Un acercamiento a la narrativa de Francisco Javier Bautista Lara: Biografía-novela de José Zacarías Guerra en Manantial.
Por: Nydia Palacios Vivas *
The novel is, in its broadest definition a personal impression of life.
(Henry James)
Los géneros son las expresiones estéticas de las necesidades e intereses sentimentales,
intelectuales, religiosas o sociales del hombre.
(Hipólito Taine)
En todo escritor hay un gran pintor, un gran escultor y un gran músico.
(José Martí)
En ocasión de celebrarse los simposios internacionales en honor a Rubén Darío, de los cuales por varios años fui coordinadora académica, tuve la oportunidad de conocer al escritor Francisco Javier Bautista Lara, quien participaba como ponente en esas celebraciones en el mes de enero. Uno de sus tantos trabajos, me impresionó por lo novedoso de su enfoque al considerar al bardo nicaragüense como “cisne negro”. Este término se emplea en economía (Bautista Lara es economista) cuando surge, de súbito, un hecho improbable.
El nacimiento de Darío en nuestro país es considerado como un fenómeno, un verdadero prodigio. Estudioso de Darío publicó en dos volúmenes Último año de Rubén Darío, una obra valiosísima, de acuciosa investigación que ha merecido muchos reconocimientos. Desde esos encuentros darianos lo consideré un prometedor ensayista, apreciación que se acentúo al impartir una conferencia en la Universidad Nacional Autónoma, León, sobre Leonel Rugama en el XVIII Simposio celebrado en enero 2020. Es un escritor prolífico. Entre sus obras publicadas tenemos: Entre autores y personajes (ensayos 2005 y 2007), A 150 años de la batalla de San Jacinto (Historia, 2006), Inconclusos (Relatos de ficción 2008), Huellas del otoño (Poemario 2011), Origen y centenario del instituto Pedagógico (2013), Encuentro (Novela 2013), Buen olor del ejemplo: siervo de Dios Mariano Dubón (2018) y lo más reciente “Ernesto Cardenal, poeta de lo cósmico y lo terrenal”, “Recuerdos del paso de Darío por Olominapa” y “La vida del presbítero José Tomás Ruiz” (ensayos) y una reseña de la novela corta, “El viejo del monte” publicados en su blog.
Hemos cultivado una amistad franca y sincera a través de varios años y he sabido apreciar su modestia, pues nunca me habló de sus diversas obras. Con este bagaje cultural y literario, nos confirma que es un escritor polifacético. Me ha impresionado su novela Manantial (2013), una biografía novelada del filántropo José Zacarías Guerra, quien donó su capital después de su fallecimiento con el objetivo de fundar un hogar para huérfanos abandonados. Así incursiona en el género de la biografía. Emprender una biografía es un verdadero desafío para cualquier escritor por el riesgo de ensalzar o demeritar al personaje objeto de su escritura. Anastasio Lovo, uno de los críticos más destacados de este país dice de Manantial:
La novela esboza con propiedad, acuciosidad y verosimilitud el rico perfil de un carácter humano y logra, además, reconstruir como telón de fondo una Managua de principios del siglo XX con sus más notables y notorios personajes. En Manantial, el autor se nos revela como un novelista imprescindible en el panorama de nuestra actual literatura (Contraportada).
Mi propósito en este acercamiento a Manantial es valorar las estrategias discursivas, los diferentes planos de espacio y tiempo, los recursos estilísticos empleados en la prosa pletórica de música, color y olor que pueblan sus páginas y su impacto en la narrativa nicaragüense. Para nosotros es una novela postmoderna como lo demostraremos más adelante. La novela comienza con la venida de Rubén Darío en 1907, después de quince años de ausencia; fue un acontecimiento apoteósico contemplado por el protagonista José Zacarías Guerra, hombre de mediana edad con una salud frágil, soltero empedernido, sin hijos y con fama de tacaño irredento hasta con él mismo. Su única compañía es una sirvienta y su perro Lobo, especie de confidente con el que conversa. En este nombre se muestra la huella dariana que nos remite al conocido poema “Los motivos el lobo” de Rubén, (el narrador invierte el significado de la maldad del lobo en el poema célebre de Darío) excepto que aquí se trata de un noble animal al cual le habla hasta en lengua francesa: Cest moi quis suis sa a petite / son Anana, son Anana, son Anammite / je suis vive, je suis charmante…
Este solterón, pese a tanta crítica destructiva en su contra, se conmueve hondamente al ver a dos niños abandonados que duermen en un parque. Concibe la idea de adoptarlos como hijos. La faceta del filántropo comienza a perfilarse al pensar en grande en favor de la niñez. Este sueño se convierte en realidad después de morir al dejar toda su fortuna acumulada por años de privacidad, a favor de los niños, “hijos de la calle”.
El primer recurso que observamos es el uso de los intertextos darianos lo cual es considerado una parodia según la terminología de Gerad Genette, quien nos habla de que una sola palabra o letra que se cambia de un texto precedente, se considera una parodia:
Al pensar en libros, volvió instintivamente la vista al lado, el primero que estaba era Azul…, lo jaló, leyó la página que abrió…Huye el año a su término/ como arroyo que pasa. Al abrir Azul…, su libro favorito, lee con tristeza el poema” Autumnal”: en las pálidas tardes / yerran nubes tranquilas en el azul, / en las ardientes manos / se posan las manos pensativas (120). En la página anterior se lee: Tú que estás la barba en la mano / ¿Has dejado pasar, hermano/ meditabundo/ la flor del mundo? (“Poema del otoño”)
y agrega el narrador: “La vida es un arroyo que fluye incesante y de prisa… ¡Qué bella y precisa escribió el poeta!” más adelante agrega: “Nada más triste que un titán que llora” (12). Indudablemente, el yo narrativo se identifica con el sentir del protagonista y con el panida (obsesionado por el paso del tiempo, con la juventud que se fue para no volver) cuando inserta unos versos del autor de su poemario Huellas del otoño:
Hoja suelta del pasado que crece sola / que en abandono encuentra hogar/ nada le distrae ni angustia / eso distinto que ignoro.
Todos estos versos se vinculan estrechamente con la tristeza y soledad que abruma al personaje principal. Cuando hurgamos en el tejido textual, observamos versos de su libro Huellas del otoño que podrían ser reescritura de otros versos, especie de borradores que nos remite al palimpsesto.
Bautista Lara, focaliza en su biografía –novela varios géneros entre los que se entrecruzan una gran variedad de lenguajes que se ensamblan dando paso a diversos tipos de habla en un tiempo (principios del siglo XVII y un espacio, Managua), lo que conocemos como cronotopo, de acuerdo con el crítico ruso Bajtin, Mikhail:
Por cronotopo se entiende una unidad de análisis que permite estudiar los textos de acuerdo con la relación interna y la naturaleza de las categorías de tiempo y espacio que representan (Teoría literaria. Madrid: Cátedra, 1955).
Ahora bien, el novelista hace gala de diferentes géneros como el histórico, la biografía, el diario, el epistolar y el reportaje. Parafraseando a Rosario Ferré la importancia que hoy han cobrado los estudios biográficos parece basarse en que la vida del sujeto estudiado hace más comprensible sus vivencias, sus inquietudes y sus metas. Asimismo, la biografía desde Plutarco se ha considerado como un género histórico, ya que pone de relieve las acciones de grandes personalidades para ejemplos de las generaciones futuras. En Nicaragua la biografía más excelente es la de don Edelberto Torres La dramática vida de Rubén Darío, la de Sergio Ramírez, Mariano Fiallos Gil, biografía y dos de Margarita López Miranda: Una chontaleña en la educación nacional: Biografía de Josefa Toledo de Aguerri y Biografía de Simón Bolívar. No dudamos que la biografía se vincula con la historia, pero ¿qué sucede con personas que no participan en gestas históricas, ni en el arte y la política como José Zacarías Guerra? Afirma el pensador mexicano Alfonso Reyes:
La biografía es un género anómalo relativamente histórico. Algunos llegan a decir que es extra-histórico por excelencia. No exageremos: es extra histórico por definición convencional de la historia. El que quiera virtualmente incorporarlo en la historia, no por eso invalidará las conclusiones a las que aspiramos…género comparado al retrato es arte y también es documento histórico por el giro mental, pero prendido por su asunto a las vidas particulares como literatura (Carlos Rama: La historia y la novela p. 34).
Este es el gran mérito del autor de Manantial, incorporar a un ciudadano de Managua cuya vida sin lujos y criticado por tacaño, fue acumulando toda una gran fortuna con el fin de favorecer a tantos jóvenes desamparados, demostrando una enorme sensibilidad por los desheredados de la fortuna. Desde nuestra perspectiva la biografía de José Zacarías Guerra obedece a un vasto panorama de acontecimientos contados por un narrador que acumula información para reconstruir aspectos claro-oscuro y presentarnos sucesos personales o colectivos por medio de entrevistas, cartas, conversaciones y anécdotas sumamente enriquecidas por un narrador que ansía colocar su propia voz antes de partir a su encuentro definitivo con la muerte.
Por otra parte, en Manantial, encontramos un verdadero collage de géneros, de intertextos, de opiniones y perspectivas de diferentes autores. Afirma Henry Plett:
La última fase en la cual el desarrollo de un texto se logra es cuando está compuesto por citas…así como hay una multiplicación de citas, así también hay una multiplicación de contextos. El resultado estructural de este procedimiento puede ser llamado “collage” (Intertextuality p. 11).
En Manantial, el escritor Bautista Lara nos demuestra ser un novelista consumado cuya lectura es imprescindible dentro de la gran constelación de narradores que cultivan el difícil género de la narrativa. En su discurso narratológico al escribir la biografía del benefactor José Zacarías Guerra, incursiona en el género biográfico, transgrediendo ciertas normas al realizar combinaciones o fusiones de otros discursos como el discurso histórico, en el cual observamos cada detalle de acontecimientos en un amplio periodo de tiempo desde 1907 hasta la revolución de 1979. El pasado realmente existió, pero solo lo conocemos a través de textos y desde este punto de vista pertenece a la literatura. Dice la estudiosa canadiense Linda Hutcheon:
En la literatura postmoderna, la historia se reescribe, se cuestiona: un pasado que solo puede ser reconocido a través de los textos, sean en trozos literarios o históricos (The Politics of Posmoderm Parody, p. 226).
Ahora bien, historiando un poco, el problema del género ha sido discutido ampliamente. Durante la época clásica griega, las formas de los géneros se redujeron a tres: verso, prosa y diálogo (Teatro). La prosa la encontramos en los cantos épicos de Homero La Ilíada y La Odisea; la lírica en los poemas de la poeta Safo y los diálogos en las inmortales tragedias griegas de Esquilo, Sófocles y Eurípides. En cuanto a la novela, que deriva de la épica, es un género relativamente nuevo que surgió en el Romanticismo que defendía la libertad de creación con pleno derecho a la iniciativa e invención. El romanticismo francés defendía la libertad de creación con pleno derecho a la iniciativa e invención. Víctor Hugo en el Prefacio a Cronwell aboga por derribar las paredes que separan los géneros, desde entonces, la hibridez de los géneros es notable. René Welleck agrega:
La práctica de ciertos escritores de nuestro tiempo establece pocas distinciones: los límites constantemente se transgreden, se combinan o fusionan, viejos géneros son descartados o transformados y se crean otros nuevos, de tal manera que el concepto de género se pone en duda (La traducción es mía).
Adicionalmente, en esta novela postmoderna, Bautista Lara con sus lecturas antecedentes sufre “La ansiedad de la influencia” de la que habla el crítico estadounidense Harold Bloom:
Una lectura incorrecta de un poema viene primero para después realizar un profundo acto de lectura que vendría a ser una forma de enamorarse de una obra literaria. (There must be a profound act of reading that is of falling in love with a literary work). (“Preface” XXIII. The Influence of Anxiety. Mi traducción).
Parafraseando a Bloom la influencia poética, cuando envuelve a dos auténticos y grandes poetas siempre procede de una lectura incorrecta de un poeta anterior y después, se convierte en un acto de corrección creativa… la historia de una fructífera influencia poética, … la poesía de Occidente desde el Renacimiento es una historia de ansiedad.
En lo que se refiere al género epistolar, considerado como un género menor, alcanza una excelencia en las famosas Epístolas de San Pablo de las Sagradas Escrituras. Las cartas anónimas de El lazarillo de Tormes, las que le envía Don Quijote a su Dulcinea con Sancho como mensajero, las Cartas de relación de Hernán Cortés, enviadas a Carlos V y las de otros conquistadores y las de Isabel Allende en La casa de los espíritus. En Nicaragua tenemos una epístola insuperable escrita en verso del panida: La epístola “A Madame Lugones” dedicada a la esposa del poeta argentino Leopoldo Lugones y muchas otras dirigidas a sus mujeres amadas, amigos y personalidades de la política. En Manantial encontramos un papel a manera de carta que supuestamente el protagonista envía a Rubén Darío, sin lugar y fecha, más bien parece que fue un borrador:
Al eximio poeta de Nicaragua:
Escribo estas líneas con el simple hecho de desahogarme y compartir sin esperar respuesta. Son mis propias inquietudes las que ellas guardan. Pienso que coincidimos desde nuestras distintas dimensiones. ¿Has dejado pasar, hermano, la flor del mundo? Quizá se vive en un paraíso artificial en donde hay una juventud perdida en las ilusiones ante el tiempo que se va y no vuelve más…vivimos en la melancolía ansiando sentir la vida pura, clara y real que envuelve la dulzura de la primavera, pero realmente pasa, necesitamos volver por el camino del amor.
JZ.
Este recurso literario pertenece a la ficción fue, según se lee, el origen del famoso poema que escribió Darío “Poema del otoño” publicado en Cantos de vida y esperanza. Los cisnes y otros poemas en donde, en plena madurez, como un lamento de la juventud “divino tesoro”, en su célebre poema “Canción de otoño en primavera” y que el destinatario, el bardo nicaragüense, no envió al emisor.
Otro género notable que emplea Bautista Lara es el diario. Es difícil separar los límites de la realidad y la ficción del drama de la vida del personaje:
The frontiers of a book are never clear-cut: beyond the title, first lines, the last full stop, beyond its internal configuration and its autonomous form it is caught up in a system of references to other books, other texts, other sentences; it is a node within a network (Michel Foucault. “What is an Author”).
Las fronteras de un libro nunca son claras: más allá del título, las primeras líneas y la última parada, más allá de su configuración interna y su forma autónoma es capturada en un sistema de referencias a otros libros, otros textos, otras oraciones; está atrapada dentro de una red (¿”Qué es un autor”? Mi traducción).
De acuerdo con textos que supuestamente fueron enviados al protagonista, con fechas distintas que comprende un legajo de 82 páginas que aparentemente escribió don José Zacarías Guerra y que le enviaron sus parientes al narrador, resulta de vital importancia al mostrar la verdadera faceta del protagonista arrastrando su nostalgia, su soledad, sus preocupaciones, en suma “su corazón al desnudo”. El diario presenta las fibras más íntimas y auténticas de un personaje polémico, controversial, incomprendido, pero conmovido hasta las lágrimas por la muerte por ahogamiento de dos niños a los que quiso adoptar y, sobre todo, la muerte de su perro Lobo que era como el hijo que nunca tuvo. Un diario suele convertirse en un confidente ausente que solo adquiere presencia en la página en blanco:
Lobo, te fuiste para siempre después de ser compañero durante diez años…ahora en mi cuarto me encuentro solo (209). La soledad del protagonista conmueve al morir solo en un hospital: Dicen que la muerte es como apagar una luz, no es cierto, es como encenderla. (Manantial “Epígrafe”)
Un diario famoso es el diario de la niña judía Ana Frank escondida en el ático de una casa, tratando de huir del horror nazi, y asesinada junto con su familia por las huestes hitlerianas en la segunda guerra mundial. En Hispanoamérica conocemos la biografía famosa Paula, hija de la escritora chilena Isabel Allende y la no menos dolorosa, la de Naraya, muerta por un aneurisma cerebral a los 22 años de edad, hija de la gran poeta nicaragüense Conny Palacios. Su libro lleva como título el nombre de su hija. Dice el narrador de Manantial:
Escribir es una voluntad constructiva y destructiva. Escribo para edificarme palabra a palabra, para disipar mis temores, mi soledad, mi infeliz etapa de niño, hijo de madre soltera.
El protagonista arrastra un trauma desde su niñez con recuerdos dolorosos que nos permite apreciar su carácter en el futuro: un ser apartado, callado, temeroso, sin ninguna muestra de cariño, soportando su sempiterna melancolía que supo disimular muy bien, supersticioso y creyente a la vez, con un universo plagado de fantasmas, pero sobre todo un hombre solitario a quien nunca se le conoció un amor, una aventura amorosa, antes bien un hombre tímido ante las mujeres.
Opina Cristina Crivello:
En el diario, (una autobiografía ficcional) permite alumbrar al héroe en los momentos de mayor crisis (102). Y esto es lo que observamos en esos papeles, retazos de una autobiografía plagada de recuerdos.
Asimismo, todo texto literario es una respuesta a la anterior. No se puede estudiar un texto sin el contexto dialógico, en consecuencia, cada texto está determinado por códigos literarios y sociolinguísticos en el momento de su escritura. El diálogo intertextual abarca una amplia gama de épocas, pero a pesar de la diversidad los pre-textos son los clásicos y canonizados (Nydia Palacios. Escritoras… 123).
Otro discurso que sobresale es el del periodista que asume el papel de reportero: en el Diario Novedades leemos la siguiente noticia:
…recorrieron las modernas instalaciones del centro, conocieron las impresiones de los asistentes e invitados que gozarán de estas magníficas condiciones para su desarrollo y aprendizaje.
Por otra parte, el desarrollo de la vida del filántropo tiene como telón de fondo a Managua de principios del siglo XX con personajes populares y hechos verídicos que sufrió la capital como la tragedia del aluvión y las de los dos terremotos de 1931 y 1972. Asimismo, menciona las eternas rivalidades de liberales y conservadores, las sempiternas guerras civiles que se originaron después de la independencia. El narrador hace énfasis en sucesos ignominiosos como la famosa nota del canciller Knox que expulsó del poder al presidente José Santos Zelaya para dejarle libre el campo a los conservadores:
El país desde la renuncia de Zelaya ante la presión norteamericana expresada en carta de 1909 del Secretario de Estado, Philander Knox inicio una nueva etapa de instabilidad y conflictos… la Nota al representante en Washington fue lapidaria. Los periódicos y los opositores se han encargado de divulgarlo para evidenciar el rechazo americano al gobernante liberal (Manantial p. 121).
Además, el autor también menciona la gesta de Sandino en contra de la intervención norteamericana, la muerte de Benjamín Zeledón, el surgimiento del Frente sandinista y como, con el devenir del tiempo, el Hogar Zacarías Guerra ha sido ubicado en diferentes lugares, abrigando y educando niños acogidos con amor bajo la responsabilidad de frailes y profesoras para transformarlos por medio de la educación en hombres de provecho.
Estrategias narrativas
En la diégesis prevalece el narrador omnisciente que se combina con los extensos monólogos del protagonista:
Queda solo. La iluminación en la sala es tenue y amarilla. No duerme. Cierra los ojos. Piensa, pero no quiere pensar, busca la página en blanco al final del texto. Inmediatamente surge el narrador intradiegético…Se pregunta: ¿Cómo se siente la muerte? ¿Es lo que siento?
Muero en paz. Me arrancan un uñero que estorba…perdonando a todos, incluso al causante desconocido del acto que me hirió y me perturbaba de manera incomprensible. Solo el amor pudo salvarme, es lo que me permite la paz. He cumplido el propósito que en la tarde del 23 de noviembre comencé a interpretar. Todo queda en su lugar. Me costó comprender el camino, pero una vez identificado el fin, la ruta surgió. En las manos de quien todo lo puede, queda lo que sea su voluntad… (175).
En este monólogo asistimos a los últimos momentos vividos por el protagonista, que rememora lo que para él fue el propósito de su vida: la fundación del orfanato que justificó su razón de vivir. Aquel hombre, vilipendiado, criticado y “tratado con crueldad, calumniado, atacado por prójimos mal intencionados y he sonreído con tristeza” (Darío). Los grandes hombres suelen ser incomprendidos porque la envidia, la rivalidad y la descalificación son producto de seres innobles, ruines, que procuran entorpecer y menospreciar una vida ejemplar. Suelen morir abandonados, solos, como en el caso del protagonista de Manantial, como el caso de Oscar Wilde, Simón Bolívar y tantos otros que registra la historia. Es muy cierto lo que dice Carlos Rama…a tal grado que la historia sería como una gran suma de biografías (33).
Otro recurso narrativo es el narrador que emplea el indirecto libre:
Esas reflexiones desde su regreso de León, ocuparon su atención, pensaba que, aunque, no tuvo elección al nacer, podía elegir lo que le tocaba de aquí para adelante, antes de morir. Era un acto de libertad, en donde pondría su limitada libertad para los propósitos que las circunstancias mostraran (173).
Se conoce como estilo indirecto libre cuando el narrador con sus propias palabras, nos reproduce la voz de los personajes, nos resume sus palabras o pensamientos, ya que sólo reproducirá lo que a él le parezca conveniente. Los rasgos propios del estilo indirecto libre, se observan el uso del imperfecto, la eliminación del verbo “dijo”, nos reproduce la voz del personaje y penetra en sus pensamientos. Este estilo narrativo sobresale en muchas páginas de Manantial.
Ahora bien, en la prosa sobresalen las descripciones de la naturaleza, pletórica de sonidos, color, olor y música, como una filigrana en que se destacan las sinestesias, los símiles y las imágenes que considero ecos darianos, a quien el autor profesa verdadera devoción:
La variedad de tonos verdes y los colores de las flores del campo, libres y bellas, el olor que el aire agita y combina e inflama el pecho, la hierba que crece libre y natural, como escribió el poeta en Huellas del otoño…nadie le distrae ni angustia / eso distinto que ignoro. (90)
¿Qué ignora el poeta, ¿el amor? ¿Lo desconocido? ¿Tal vez ha llegado la madurez viendo caer las hojas secas del otoño que interpretamos como una prolongación del estado de ánimo del yo poético? ¿Recuerdos dolorosos de un pasado ya lejano? Ello nos recuerdo los versos románticos preñados de tristeza del poema de Azul…: “Autumnal”.
Esta otra descripción es una joya cromática. Se destaca el color verde repetido varias veces junto al color rojo del café en su madurez:
En noviembre el verde oscuro del cafetal que incentiva el sueño, el verde claro, el verde tierno, el verde marrón, el verde gris, el verde verde del verde que cubre todo de verde está lleno de puntitos rojos brillantes, de racimos de granos de café coloreando, listos para ser cortados (91).
La presencia de este verde (“Romance sonámbulo” de García Lorca?), ¿El verde verde de José Román en Cosmapa? Jorge Luis Borges dice que el poeta crea a sus antecesores. Y prosigue: Los sonidos propios de la naturaleza, juntos y armónicos en un silencio particular que no cesa, escala y arrulla (ibídem).
En esta biografía novelada, Francisco Javier Bautista Lara, marca un hito en la historia de aquellos escritores que al tomar el género de la biografía sabe justipreciar la invaluable obra benéfica de José Zacarías Guerra, casi ignorado. Afirma Rama: Los biógrafos han supuesto que solo la vida de los grandes hombres puede interesarnos. El arte es ajeno a estas consideraciones (33). Ya conocíamos su investigación de otro benefactor del pueblo el padre Mariano Dubón, quien fue casi un santo según el poeta leonés Santiago Argüello.
El escritor emplea una variedad de géneros: el biográfico, el histórico, el epistolar, el diario, el reportaje y se consagra como novelista en la historia de la novela nicaragüense al escribir Manantial, novela postmoderna por su diseño estructural que gira como pivote central alrededor de un carácter, de una vida, basado en estrategias discursivas que maneja con propiedad, incluyendo el aporte cibernético en cartas que supuestamente los parientes del protagonista, enviaron al narrador. El mismo título de la novela se presta para varias interpretaciones: manantial de riqueza, manantial de amor, manantial de fe, y manantial de sabiduría. Porque como dice el narrador: Cada uno lleva dentro el manantial de la vida que puede hacer fluir. Jorge Eduardo Arellano cuya pluma sabe justipreciar una obra, nos afirma:
Toda esta biografía novelada-la del filántropo por antonomasia de Nicaragua- se plasma aquí con soltura y dominio. Yo me alegro de este logro y felicito a su tenaz autor (Contraportada).
Hago mías las palabras de los dos notables críticos Anastasio Lobo y de mi colega polígrafo Jorge Eduardo Arellano cuyas valoraciones son más que merecidas para mi amigo Francisco Javier Bautista Lara.
Obras Consultadas
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Genette, Gerard. The Theory of Literary History. Princeton: Princeton University Press, 1974.
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Rama, Carlos. La historia y la novela. Buenos Aires: Editorial Nova, 1970.
Wellek, René. Teoría Literaria. Madrid: Gredos, 1979.
Masaya, 18 de marzo de 2020.
* Nota: foto de la autora por Marta Leonor González, incluida en solapa del libro: ¡Poetas! ¡Pararrayos celestes! Ocho estudios sobre Rubén Darío. Edición 400 Elefantes, junio 2016, Managua, Nicaragua.