Cruz del Paraíso, 23/8/2017
¿Quién es un referente indiscutible de emprendedor? Es indudable que, desde el concepto que se usa, en la reinterpretación que asumo de su vida y obra, ese personaje es Rubén Darío. Veamos en su actitud las virtudes que no opacaron sus defectos.
Emprender es transformar una idea en realidad, “hacer posible los sueños”. Emprendedor es quien hace “que las cosas sucedan”. El Diccionario de la Lengua Española (2014) define emprender: “Acometer o comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierra dificultad o peligro”, palabra del latín: in “en” y prendere “coger”, puede entenderse como “alcanzar”, “lograr”. No es de uso exclusivo para negocios como se suele referir.
Hace poco, un ex diplomático nicaragüense, ante los libros Último año de Rubén Darío, comentó: “lo peor que ha pasado a Nicaragua es tener a Darío”. Le pregunté por qué. Respondió: “poeta de princesas y cisnes, solo alimenta fantasías, no representa en la historia y actualidad de Nicaragua ningún progreso”. Comenté que su respuesta denota ignorancia sobre el compatriota común. En una conferencia reciente sobre neurofinanzas, al que se sumaron neuromarketing y neuroemprendimiento, previo al evento conversé con el panelista (nicaragüense, con algunos años en el exterior), hablamos de su experiencia, preguntó de mis libros. Me confesó que pensó incluir en su exposición una referencia sobre el poeta modernista; los organizadores sugirieron que la obviara porque “afecta la sensibilidad de la audiencia nacional”. Le pregunté qué era lo que omitió. Expresó: “Darío es personaje anclado en el pasado, carece de importancia presente, no marca rumbo para las generaciones actuales y futuras”. Le solicité cinco minutos y en la brevedad del tiempo (elevator speech: discurso corto, ideas concisas para convencer sobre un asunto), expuse mis argumentos. Escuchó y agradeció. Dijo que había modificado el concepto errado que tenía. Sin duda, lo estudió mal y superficial, según el esquema tradicional y parcial de cómo se ha enseñado, con enfoques distantes a las diversas expectativas de las generaciones actuales que no visualizan su utilidad profesional o personal. ¿Cuáles son los énfasis que sugiero transmitir sobre Darío? Comparto tres:
- Emprendedor e innovador, renovó poesía y prosa española de fines del siglo XIX e inicios del XX; palabras y construcciones del idioma que usamos, -aunque sin percatarnos-, a pesar de la evolución del lenguaje, llevan marca rubendariana. Hizo posible lo que concibió, consciente o instintivo, sacudió el esquema poético y narrativo, percibió la necesidad de cambio, lo visualizó, emprendió y logró: “soy un instrumento del Supremo Destino” (1907). ¡Se convirtió en el primer emprendedor de renombre universal de Centroamérica! ¿Quién, además de él, ha sobresalido en tal magnitud en las ciencias y la literatura para inventar, transformar e imponer su sueño? Francisco Gavidia, quien le dio la pauta del verso alejandrino francés escribió: “Cuando Rubén haya crecido, va a cautivar el mundo. Le aguarda un gran destino que él no conoce. Va a ser en el porvenir un talento completo”.
- “Cisne negro”; la metáfora ilustra la ocurrencia de un suceso de alto impacto que no es posible predecir en esas circunstancias, personaje o suceso que sorprende al observador por inesperado. Nació en adversidad, sin título de bachiller ni universitario, desde un origen de limitada posibilidad y significación universal, trascendió. Impuso su norma literaria a pesar del eurocentrismo dominante, y “la pluma debajo del sombrero”, según Unamuno. No fue fácil. Era improbable, desde las perspectivas de aquel siglo decadente, que un nicaragüense lograra imponerse ante la élite literaria y académica latinoamericana y española.
- Alcanzó su propósito. ¿Tuvo éxito? No fue económico, no logró estabilidad familiar. Melancólico, víctima de sus crisis, sacrificó todo frente al propósito que emprendió temprano. Decidió asumirlo sin desistir, a pesar de distractores y sus fragilidades humanas, pagó los costos. Alcanzó lo que visualizó. ¿Alguien duda de las dificultades que tuvo que enfrentar para remontarse desde Metapa, e imponerse en Buenos Aires y Madrid, en Hispanoamérica? Un siglo después, cuando el tiempo olvidó a la mayoría, este compatriota emprendedor, continúa dando de qué hablar, estés o no de acuerdo, no admite el silencio. Es figura monumental, referente por su actitud para emprender (negocios, ciencia, conocimiento, innovar). Desde la adversidad es posible lograrlo, aquí el ejemplo, aprendamos de la “pedagogía rubendariana”, ruta de éxito y del genio.
Profesionales en distintas disciplinas y personas dedicadas a cualquier ocupación encontrarán en este enfoque, interés y actualidad, más allá de apreciar la belleza literaria de su abundante obra en verso y prosa. Walt Disney escribió: “Si lo sueñas, lo puedes hacer”, eso es: soñar-emprender-persistir-alcanzar, así fue Darío. ¿Cuántos no creyeron? Estaba convencido que era posible, aunque difícil. ¿Tenemos mucho que aprender de él? ¡Claro! ¿Enseñamos y estudiamos esto? Creo que no.