello Lacayo, ha tomado la pertinente iniciativa de seleccionar, del maestro y escritor leonés doctor Santiago Argüello Barreto (1871 – 1940), amigo de Darío, parte de sus lecciones de literatura española que fueron publicadas en Guatemala (1935-1936). “Lecciones de Literatura Española”, bajo la editorial Amerrisque, programa “Para que leamos” (Foro Nicaragüense de Cultura). Ofrece a maestros, estudiantes y lectores, la oportunidad de leer una síntesis de lo mejor de la antigua literatura castellana escrita por Santiago Argüello con brevedad, según J. E. Arellano, con vasto conocimiento y conmovedora intuición. Fue alcalde (León, 1902), diputado (1909) y senador (1918) liberal “cuando el liberalismo representaba el pensamiento crítico de la ilustración y poseía orientación positivista” (Prólogo, J. Argüello, mayo 2013).
Nuestra lengua, el castellano, nació de la mezcla del latín con la que hablaban los “nativos de Castilla la Vieja”, al romance primitivo se impuso el castellano en España y en América por la conquista y la colonización. La influencia arábiga, por los ocho siglos de los moros en la Península, fue, después del latín, la de mayor aporte a nuestro idioma; de ella traemos numerosas voces que se sumaron a las lenguas originarias precolombinas. No obviemos, aunque Santiago Argüello omite, la influencia africana en nuestros genes, en la cultura y el idioma que evoluciona y nos comunica.
Gracias a los maestros(as) de la escuela Salvador Mendieta y del Instituto Pedagógico, las lecturas y autores, que desempolvan estos precisos ensayos, trae útiles recuerdos. Repaso algunos:
El “Cantar del mío Cid”, aventuras de Ruy Díaz de Vivar, héroe popular, “el Cid Campeador de los moriscos romances”, reflejo de la época medieval. Alfonso X El Sabio, el monarca que convirtió la lengua de Castilla en nacional, mandó que las cartas de venta y contratos se celebrasen en castellano, que la Biblia se tradujese al español, se dejó de usar el latín en los instrumentos públicos, aunque “los doctos lo siguieron escribiendo, el pueblo pensaba en castellano”. La poesía juglaresca, popular y anónima, el Mester de Clerecía y Gonzalo Berceo, nombre conocido de la poesía primitiva española, comienza las reglas de la versificación con “la obra de mas aliento”: “Milagros de Nuestra Señora”. Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita, poeta, de quien unos decían era “clérigo libertino y tabernero” y otros “severo moralista y clérigo ejemplar”, autor del “Libro de Buen Amor”. Juan Manuel inicia el relato con su obra “Conde Lucanor” en donde hay retazos de cuentos de oriente y occidente. Los cantares de gesta, forma embrionaria de la cultura poética española, lo “híbrido entre la latinidad y la barbarie”, el romance, “primera forma poética verdaderamente castiza”, “expresión más vivida del alma colectiva de un pueblo y de una época”. El Marqués de Santillana, poeta, castellano de gran caudal, batallador constante. Jorge Manrique, poeta de coplas, político y guerrero.
La Celestina une el Renacimiento y el españolismo, encarnación ideológica y artística de la nueva conciencia, obra maestra de realismo español. Juan Boscán, catalán, se castellanizó “por afecto y por hablar”, al usar en el castellano de la Península hispánica, formas métricas de Italia –precursoras del Renacimiento- por incitación de Garcilaso de la Vega, quien dejó la poesía religiosa e introdujo nuevos brillos a la literatura castellana con espíritu universal.
El Erasmismo español fue Humanismo, conciencia europea. Era España “la más dogmatizada”, “hibridez de miedo y humanismo”. Entre los principales Humanistas de España: Antonio de Nebrija y Juan Luis Vives. El primero, con la Gramática latina, autor de cinco tomos de sus “Introductiones latinae”. El segundo, “salvó los linderos de la lengua para entrar en los del pensamiento”, la filosofía renacentista española tiene como base el criticismo de Vives, “la Razón erigida instrumento único de la Verdad”. Lope de Rueda, “verdadera base y fundamento del tipo escénico en España”, según Cervantes, refiriéndose a las comedias, “fue el primero que en España las sacó de mantillas y las puso en toldo y vistió de gala y apariencia”…
No queda más que agradecer la publicación e invitar a las escuelas para que le den una mirada y a todos, volver al necesario texto que rescata estas precisas lecciones de literatura medieval española, como las “pequeñas lecciones de música” que Salvador Cardenal dictaba en la radio y fueron grandes aprendizajes.