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La Redención de Mario: escritor intuitivo

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November 16, 2020

Su amor me trajo la redención.

El comprender que mi fracaso es una percepción personalizada,

que la mayor de las pasiones es el amor y con amor nadie puede fracasar.

Mario Barquero Baltodano

 

Estoy convencido que él intuyó que nos encontraríamos en el camino de la vida, y nos encontramos, y después, él siguió la brevedad del recorrido pendiente y yo, aquí estoy, donde él quiso estar y no pudo, donde nunca pensé venir y vine. ¡Cómo son de inciertos los sucesos de la vida! Y a la vez ¡cómo tan pertinente!, cuando aprendemos a verlos con serenidad, desde la perspectiva del tiempo, desde fuera, habiendo estado o estando dentro, con los ojos del alma que todo lo perciben y sienten, con esa intuición natural y propia que tenía y para cuya memoria escribo este texto, para no dar cabida a las consecuencias implacables del olvido, porque “somos lo que recordamos”.

En mis manos, una novela: “Redención clandestina”, publicada por el Centro Nicaragüense de Escritores (CNE), en septiembre de 2006, el autor, a quien don Francisco Arellano Oviedo refiere como “hombre de vida urbana y nostalgia intuitiva de sus raíces boaqueñas”, es Mario Antonio Barquero Baltodano (miércoles 16 de noviembre, 1949 – miércoles 3 de junio, 2020), psicólogo de profesión, diplomático por vocación y sandinista por convicción. Oficios e inclinaciones asumidos conscientemente, fiel a los compromisos sociales, laborales y afectivos, lector persistente con el pasatiempo de escribir, efecto lógico de las experiencias y aprendizajes asumidos, las dudas y certidumbres, la inagotable búsqueda y esa manía tan relajante de encontrar y cargar libros, para que, junto a ellos, imaginar, crear y expandir las múltiples vidas que podemos encontrar y vivir.

La Redención de Mario: escritor intuitivo

Mario podría decir, como Darío y Neruda: “confieso que he vivido”, “confieso que he viajado”, “confieso que he amado” … Desde aquí, fue y vino, sin perder de vista el punto de partida ni confundir el propósito de su existencia: “Anduvo, anduvo, anduvo. Le vio la luz del día, / le vio la tarde pálida, le vio la noche fría,”. Allá, en Estados Unidos, Centroamérica, Suecia, Zimbabwe, Etiopía, Siria, Pakistán, Namibia, Turquía, Irán, … y en Nicaragua, siempre, entre los nuestros, con todos, en la lucha cotidiana.

Iniciamos nuestras conversaciones virtuales desde la distancia hablando sobre Rubén Darío, leía lo que publicaba y comentó, desde la capital iraní, su última embajada: “Rubén es una aparente contradicción, es a la vez profundamente nacionalista e internacionalista. Ama el sacuanjoche, pero se llena de emotividad ante un clavel, disfruta un nacatamal, pero no desprecia un buen champagne; ama profundamente la topografía, el folklor, la cultura, la historia y por supuesto a la gente nica, pero no deja de entusiasmarse con los centauros, la mitología, los cisnes y tantos ‘cantos de vida y esperanza’ que se riegan allende a nuestras fronteras. Rubén, nacional-universal, así es Nicaragua”. (enero 2019). Después, al referirme a Darío, como el emprendedor de éxito que se remontó a la cima desde la adversidad, con la metáfora del Cisne negro: “suceso improbable e impronosticable que al ocurrir provoca gran impacto”, agregó: “encontraste algo nuevo, novedoso, lleno de historia y de su sufrimiento psicológico… todo es parte de una existencia que lo lleva a la muerte y a la inmortalidad”.

Hablando con Barquero de acontecimientos de aquel entonces en los territorios persas, dijo: “Los iraníes se caracterizan por su paciencia milenaria”; comentando sobre Estambul, agregó: “El Bósforo me gustó, es bonito, pero prefiero el recorrido por las isletas de Granada”. El último ensayo que escribió y me envió (12.9.2019), se titulaba: “Estados Unidos de América, del puritanismo religioso a la sociopatía imperial”, me pareció pertinente, sólido y actual, pensaba publicarlo, pero no tuvo tiempo. Estoy obligado a hacer posible esa intención y permitir que sea conocido su útil y acertado análisis. Lo envié a la revista del Centro para el Desarrollo Miguel d’Escoto de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (Unan-Managua), -con la que Mario colaboraba-. El lúcido estudio argumenta con precisa extensión la patología agresiva y sociópata del imperialismo norteamericano que se manifiesta en acciones y mensajes de sus líderes e ideólogos a lo largo de su historia. Lo han reconocido siempre, lo dijo Karl Rove, asesor principal del presidente George W. Bush: “Somos un imperio, y cuanto actuamos estamos creando una nueva realidad”. El diplomático nicaragüense fue contundente en sus últimas expresiones públicas desde Teherán (noviembre, 2019): “Los imperialistas están totalmente deshumanizados pues no tienen empatía, no se conduelen del daño causado, y la violencia del imperialismo es equiparable al terrorismo”. Y desde su novela, lo que podríamos vincular a lo anterior: “Saborean la sensación de autoridad, de fuerza, de… ¡poder!”.

En la dedicatoria del ejemplar que me entregó en una cafetería de Managua (emblemática fecha que comentamos: 22.02.2020), cuando recién regresaba a Nicaragua desde muy lejos, anotó: “descubriendo una escritura para hacer historia”. De la lectura de Rostros ocultos (2005), relato basado en la observación, “una novela psicológica”, consideró el profesor y académico Guillermo Rothschuh Tablada, expresó con generosidad: “un estilo simpático que involucra al lector, una narración que invita a leer”.

La Redención de Mario: escritor intuitivo Redención clandestina, lo que pareciera ser una novela policial, porque la historia comienza con una violación de autor conocido -cuyo delito quedará en el silencio de la impunidad-, y un homicidio con autor desconocido que investiga el detective Maximiliano, es en realidad una novela psicológica basada en la observación del comportamiento humano; explora los rincones de la mente y las emociones, de las reacciones humanas alimentadas por un origen y marcadas por las circunstancias. Lo dijo Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mis circunstancias, y si no las salvo a ella no me salvo yo”.

El autor, en la precisa presentación de actos que exhibe como en secuencia cinematográfica, muestra una escena perturbadora y repentina, la típica “paradoja kafkiana”, y reta al lector para tratar de descifrar el significado de las imágenes surgidas de los oscuros escenario, por lo que, las interpretaciones pueden ser desde múltiples posibilidades, más allá de las que consciente, el escritor, determinó.  Aquí ocurre, lo que suele ocurrir con las lecturas interesantes, que, después de cada capítulo, o el apartado que ha mostrado el episodio del “largometraje” escrito,  el lector activo y presente, levanta la vista, mira el vacío y suspira, se ausenta por un instante, es el momento cumbre cuando imagina, percibe y se conecta al texto para expandir el sentido de lo que las palabras insinúan, es la ventana que se abre para dejarnos salir y/o permitir que entre todo el mundo que esta afuera.

Dulce Bárbara Vesania, fue víctima de violación, y viaja desde su imaginación a las circunstancias de las dramáticas consecuencias que son capaces de crearlo y extinguirlo todo.  “Es imperativo reorganizar la vida para que continúe”. A veces es Dulce, a veces Bárbara, es una mujer desconcertante, en ocasiones frenética. “Hoy mi nombre no es Dulce, solamente Bárbara”. Dulce es la buena, Bárbara es la mala. Ella dice: “en ocasiones los ruidos son atormentadores, pero en otras son señal de que aún tenemos vida”. Puede suceder, como Clemente, el violador, que “Ama la vida, pero no la disfruta pensando en su mortalidad”. Ella comenta: “la muerte me sigue hostigando”. La novela tiene sus símbolos, los nombres, la leche, las muertes, los miedos, los recuerdos, el olvido, la violencia, el pasado presente, el presente ausente. “Tiende a fugarse de la realidad y refugiarse en un mundo imaginario”. Aunque a veces, hay consuelo: “Me eduqué gracias al poder del amor”. Un verso del poeta boliviano Pedro Shimone dice: “Porque hay amor sobre la tierra ¡Un gran amor más grande que la pena!”.

Ahora, desde aquí, en el otoño mediterráneo, en unas sociedades encerradas, asustadas, desunidas y desiguales puestas en evidencia por la “inesperada pandemia” que globaliza los trastornos; al final de la época lluviosa de Nicaragua tropical, con el Caribe azotado por inusuales tormentas de vientos catastróficos, desde la esperanza y la solidaridad, desde aquí, amigo de afinidades comunes, habiendo interrumpido nuestros coloquiales encuentros, a vos que cantaste: “Entre tus manos esta mi vida Señor, / entre tus manos pongo mi existir”, te pregunto: ¿Cómo continuar cambiando el mundo para hacerlo un mejor lugar para todos y todas?  Y sobre un asunto tan particular y fascinante, ¿qué se lee y escribe en el infinito placentero de la inmortalidad? ¿Has visto a Rubén y a Sandino?

Hasta allá, a vos, hombre creyente y de buena voluntad, te saludo.

Roma, 16 de noviembre de 2020.

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4 Comments
  1. Yadira

    November 16, 2020

    Mis felicitaciones. Muy interesante escrito. Hace falta siempre una pluma fresca en estos momentos difíciles que atraviesa Nicaragua amenazada por la violencia del clima, pero desbordante de solidaridad fraterna.
    Un abrazo en la distancia.

    • Francisco Javier Bautista Lara

      December 18, 2020

      saludos

  2. joker

    December 10, 2020

    Awesome! Its truly amazing post, I have got much clear idea about from this post. Glen Charlton Merkley

    • Francisco Javier Bautista Lara

      December 18, 2020

      gracias

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FRANCISCO JAVIER BAUTISTA LARA
Managua, Nicaragua

Comparto referencias de mis libros y escritos diversos sobre seguridad, policía, literatura, asuntos sociales y económicos, como contribución a la sociedad. La primera versión de esta web fue obsequio de mi querido hijo Juan José Bautista De León en 2006. Él se anticipó a mí y partió el 1 de enero de 2016. Trataré de conservar con amor, y en su memoria, este espacio, porque fue parte de su dedicación profesional y muestra de afecto. Le agradezco su interés y apoyo en ayudarme a compartir.

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