Reflexiones

Aprendizajes en treinta minutos de una tarde

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August 9, 2014

A las 5 p.m. de un día reciente, después de una brisa fugaz en este invierto que nos atormenta por su escurridiza presencia, el cielo limpio contrastaba con el tráfico vehicular que congestiona y contaminan Managua, decidí caminar el trecho de la carretera a Masaya que va de la rotonda Rubén Darío (Metrocentro) a la de Santo Domingo (Jean Paul Genie).

Inicié la marcha sobre los andenes -existen en parte de la vía, no en toda*-, mientras a la par, sobre la carretera, circulaba un camión con numerosas personas en el volquete*, detrás y adelante, una larga fila de dos carriles, de autos particulares, taxis, microbuses, camionetas y buses de transporte colectivo, y en consecuencia, el ruido de motores, pitos y silbidos, los gritos de la gente*, el humo de los escapes, el molesto olor a aceite y combustible quemado*… no faltó un “escupitazo” de largo alcance* que, desde la ventanilla de un bus, un pasajero –presumo masculino-, lanzó sobre el andén, a un metro de donde iba; otro incidente fue, desde un microbús alguien tiró una lata de gaseosa* que rebotó en el suelo, salpicó y pasó de lejos… Mientras tanto, en la aglomerada y contaminada vía, numerosos motociclistas se colaban entre los vehículos, adelantaban, subían cunetas y pasaban temerarios*, sin restricciones, los obstáculos del tráfico…

Aprendizajes en treinta minutos de una tardeUbicando al camión mencionado, caminando con paso ligero, me percaté que lo dejaba atrás, pasé la plaza de las Victorias y continué, llegué a la rotonda de la Centroamérica y crucé, donde fue posible -ante la escasa amabilidad de los conductores para ceder pasada a los peatones*-, avancé por el Camino de Oriente, vi al camión aproximarse, finalmente llegué a la rotonda Santo Domingo, la meta propuesta, por donde, dos minuto antes, pasó el camión. El trecho lo recorrí en 30 minutos; en vehículo, a esa hora, es igual el tiempo, dicen quienes utilizan con frecuencia esa vía, que un rato después serán 45 minutos.

Comparto mis conclusiones:

1) peatones, conductores y pasajeros necesitamos aprender mucho cuando circulamos en las vías, existe irrespeto cotidiano – ¿somos conscientes? -, se manifiesta de distintas maneras,

2) durante horas pico es mejor –en algunas vías-, caminar que ir en vehículo, las ventajas son: llegarás primero, harás una “saludable” caminata –a pesar del ruido y el aire sucio-,

3) contribuirás a reducir la contaminación ante tanto combustible y aceite quemado, tanto bullicio tóxico,

4) a pesar de las impertinencias, es posible en Managua caminar con optimismo, tranquilo y seguro.

En varias ciudades nórticas vi con agrado a decenas de hombres y mujeres, elegantemente vestidos, ir y regresar de sus trabajos en bicicletas. ¿Qué hacer para reducir el tráfico y la contaminación urbana creciente? (en algunas horas mayor): estimular a caminar – ¿más andenes?-, usar bicicleta – ¿ciclovías?-,  descongestionar el tráfico en horas picos – ¿horarios escalonados?-. ¿Qué es posible desde la política estatal y municipal, en la ciudad que se expande? En la que, a pesar de todo, percibo en la gente esperanza y confianza en un presente y futuro mejor.

(*Irrespetos cotidianos)

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FRANCISCO JAVIER BAUTISTA LARA
Managua, Nicaragua

Comparto referencias de mis libros y escritos diversos sobre seguridad, policía, literatura, asuntos sociales y económicos, como contribución a la sociedad. La primera versión de esta web fue obsequio de mi querido hijo Juan José Bautista De León en 2006. Él se anticipó a mí y partió el 1 de enero de 2016. Trataré de conservar con amor, y en su memoria, este espacio, porque fue parte de su dedicación profesional y muestra de afecto. Le agradezco su interés y apoyo en ayudarme a compartir.

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