Al principio fue La viuda. Saramago: escritor comprometido de palabra impecable.
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Al principio fue La viuda. Saramago: escritor comprometido de palabra impecable.

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August 24, 2023

Hay que vivir aunque sea de cualquier modo, siempre que sea vivir.

José Saramago (Azinhaga, 1922 – Lanzarote, 2010).

 

Después de la primera novela vino el prolongado silencio de casi dos décadas, pero aquella incursión expresaba la intención sobre el camino a seguir. El ahora reconocido Nobel (1998) de la literatura confiesa que la tituló: “A viúva”, y que fue cambiado por “Terra do pecado”. Aunque no hubo pago por derechos de autor, estuvo agradecido y “aturdido por la victoria de ser publicado y por la derrota de ver cambió el nombre de ese otro hijo, el autor bajó la cabeza y se fue de allí a anunciar a la familia ya los amigos que se le habían abierto las puertas de la literatura portuguesa”.

Al principio fue La viuda. Saramago: escritor comprometido de palabra impecable.Era el año 1947, -el mismo en que nació su única hija, Violante-, el joven José de Sousa, asumiendo, por decisión del borracho registrador el apodo familiar “Saramago” como apellido, tenía 24 años, era hijo de campesinos sin tierra. . y de recursos escasos. Sin concluir la escuela, fue autodidacta, curioso lector, aprendió el oficio de mecánico, influenciado por su origen y las circunstancias del entorno cultivó sensibilidad y compromiso social, dijo ser “un comunista hormonal”, hubiera sido maquinista de tren y hasta aviador militar, pero “por la miopía y por su minúscula fortaleza física”, a aquellas aspiraciones juveniles se las llevó el viento y terminó siendo, después del recorrido de caídas y subidas en el aprendizaje por la vida,

La primera incursión literaria “pasó de noche”, no tuvo éxito, aunque en realidad, el joven portugués debió reconocer, que desde la periferia en que estaba, a pesar de la escasa formación y vínculo académico y literario, Manuel Rodríguez, de la Editorial Minerva de Lisboa, habiendo recibido el texto de manera circunstancial, decidió publicarlo, lo que pudo ser la premonición que todavía el escritor no era capaz de ver y que incluso, muchos años después, cuando la fama lo había alcanzado, cuando fue posible la nueva publicación del desconocido libro primigenio, escribió, para burlarse de él mismo, para “descalificar” el oficio al que con tanto entusiasmo estaba dedicado: “a juzgar por lo visto, el futuro no tendría mucho que ofrecer al autor de La viuda”.

Aunque en 1953 escribió la segunda novela, “Claraboya” fue publicada hasta dos años después de su fallecimiento (2012). Hubo poemas escritos desde mediados de la década del sesenta y finalmente, el éxito literario fue inaugurado en 1980 con la novela “Levantado del suelo”.

Este ejemplar narrador y poeta, autor incansable de novelas, cuentos, ensayos, artículos de opinión, poemas y alguna obra de teatro durante treinta años (1980 – 2010), ha dejado el legado de una obra fluida y cautivadora, matizada de humor y picardía. . , comprometido con las causas sociales, la paz y la solidaridad, capaz de abordar las verdades humanas e históricas con profunda y amena sencillez, logró articular un discurso oral y escrito congruente con su práctica militante señalando las injusticias y desequilibrios contemporáneos, manteniendo en la agudeza de sus escritos, con la precisión de las frases que articulan con nitidez, la síntesis y referencia para un mundo que puede ser mejor.En la obra de Saramago prevalece la denuncia social y la esperanza, desde lo cotidiano y temporal, incursiona a lo extraordinario y eterno.

Al principio fue La viuda. Saramago: escritor comprometido de palabra impecable.Reconozco que esta reseña tiene el sesgo de la simpatía, tengo, como todos, por nuestra ineludible naturaleza humana, la virtud de la subjetividad que trato de moderar desde la evidencia que acoge la razón. Siento conocer a Saramago a partir de la obra que he recorrido con agrado, me parece un personaje cercano y un autor ineludible. Creo que, del universo de autores contemporáneos que he tenido la oportunidad de leer, con lo que ha dicho y escrito he aprendido y me he divertido, por la capacidad de superar sus propias adversidades, por el sentido de búsqueda insaciable que refleja y que, a pesar de su confesado ateísmo, parece ser el más creyente de los incrédulos ya que en su obra se pregunta por Dios y dialoga con frecuencia con él, por la integralidad y armonía de su obra,

Hay autores que, como Rubén Darío (Nicaragua, 1867-1916), padre del Modernismo literario de la lengua española, -también autodidacta, lector y escritor desde niño-, quien, con el libro inicial, a los 21 años, Azul… (tercero escrito), inauguró el éxito. Otros, como Saramago, señalado como escritor tardío, con el primer libro el mérito posible fue lograr ser publicado (aunque poco leído), pues resultó ser una obra sin impacto, ni comercial ni literario, aunque dejó en el autor el reto de continuar cuando fuera su tiempo, al asomarse a lo que desconocía clavó la espinita de la inquietud por la transitoria y atrevida incursión al escenario de la literatura que estaría esperándolo, en sus nuevas condiciones y capacidades personales, unas dos décadas después.

Al principio fue La viuda. Saramago: escritor comprometido de palabra impecable.Esta olvidada novela, desconocida entre los de habla hispana, fue publicada por primera vez en español en 2021, a 54 años de su inicial impresión en Portugal, y hace algunos años -con el título original que el autor concibió-, había sido posible la nueva edición en portugués que Saramago prologó bajo el subtítulo de “Advertencia”: “El autor es un muchacho de veinticuatro años, callado, introvertido, que se gana la vida como escribiente en los servicios administrativos de los Hospitales Civiles de Lisboa, tras haber trabajado durante más de un año como aprendiz de cerrajería mecánica en los talleres de esos hospitales”. El escritor justifica o explica, ubica en contexto, lo que el autor escribió para ganarse la generosa consideración del lector.

Confieso que, si esa hubiera sido la primera novela que leyera de él, quizás, aunque la hubiera concluido con agrado, sería insuficiente para captar al lector constante. Es un relato lineal, sin lenguaje rebuscado en el que el futuro narrador vislumbra algunas de las cualidades que desarrollará con propiedad, entre ellas: la capacidad descriptiva, la observación del detalle, la filosofía de vida aprendida de la universidad de la experiencia, el sentido humanista, el erotismo discreto, la irreverencia, el humor incipiente, el sentido de la felicidad y la vida, la reiterada presencia de Dios que incluye en todas sus novelas, aunque cuestiona la manera oficial en que las iglesias lo diseñan y asumen, lo busca y reinterpreta de manera insaciable desde el sentido profundo del compromiso, la solidaridad y la buena voluntad.

María Leonor, es el personaje femenino con el que inaugura su obra literaria. Ella ha quedado viuda, con dos hijos menores, al frente de una hacienda que Manuel, su marido, había logrado desarrollar con éxito. “- ¿No me puedo morir? ¡Boba!… Ya ves que puedo… ¡Todos podemos!”.  Encerrada durante varios meses por el duelo, angustiada por la soledad debe enfrentar las exigencias de una sociedad tradicional, cristiana y rígida, siente que todo se derrumba.  La viuda, conversa con el médico: “Me preguntó por qué le había escogido Dios a usted para curarme. En su opinión usted, como hereje que es, no puede recibir ninguna inspiración divina”. Y más adelante el doctor: “Como ves, si te refugias en la religión, entonces yo, desde el fondo de mi insignificancia, me echo a un lado y dejo el campo libre para el consuelo divino…”. Con el vigor de su cuerpo de treinta años espía atormentada los amores secretos de sus empleados hasta que dos hombres se aproximan a su vida y reavivan el deseo sexual que parecía apagado, primero la proximidad de su cuñado el Dr. Antonio Ribeiro, y después la tragedia inesperada del otro que le ofreció un anillo, el Dr. Pedro Viegas, de 55 años: “lo han encontrado en el fondo del dique, con la calesa destrozada y el caballo también muerto. Debe de haber caído…”

La olvidada novela que ha vuelto a ver la luz, apenas anticipa al extraordinario escritor de palabra impecable que hoy conocemos.

 

¿Quiénes somos y qué somos, en verdad?
¿Qué hubo antes de nosotros? ¿Qué vendrá después?

José Saramago, La viuda .

 

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FRANCISCO JAVIER BAUTISTA LARA
Managua, Nicaragua

Comparto referencias de mis libros y escritos diversos sobre seguridad, policía, literatura, asuntos sociales y económicos, como contribución a la sociedad. La primera versión de esta web fue obsequio de mi querido hijo Juan José Bautista De León en 2006. Él se anticipó a mí y partió el 1 de enero de 2016. Trataré de conservar con amor, y en su memoria, este espacio, porque fue parte de su dedicación profesional y muestra de afecto. Le agradezco su interés y apoyo en ayudarme a compartir.

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