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Por la paz: el bien común. Anticiparse a los oportunismos y cerrar fisuras

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December 4, 2023

A 200 años de la Doctrina Monroe:

Resistencia antiimperialista, anti oligarca y popular de Nuestra América

 

La instauración, desarrollo y preservación de un modelo político y social auténtico de equidad y solidaridad fundamentado en criterios de independencia, soberanía y autodeterminación deberá superar las conocidas maniobras de agresión y desestabilización para frustrarlo, por cuanto no coincidirá con los intereses expansionistas y hegemónicos imperiales, ni con el egoísta sistema oligarca y excluyente de las clases privilegiadas. Ese sistema político y social, ajustado a la esencia del bien común, que es el propósito central del estado, es contradictorio con la naturaleza imperial, colonial, oligarca y anacrónica que ha prevalecido.

Los adversarios de los procesos populares de luchas y victorias recurren a cinco instrumentos que se han identificado a lo largo de la historia como las aberrantes expresiones intervencionista de la Doctrina Monroe que pasaba del “colonialismo europeo” al “neocolonialismo imperialista norteamericano” y que, durante el último siglo, son:

El bloqueo económico y comercial, la agresión económica sistemática para ahogar y doblegar por hambre y escasez. El ejemplo más heroico y prolongado de resistencia frente a esa maniobra unilateral, inhumana y arbitraria es el pueblo de Cuba, víctima de embargo estadounidense desde 1962 (J. F. Kennedy, febrero 1962), cuyo cese ha sido demandado por Naciones Unidas condenando a los Estados Unidos, el impune y cruel agresor. En esta categoría consideran múltiples acciones como la de congelar recursos, usurpar y expropiar activos, restringir operaciones, bloquear rutas de comercio, impedir la libertad de comercio y otras contra naciones soberanas por el simple motivo de no someterse a las decisiones de algunas potencias occidentales. La absurda práctica de amenazar y cortar suministros, créditos y otros procesos de comercio afectan la paz y la prosperidad, constituyen expresiones decadentes del autoritarismo colonial-imperial.

La desinformación, la manipulación de la información que se articula con otras maniobras para generar mentiras, configurar escenarios inexistentes y justificar lo injustificable, imponer en la opinión pública internacional una imagen distorsionada, presentando una perspectiva según parámetros propios para juzgar y condenar de manera unilateral, activa los instintos y las emociones negativas, privilegia la irracionalidad sin que exista correspondencia con la realidad, los promotores externos e internos de desestabilización crean e imponen como verdad sus elucubraciones. Han sido víctimas, durante las últimas décadas en América Latina: Venezuela, Cuba, Nicaragua, gobiernos y organizaciones que han conquistado el poder político y que tienen presencia popular en la vida soberana de sus pueblos.

La creación, utilización y promoción de actores locales, grupos políticos, sociales, empresariales y religiosos para desestabilizar la vida interna del país, pretendiendo frustrar la paz, creando estructuras paralelas de ficción y proyectando liderazgos de oposición para confundir y dividir, utilizando la traición a la patria como instrumento de fractura y desconfianza, descomponiendo y corrompiendo, aprovechando las fisuras de cualquier tipo, conformando partidos políticos a la medida de los intereses exógenos y excluyentes, proliferando organizaciones de papel y muchas “siglas” de organismos fugaces sin representación legítima, pretenden configurar escenarios “democráticos” y “populares” paralelos en el sesgado esquema de quienes se consideran propietarios absolutos de la verdad y la justicia, pretenden movilizar para rechazar y frustrar el modelo político y social y a las autoridades populares legítimas para preservar sus privilegios e intereses hegemónicos opuestos de manera radical al bien común. Son incontables y frecuentes las manifestaciones de estas acciones financiadas, organizadas y promovidas desde agencias locales e internacionales disfrazadas de varias formas y contaminadas para imponer un pensamiento y práctica de sumisión y dependencia.

La agresión militar directa. Nicaragua es la nación latinoamericana que ha sido más frecuentemente afectada por la agresión bélica de los Estados Unidos. La evidencia histórica del último siglo en Latinoamérica no puede olvidar las invasiones contra México (1914, 1917), Guatemala (1954; 1967-69), Argentina (1955, 1976), Cuba (1961), Chile (1973), Granada (1983), Nicaragua (1912-1933; 1983-86), República Dominicana (1916, 1965), Panamá (1964 y 1989) y Haití (1915, 2004).

Finalmente, el otro instrumento que se creyó agotado en el siglo XXI es el golpe de estado en la forma tradicional utilizando al ejército y a las fuerzas de seguridad, o de nuevo tipo, articulando a grupos creados, promovidos e integrados para propiciar la toma del poder político, golpes político-militares-empresariales-religiosos, configuración de escenarios de violencia y movilización para forzar la renuncia de las autoridades constituida, para exacerbar la inconformidad y presentar la solución que restaure el viejo orden. El fallido golpe de estado en Nicaragua (fines a abril e inicio de julio de 2018) en Nicaragua –señalado por algunos como “golpe suave”, aunque en realidad fue dramático y doloroso por el gravísimo daño humano, material, económico, social y moral provocado contra los nicaragüenses- , es una nueva y disfrazada forma que, exacerbando la desinformación virtual y convencional, y utilizando heterogéneos organismos y liderazgos improvisados y de ficción, pretender coartar el exitoso proceso político y social, desplazar a las autoridades legítimas e instaurar el descalificado y excluyente sistema que representan.

Estados Unidos es la verdadera amenaza a la democracia y el bienestar de las naciones al ser quien ha propiciado los golpes de estado, instalado dictaduras, realizado intervenciones militares, preservado cúpulas oligarcas y privilegiadas, financiado la desestabilización y la violencia, saqueado recursos y coartado las legítimas aspiraciones de paz y prosperidad de los pueblos.

Para que un sistema político y social de equidad y solidaridad como el que Nicaragua retoma en 2007 prevalezca requiere la capacidad de utilizar oportunamente los mecanismos de protección y sostenibilidad frente a ese riesgo frecuente, la sistemática y creciente amenaza de agresión que, sin escrúpulo, los imperialistas y sus cómplices, con las máscaras de ayer, de hoy y de siempre, demostrado a plenitud en la evidencia histórica y reciente de América Latina y en Nicaragua, la nación en la que han experimentado todas las formas de desestabilización, intervención y agresión.

El éxito de preservar en Nicaragua un proceso popular no responde tanto a tener la capacidad de reaccionar a ese nivel diverso de agresión que la pequeña nación centroamericana solo es capaz de compensar con la enorme dignidad patriótica con la que ha sido revestida en su historia de lucha popular y antiimperialista, sino generar la capacidad de anticiparse a lo que ya se sabe ha ocurrido aquí y en otros escenarios y tiempos.

Frente al poderío brutal del agresor que articula todas las falsedades, que tiene la destreza de justificarse y la arbitrariedad de imponer su impunidad, que carece de parámetros éticos y morales, que no recurre a la razón, que manipula y sesga el derecho internacional a su conveniencia y desvirtúa a los organismos internacionales para convertirlos en dependencias propias, que tiene la voluntad de desplegar en función de sus propósitos a la maquinaria manipuladora que actúa, miente, sanciona, financia desestabilizaciones, inventa liderazgos descartables, solo es posible preservar con dignidad patriótica la lucha por la independencia, la soberanía y la autodeterminación, preservando y activando todos los mecanismos políticos, jurídicos, institucionales, sociales, populares, diplomáticos, culturales, educativos, de seguridad y comunicación social.

La cohesión frente al agresor, el cierre de cualquier fisura interna por donde se filtren las maniobras desestabilizadoras, el cortar el paso a instrumentos y personas que se prestan, ofrecen y venden ante propósitos oportunistas, constituyen inevitables acciones para preservar la paz que es condición para el desarrollo social y la prosperidad con equidad y solidaridad por el bien común.

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FRANCISCO JAVIER BAUTISTA LARA
Managua, Nicaragua

Comparto referencias de mis libros y escritos diversos sobre seguridad, policía, literatura, asuntos sociales y económicos, como contribución a la sociedad. La primera versión de esta web fue obsequio de mi querido hijo Juan José Bautista De León en 2006. Él se anticipó a mí y partió el 1 de enero de 2016. Trataré de conservar con amor, y en su memoria, este espacio, porque fue parte de su dedicación profesional y muestra de afecto. Le agradezco su interés y apoyo en ayudarme a compartir.

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