ROBOS Y PREVENCIÓN, PREOCUPACIÓN COMÚN
Los robos en distintas modalidades (rompiendo puertas, saltando muros, abriendo vehículos, aprovechando el descuido, amenazando, con violencia), en casas, negocios, vía pública o en el transporte, son los delitos que más preocupan en Nicaragua y que afortunadamente, pocas veces dañan la integridad física de las personas. El país continúa teniendo favorables resultados en la seguridad ciudadana de la Región. Los vecinos del norte de Centroamérica, tienen preocupación por los homicidios (provocados por pandillas, crimen organizado, violencia comunitaria) y extorsiones (pago de “renta” bajo amenaza por negocios o circulación). Muchos homicidios lamentablemente, llegan a la mayor gravedad, cuando se mata por simple placer de matar, sin motivo.
En nuestro país, las denuncias por robos y hurtos son el 20% de las denuncias totales, los hechos conocidos han disminuido (-9%) en los últimos años; tienen cifra oscura (no denuncia) alta y variable por diversos motivos: poco valor, temor, falta de tiempo, desconfianza, etc.
En Nicaragua, los “ladrones” sustraen principalmente dinero, prendas, celulares, computadoras, carteras, bolsos, mochilas, partes de vehículos, artículos del hogar, para uso y consumo, buscan beneficio material; no pretenden lesionar ni matar a la víctima. Son pocos los casos, principalmente cuando el afectado se resiste, en los que el “ladrón”, por nerviosismo, bajo efectos de alcohol o droga -con los que a veces actúa-, traspasa los límites y provoca consecuencias fatales.
¿Qué medidas particulares pueden prevenir robos en casas y negocios a partir del conocimiento de las características de sus autores y modus operandis frecuentes? El delincuente común que opera en Nicaragua (consuetudinariamente o en ocasión) para robar en casas, negocios y autos, en general no organizado, no pretende encontrar la víctima, la evade, aprovecha lugares solos, personas dormidas o descuidadas, busca oscuridad y silencio. Medidas efectivas, según posibilidad de cada quien, para evitar robos:
- a) Lugares no solos.
- b) No oscuros.
- c) Ante una incursión extraña, activar una alarma sonora o que ladre un perro.
- d) Obstáculos: muros, verjas, cerraduras y cercas eléctricas, sin exagerar en construir una “cárcel privada”.
Cada particular pretende proteger su familia y bienes en casa y negocio, le aconsejamos que para prevenir tenga un perro que ladre y no sea juguetón, si puede instale una alarma electrónica que active la sirena cuando un extraño pretenda incursionar y, complementariamente habilite una lámpara con sensor que se encienda cuando alguien pase. Vea, según lo que protege, lo factible. El “ladrón” nicaragüense huye al ruido de sirenas, al ladrido del perro y a la iluminación, no quiere enfrentarse a las personas. Lo más efectivo sigue siendo la organización comunitaria para la prevención y la convivencia segura.
Quienes se apropian de lo ajeno, con antiguos y modernos estilos, adaptándose a las circunstancias, por necesidad y pobreza, maña o vicio, desde la abundancia y el poder, no son problemas nuevos, es viejo mal el robo, se encuentra en antiquísimas narraciones, libros sagrados y clásicos de literatura. Escribe con humor Miguel de Cervantes en la “Novela de Rinconete y Cortadillo” (“Cuatro novelas ejemplares”,1613):
- “¿Es vuesa merced, por ventura, ladrón?
- Sí –respondió él-, para servir a Dios y a las buenas gentes, aunque no de los muy cursados; que todavía estoy en el año del noviciado.
A lo cual respondió Cortado:
- Cosa nueva es para mí que haya ladrones en el mundo para servir a Dios y a la buena gente.
A lo cual respondió el mozo:
- Señor, yo no me meto en tologías (teologías); lo que sé es que cada uno en su oficio puede alabar a Dios, y más con la orden que tiene dada Monipodio (maestro de ladrones) a todos sus ahijados.
- Sin duda – dijo Rincón-, debe de ser buena y santa, pues hace que los ladrones sirvan a Dios…”
…Monipodio: “…Sé que también anda muy flaco el oficio; pero tras este tiempo vendrá otro y habrá que hacer más de lo que quisiéramos…”
He visto a numerosas personas cercanas y vecinos angustiados por robos sufridos (afortunadamente insignificantes) por los “amigos de lo ajeno”; recomiendo “al mal tiempo buena cara”, denuncien los hechos para cumplir la responsabilidad cívica, ayudar a que la Policía sistematice la información y promueva acciones públicas preventivas. Sin pensar recuperar lo perdido (la mitad son resueltos por la Policía), reduzcamos riesgos siendo precavidos en casa y en la calle, sin pecar de ingenuos ni caer en la paranoia de renunciar a la vida cotidiana.
Vayan ellos con lo que se llevaron y que Dios, a quien también sirven, los acompañe,… diría Cervantes.