Economía

DERRIBAR LAS APARIENCIAS

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January 25, 2011

Las apariencias engañan. A veces se buscan para engañar inútilmente uno mismo ¿Quién se las cree? Pueden mostrar un rostro falso, limpio e íntegro y por dentro, al otro lado de la máscara, yace la descomposición. Las apariencias, las que se asumen e imponen, meten la existencia en camisa de fuerza que restringe al individuo y a la sociedad, lo limita en su desarrollo y relativa libertad. Distorsionan los valores, hunden y afligen.

Las apariencias se construyen a partir de las dependencias que asumimos desde nuestras predisposiciones e intereses, incluidas las que impone la familia, la escuela, la sociedad, los medios de comunicación, el mercado, la globalización, la influencia política, religiosa y cultural. La publicidad, la propaganda, las imágenes, construyen ídolos y candidaturas, condenan y absuelven, resucitan y matan.

DERRIBAR LAS APARIENCIASPretender ser lo que no se es, imitar a otros para repetir, hacer, decir, comportarse  y casi terminar pensando como otros(as), asumiendo como propio lo ajeno y repudiable, es parte de la decadencia que lleva al individuo a desaprovechar la vida, desperdiciar sus capacidades tirando a la basura el tiempo que le toca vivir.

Andar zapatos que te chiman, por ejemplo, por ser una prenda de lujo, según moda y estatus, los otros te verán elegante, pensarás, pero te sentirás fatal en cada paso. ¿Qué sentido tiene si podés usar zapatos cómodos y sencillos? Puede pasar con las prendas de vestir, con el medio en que te desenvuelves, con la manera de comportarte, de vivir y hablar, con tu actividad laboral y personal.

Sujeto a las restricciones tontas, no a las verdaderamente importantes, a obligaciones que son absurdas pero que terminás justificando, sometido a ellas, por necesidad o rutina, por comodidad o costumbre, adaptándose, siendo absorbido, por conservar posición, salario, privilegios y apariencia. Han quedado sacrificados los valores fundamentales, sometidos atrozmente por cosas secundarias. Ese es el alto costo de aparentar.

No se trata de no asumir las obligaciones y deberes por el bienestar social como  necesario deber por encima del interés particular, en lo que corresponda, al interés general, sino que, aquello que, sin estar en la categoría del bienestar común, se asume por el mezquino interés egoísta, sometido a los estereotipos, por el miedo, la incapacidad o la costumbre que termina haciéndose ley, no sin acierto escribió Voltaire: “la ley refleja lo peor de los vicios y errores sociales”. No crean ustedes que porque la ley lo dice, es bueno, que porque la ley lo manda es correcto, puede ser todo lo contrario, ser malo a pesar de la ley.

DERRIBAR LAS APARIENCIASEl engaño es aparente, a fin de cuentas, nadie se engaña, nos hacemos  engañados, ponemos cara de tontos; sabemos, aunque nos aguantemos los disfraces. Algunos experimentados (as) encarnan naturalmente el disfraz mismo y no necesitan accesorios. Parecer sin ser, no es sostenible, tarde o temprano se desmorona, como las paredes de adobe que con el tiempo, la lluvia, el viento y los temblores, caerán irremediablemente.

Detalles corrientes y comunes en el rostro, como una mancha de sol, una arruga, las canas, una espinilla, o las uñas, son cosas que pueden torturarnos y esclavizarnos. Ninguna de esas cuestiones determina el sentirse bien. Ello está condicionado por un asunto interior, a veces también externo, pero soportado y motivado por lo fundamental, la satisfacción no está en aparentar sino en ser. Con el tiempo, probablemente se aprende que hay que tirar media casa por la ventana, porque mucho de lo que tenés adentro no sirve para nada. No me refiero solamente a un espacio físico y material, sino a lo que nos hace personas.

¡Qué bien puede sentirse uno sin nada que estorbe! ¡Qué mal podés sentirte en medio de abundancia y convencionalismos inútiles! ¡Cómo chiman los zapatos, cómo estorban los trajes y las corbatas! Por el protocolo, por la formalidad, pero más bien creo es por la terrible carga de la superficialidad. ¡Cuánto se puede disfrutar cuando se muestra lo que se es! ¡Qué tormento puede implicar, a pesar de la sonrisa dibujada en el rostro, vivir ocultando!

No faltan quienes dan más importancia a títulos y referencias en el currículo, la tarjeta de presentación y los cuelguen en la pared de oficinas y casas, descuidando lo principal. No somos lo que tenemos o acumulamos, ni los parentescos o “conectes”, todo eso realmente es, digámoslo con claridad, tonta necedad.

Hay que rescatar lo principal y dejar el fondo limpio y sano, limpio con agua fresca y jabón corriente, sin dejar el chorro abierto inútilmente, ventilado con aire puro que circula libre, entra y vuelve a salir, por los pulmones, en la sala y habitaciones de la casa donde vives y en el interior donde existes.

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FRANCISCO JAVIER BAUTISTA LARA
Managua, Nicaragua

Comparto referencias de mis libros y escritos diversos sobre seguridad, policía, literatura, asuntos sociales y económicos, como contribución a la sociedad. La primera versión de esta web fue obsequio de mi querido hijo Juan José Bautista De León en 2006. Él se anticipó a mí y partió el 1 de enero de 2016. Trataré de conservar con amor, y en su memoria, este espacio, porque fue parte de su dedicación profesional y muestra de afecto. Le agradezco su interés y apoyo en ayudarme a compartir.

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