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PANDEMIA, BIEN COMÚN Y OTROS FACTORES SOCIOECONÓMICOS

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June 27, 2020

ADELANTE NICARAGUA. CANALEXTRAPLUS. Managua, 23.6.2020.

Link: https://www.youtube.com/watch?v=PRFPO6UQWkQ&t=32s

Transcripción corregida:

 

Gracias por invitarme a participar en tu programa y permitirme compartir algunas ideas. Soy economista, administrador de empresa, lector y escritor; no soy médico, ni especialista en estos temas, simplemente soy ciudadano del mundo, un ciudadano nicaragüense que se interesa por analizar de la manera más objetiva posible la información que inunda al mundo y la preocupación global actual de todos los seres humanos, y tratar de balancear la información con responsabilidad, buscar las fuentes confiables, las más sensatas, evitar los extremos, y no caer en el pánico ni en lo absurdo. Simplemente encontrar el sentido común de las cosas, lo razonable, en la búsqueda de acciones y pensamientos positivos, constructivos, ante una realidad que parece ser parte de la vida durante el tiempo de existencia del ser humano.

Evidentemente, la pandemia (declarada pandemia por la Organización Mundial de la salud en marzo reciente) es una enfermedad que se extiende a nivel de todos los países, y que causa algunos males y riesgos para la salud pública. Indudablemente es un fenómeno cuya raíz es de naturaleza viral, el virus es una micro partícula química biológica que genera problemas en el funcionamiento del organismo humano. Esa es la raíz del problema de salud pública actual.

Sin embargo, este problema de salud pública, desde mi opinión, está sobredimensionado y agrava el problema al menos con tres componentes adicionales que son de naturaleza inducida, o artificial diría. El primero es el pánico, es decir, es inusual, inesperado y exagerado el nivel de pánico, de miedo que se ha generado alrededor del problema real y objetivo, cuyas respuestas personales, sociales, institucionales y globales requieren reacciones responsables. Entonces, me parece que el factor de pánico es una pandemia que exacerba las acciones humanas en general y genera otras enfermedades, es altamente contraindicado.

El segundo problema, es que esa pandemia del pánico, también es exacerbada por el virus de la desinformación y la manipulación de la información. Abunda la desinformación, la exageración, la manipulación, la creación de panoramas caóticos y sin solución, la desesperanza en todos los sectores del mundo. Las redes sociales son un instrumento nuevo de esta realidad que inundan con tics de cualquier naturaleza la comunicación global, las redes sociales; la gente se forma ideas, conceptos, prejuicios, preocupaciones exageradas y hay una brecha entre el problema real y cómo se percibe el problema.

Eso genera otro problema, o tercera consecuencia grave, diría inducido o artificial de esta pandemia viral, biológica química que existe, y es la reacción o las respuestas de países y sociedades, la que los grupos humanos asumimos alrededor, que son respuestas a veces excesivas, exageradas, irracionales, impulsivas, improvisada y con rasgos de profundizar la desigualdad y la exclusión, por lo tanto, tenemos cuatro fenómenos a considerar:

El primero es que hay una pandemia de naturaleza viral, química biológica, que fue llamado Covid-19, pero ese problema de salud pública es agravado, exacerbado, por tres componentes artificiales, inducidos que son: pánico, desinformación-manipulación informativa, y la respuesta improvisada-extrema que se ha generado.

Alguien me decía una vez: “sólo hay dos problemas, los problemas y la manera de abordar los problemas”, de tal forma que la manera de abordar el problema, de enfrentarlo, desde mi opinión exacerba y agrava las consecuencias del problema mismo, y más que significar soluciones sensatas, implica profundizar la gravedad del daño humano, social, material, psicológico, que está generando esta pandemia.

Primera vez en la historia humana que una pandemia ocurre cuando la explosión de las redes sociales y la comunicación virtual se impone, de tal forma que un problema se magnifica o multiplica exponencialmente por las características de ese mecanismo de comunicación. Pero también porque el mundo actual es más global que antes, es decir, la comunicación, el movimiento de personas y mercadería es más amplio de lo que existía hace uno, dos o tres siglos, de tal forma que, es fácilmente expandible un problema (real, supuesto o artificial) local o territorial a nivel global. Entonces tenemos una realidad mundial distinta.

Pero también tenemos que aceptar algo que es imposible de obviar, la vida humana es relativamente reciente en términos de la existencia en la tierra, dicen que los seres humanos tenemos unos 2.5 millones de años de existencia. Nuestra memoria, la escritura tiene 6,000 años, es decir, es en el último minuto de un día de la existencia humana que tenemos memoria escrita de lo ocurrido. En esa memoria han existido diferentes problemas de salud. Los virus son partículas de proteína e información genética (no es un ser vivo) que existen mucho antes que el ser humano y tenemos que aprender a coexistir con ellos en el proceso evolutivo.

Hemos tenido que lidiar con miles de virus; la gran mayoría no se han identificado aún. A muchos los hemos identificado, el organismo ha sido capaz de asimilar, de entender e interactuar para enriquecer y fortalecer el sistema inmunológico y continuar avanzando en su propia evolución. Tenemos un fenómeno complejo que es parte de la vida humana con la cual debemos convivir de manera inteligente.

Entrevistador:

Empecemos desmenuzando este asunto: hay pánico, exceso de información (y no necesariamente buena), y de alguna manera la forma en la que se ha abordado tiene que ver con el desconocimiento, y posiblemente con el miedo. Cuando el 12 o 13 de marzo, la Organización Mundial de la Salud declaró pandemia el Covid-19, decía que por primera vez en la humanidad se enfrentaba a una pandemia que era posible controlar, esas fueron sus primeras palabras. Prácticamente lo que él indicaba es que la pandemia se iba a manejar controlada, se iba a evitar la mayor cantidad de muertes posibles, no necesariamente la infección, porque justamente la pandemia era la cantidad de infecciones que ya se estaban dando en el mundo en aquel momento.

Para esto, pudo haber contribuido perfectamente el sistema de comunicaciones que tenemos actualmente, un sistema de comunicaciones globalizado. Esta entrevista misma, quien quiera verla en cualquier lugar del planeta la puede ver. Incluso se puede activar la traducción automática, es decir que se puede ver en cualquier idioma. La comunicación dejó de ser un problema para la humanidad, sin embargo, se está convirtiendo en un problema porque creo que el pánico, el miedo, se ha exacerbado, con respecto a esta pandemia, a partir de una gran cantidad de información que no es correcta. No voy a decir información falsa, pero es información que no es correcta, y te lo pongo de esta manera: se empezó hablar de la cantidad de muertes, que producía el Covid, y se centró la información en la cantidad de muertes, de manera que parecía que era 100% mortal, que te daba Covid y morías. Esa es información errónea, no necesariamente es información falsa, y la gente se empezó a creer esa información, y le entró mucho miedo. Conozco gente que está aterrorizada, hay pánico como vos mencionás en tu primer punto. Me parece que eso tiene que ver con la cantidad de información que corre a través del Internet, a través de las redes sociales y de cualquier forma de comunicación. ¿Cómo lo ves vos?

Evidentemente, creo que la sociedad humana estaba mejor preparada para enfrentar esta pandemia que la ocurrida en períodos anteriores. Hace un poco más de un siglo el ser humano no sabía qué era un virus, nunca había observado a uno. Ahora, en los últimos 60, 70 u 80 años, ha observado los virus, sabe cómo se comporta, los ha identificado, antes no sabía cuál era el medio de transmisión de un virus, por ejemplo; de dónde venía, qué elementos influían en la transmisión. En las últimas décadas se sabe perfectamente, se identifican los vectores y mecanismos de transmisión, cómo evoluciona el virus. El Covid19 no es más que un virus y se comporta similar a todos los virus.

Es decir, conocemos cuál es el virus, sabemos cómo se transmite, lo hemos observado en laboratorio, la ciencia tiene información precisa. Hace cien años o más no sabíamos qué era, se decía que era maldición, castigo o brujería, cualquier cosa, entonces no sabíamos cómo prevenir, y recurrían a medidas extremas, radicales, irracionales, que no eran efectivas, eran el único mecanismo porque no se comprendía la naturaleza del fenómeno. Hoy se supone que lo comprendemos, sin embargo, parece que el sistema mundial actuó de manera improvisada.

¿Qué falló en el sistema mundial para actuar de manera precipitada y para asumir costos que no tenían que haberse asumido? ¿Qué colapsó? ¿Por qué incluso en los países más ricos del mundo, los más poderosos, su sistema de salud colapsó? Evidentemente algo no está funcionando. El sistema de salud privatizado, por ejemplo, el enfoque mercantilista de la salud pública y de producción de medicinas, etc., parece que no está funcionando según se ve en los datos que oficialmente comparte la OMS, y sólo seleccioné algunos países. Hasta el 21 de junio, a nivel mundial se registraron 461,000 víctimas del Covid. De esos 461,000, en relación a la población mundial, significa una tasa 6 por 100 mil habitantes, no hablaré en relación a los infectados, es decir, 6 personas por cada 100 mil habitantes, fallecieron a consecuencia del Covid hasta la fecha, es la media mundial. Cuando vemos a Estados Unidos, por ejemplo, donde la cantidad de víctimas es casi el 20% de las víctimas totales del mundo; esa tasa es 35 o 36 por 100 mil habitantes, es decir, en E. U. está ocurriendo 6 veces que el promedio mundial.

Si analizamos el dato de España, esa tasa es 60 por 100 mil habitantes, ¿cómo me explico que países con niveles de desarrollo alto, y según Naciones Unidas, índice de desarrollo humano alto, enfrentan extremos: Estados Unidos, 6 veces más de la media mundial de muertes por 100 mil habitantes; España, 10 veces más que la media mundial; Francia: 45 por 100 mil habitantes, es decir, 7 u 8 veces más. Incluso, el dato de Europa, el continente con nivel de desarrollo humano más alto, una economía sólida, la segunda o tercera economía más grande del mundo, con 21 por 100 mil hab. Entonces habría que buscar algunas explicaciones.

PANDEMIA, BIEN COMÚN Y OTROS FACTORES SOCIOECONÓMICOSLuego se encuentra el caso de México, con 3 por 100 mil habitantes, la mitad de la media mundial, eso parece interesante y sorprendente. Honduras, un país vecino, pobre, tiene 3 por 100 mil habitantes, casi la mitad del registro mundial. El Salvador, 1.4 por 100 mil habitantes; y Nicaragua, más o menos, 1 por 100 mil habitantes. Es decir, estos países tropicales centroamericanos, y mencioné México, Honduras, El Salvador y Nicaragua, a manera de ejemplo, están por debajo de la media mundial, que es 6 víctimas fatales por 100 mil hab.

En cambio, los países desarrollados que supuestamente tienen una economía fuerte, y un sistema científico más desarrollado, colapsan, y la cantidad de víctimas que se producen es catastrófica, por encima de la media mundial. ¿Por qué pasó eso? ¿Por qué colapsó el sistema económico que financia al sistema de salud pública en estos países? ¿Qué sucedió? Algo no está funcionando, algo hay que replantearse. Pregunto: ¿Con qué autoridad Estados Unidos o España, desafortunadamente con esos extremos, van a criticar a otros, si su sistema de salud fracasó y provocó una proporción de víctimas por encima de la media mundial, por encima de la que está ocurriendo en países cercanos con muchas dificultades económicas y pobreza?

PANDEMIA, BIEN COMÚN Y OTROS FACTORES SOCIOECONÓMICOSCreo que los niveles de exclusión influyeron, pero también es posible el factor generacional, la población más joven latinoamericana en relación a la población más vieja europea. También hay aspectos climáticos a considerar, el virus se desarrolla más en el hemisferio norte que en el trópico (¿), el desarrollo viral puede ser afectado por factores medioambientales, quizás niveles de humedad. El dato oficial sobre la afectación humana a la fecha es evidente.

Centroamérica y República Dominicana, por ejemplo, según el SG-SICA, ha registrado 3.7 muertes por 100 mil habitantes (media mundial 6 por 100 mil hab.), es decir, un poco más de la mitad. Eso significa que estos países, a pesar de sus dificultades, están enfrentando un fenómeno, y administrándolo según sus propias realidades con algún nivel de eficiencia muy superior, inexplicablemente, que la manera dramática con que Estados Unidos ha hecho pagar costos extremos, a pesar del poder económico, político y militar; colapsó. Pero lo mismo Francia. Incluso Alemania tiene 10 u 11 muertos por 100 mil habitantes, una de las economías más grandes del mundo, más de la media mundial que es 6 x 100 mil hab. Más de 3 veces del registro de víctimas fatales en Centroamérica. ¿Por qué? ¿qué falló? Esa discusión, esa investigación, está pendiente de hacer por el mundo, pero es evidente que el sistema de salud pública de estos grandes países, de estas grandes economías, de estos países poderosos, colapsó. Fue incapaz de enfrentar con eficiencia y sensatez el problema.

Aquí, otra pregunta que dejo en el aire: ¿Qué otras intenciones hay? ¿qué cosas que no entendemos o no sabemos están detrás del fenómeno que se magnificó y exacerbó por acciones que identifico como artificiales e inducidas? No sé, allí están los datos según la OMS.

Evidentemente, hay que analizar el fenómeno antes, durante y después; antes, lo que teníamos era un sistema de salud privatizado, medicina mercantilista, exclusiones muy grandes, durante tenemos una explosión viral, contaminada por la pandemia del pánico, del virus de desinformación y manipulación, que se agrava con medidas extremas, radicales y excluyentes.

La pregunta es después: ¿Cuál es la ‘post-pandemia’? ¿Cuándo comienza? Estará comenzando en los próximos meses o en semanas, en el entendido de que la pandemia o el virus vino para quedarse, o ya existía y se conoció hace poco, porque hay diferentes teorías: ya existía antes dicen algunos, lo conocían, actuaba en el ser humano pero no lo habíamos clasificado, es posible; no existía, fue creado en laboratorio dicen otros, es posible; mutó de un animal, pasó al ser humano y comenzó a dar problemas, es posible; bueno, independiente de eso el virus está, es una realidad química biológica; el ser humano tendrá que convivir, habrá quizás períodos cíclicos o estacionales (en determinadas épocas del año), o bajo ciertos niveles de humedad, temperatura o ambientales.

Entonces, ante esa situación, el ser humano tiene que aprender a lidiar mientras no haya vacuna. Tenemos varias hipótesis en perspectiva: Hipótesis 1: la ciencia descubre una vacuna con éxito en los próximos meses. Los científicos dicen que la probabilidad es en el primer semestre del 2021; la vacuna es un proceso biológico complejo que requiere validación e identificar contraindicaciones; una vacuna certera, requiere verificación responsable desde el punto de vista de la medicina, hay un protocolo y un estándar al respecto. Lo más seguro es que a mediados de 2021, por el segundo trimestre, si todo va bien, habrá vacuna.

Hay otra hipótesis 2: no vamos a tener vacuna, pasan tres o cuatro años y la vacuna no existe. Por ejemplo, el sida tiene 40 años sin vacuna. La letalidad del sida es 60%, la letalidad del Covid 3.5%, es decir, aunque el sida es muy letal, lo que se ha hecho es tratamientos para reducir los daños, para vivir un tiempo prolongado a pesar del virus. Pero hay una hipótesis 3, que no se descubra la vacuna, simplemente porque no se puede descubrir, la ciencia no logra precisar eso, y la otra es que no se descubre porque el virus es mutante, si el virus muta no tienen forma de identificar cual es la variable del virus que te va a contaminar, y por lo tanto no hay una vacuna que te impida que te afecte y que genere los anticuerpos suficientes. Son diferentes posibilidades. Ahora, independiente de esas posibilidades, tenemos que vivir con una nueva realidad. La post-pandemia, está comenzando o está por comenzar a nivel mundial.

Aquí me hago una serie de preguntas, en voz alta: aparte de las víctimas fatales lamentables que han ocurrido a consecuencia del Covid19, que puso en evidencia un sistema sanitario, de salud, económico, social y político, incompetente, saturado de manipulación y desinformación, aparte de eso pregunto: ¿Cuántas personas no fueron atendidas en el sistema de salud durante estos meses, debido a que estaba enfocado a la pandemia, y por lo tanto, estas personas agravaron su situación por cáncer, diabetes, presión arterial, problemas renales, problemas hepáticos, u otro padecimiento? ¿Cuántas cirugías fueron suspendidas y no fueron realizadas, y las personas agravaron su salud, y quizás murieron con diferentes enfermedades? ¿O no buscaron o recibieron atención por miedo o porque los hospitales estaban saturados, o les suspendieron la cita, el examen o la cirugía? ¿Cuántos nuevos padecimientos se han generado producto del estrés y la ansiedad? ¿Cuántos nuevos hipertensos, cardíacos, diabéticos, cuántos enfermos mentales, cuántos han perdido el sueño o la tranquilidad por ansiedad, por la saturación informativa generada? ¿Cuántas enfermedades psicológicas y psiquiátricas se están produciendo en este proceso que aún no concluye? ¿Cuántas crisis personales se generan y afectan la salud pública por haber perdido el empleo, o no tener la oportunidad de buscar la opción para subsistir, en la cuestión económica, o porque quebró tu pequeño negocio, y estás complicado? ¿Cuántos niños recién nacidos en los primeros meses de su vida, no fueron atendidos adecuadamente, no recibieron la vacunación o atención necesaria, o las madres, y, por lo tanto, hubo más mortalidad infantil en este período de vida, o de madres por no ser atendidas, o no ser vacunados, y por lo tanto tendrán consecuencias futuras o inmediatas, en su crecimiento? ¿Cuántas atenciones no se hicieron? ¿Cuántas preocupaciones a la salud pública fueron obviadas, olvidadas, descuidas, durante este período?, y por lo tanto ¿Qué consecuencias para la vida y la salud de las personas se traen en el mundo? No lo sabemos, pero estoy seguro que muchas. Y este nivel de encierro, confinamiento, y paralización económica y social en muchos países y ciudades, ¿qué consecuencias tiene (no solo para la economía, que será la segunda discusión) para la salud pública? ¿Para la salud física, mental, emocional, social de las personas? Es incalculable. Si se pudiera medir, si se pudiera dimensionar eso, creo que es impactante el daño en la sociedad mundial. Esa es la primera preocupación inmediata en la ‘post-pandemia’, que está comenzando.

La otra preocupación es económica, ¿qué va a pasar? Según datos diferentes del FMI, BM, la Organización Internacional del Trabajo, etc., dicen que, más o menos el 50% de la población tiene empleo informal o empleo parcial, es decir que no son empleados todo el tiempo, sino estacionales. Según ellos, el 50% de la población ha visto afectado su nivel de actividad laboral, su ingreso y su vida, es decir, son 1.6 billones de personas en el mundo; el pequeño restaurante, la comidería, el artesano, etc., millones de personas, son dramáticas e impactantes las consecuencias sobre las personas y sus familias.

En América Latina, la CEPAL dice que habrá 28 millones más de pobres este año, es decir, personas que carecen de ingresos mínimos para subsistir y pasan a la categoría de pobres. 28 millones es el 60% de la población de Centroamérica. A nivel mundial, la FAO dice que se va a duplicarse la hambruna del mundo. Ya tenemos una hambruna significativa y vergonzosa, más de 170 millones de personas padeciendo hambre. Multipliquen por dos el dato: habrá más de 350 millones de personas en el mundo que padecerán hambruna. No un hambre que no comes de vez en cuando, sino el hambre que no tenés nada que comer. Esas posibilidades son evidentes, ya está ocurriendo en el plazo inmediato de estos meses en curso. Tenemos una realidad mundial compleja desde el punto de vista económico. Sorprende que además de las consecuencias a la salud pública y a la vida de las personas que ya mencionamos, el daño humano, que se ha generado, el daño económico, también hay un daño social, a la organización social, es decir, las familias que tuvieron víctimas, las familias que tuvieron que quedarse encerradas, la sociedad, aunque manifiesta actitudes de solidaridad, también el “distanciamiento social”, que no le quiero llamar así, debería llamarse “distanciamiento físico”, porque distanciamiento social es desigualdad e inequidad, entre grupos sociales y entre las personas, y no podemos abonar a profundizar las contradicciones y las desigualdades, que el mundo ha anunciado a nivel global eso: ‘distanciamiento social’. No, es distanciamiento físico, medidas sanitarias, de salud, de prevención, de higiene.

Creo que todo esto lo que pone en evidencia es que tenemos un mundo muy desigual, un mundo muy egoísta y a esta sociedad hay que darle vuelta, algo no funciona en la realidad actual, los sistemas hay que replantearlos, el orden mundial es contradictoriamente egoísta, desigual, y creo hay que replantearlo. Sin embargo, a pesar de esto, uno no se explica cómo algunas potencias del mundo, particularmente Estados Unidos, por ejemplo, que es uno de los más afectados, con tasa de muertes 6 veces más alta que la media mundial, raro e inexplicable, pero quizás no tan inexplicable, lo que hay es una sociedad extremadamente mercantilista, que obvia el sentido de solidaridad, según parece, 6 veces más alto, y Europa, afectada seriamente también. Sin embargo, a pesar de eso hay comportamientos políticos internacionales, desafortunados: amenazas de invasión, sanciones, etc., es contradictorio, seguir profundizando una política injerencista, contradictoria al panorama que exigiría comportamientos humanistas y solidarios. Ese es parte del problema mundial, tenemos que replantearnos todo eso.

Esos son algunos puntos de vista de las consecuencias que percibo, dramáticas en el medio y corto plazo, me refiero por lo menos a los próximos tres años. En los próximos tres años tendremos consecuencias graves, que tendremos que abordar con responsabilidad.

¿Las vacunas serán repartidas de manera equitativa?

Creo que efectivamente este es otro problema a discutir, porque si ves las medidas que algunos países tomaron, son excluyentes; si decís, confinamiento, cuarentena total, paralización total, eso es fácil decirlo, pero ¿qué? ¿Los médicos y personal de salud se pueden ir a su casa? No se pueden. ¿Los policías se pueden ir a sus casas? No. ¿Y los que trabajan en los servicios básicos para suministrar agua, luz, comunicaciones, se puede ir? No se pueden ir. ¿Y los que barren las calles de la ciudad? ¿Y el que vive el día a día porque nadie le paga, porque vende frutas, agua helada, frescos, o lo que fuera? No se puede ir. Entonces, el quedarse en su casa (¿tiene casa?) es como, si tengo mi salario asegurado, si tengo mis utilidades aseguradas, y soy dueño de empresa, que trabajen el resto y me quedo en casa. Eso es fácil hacerlo, fácil decirlo, pero no todos pueden hacer eso. Entonces, eso marca y profundiza desigualdades. ¿Quiénes van a quedar más pobres por esta crisis? ¿Quiénes van a quedar más endeudados, más imposibilidades en salir adelante? ¿Los que tienen el gran capital? No, por mucho que hayan perdido no perdieron nada, porque el capital que tienen es un respaldo suficiente, el que tiene propiedades y el que tiene recursos, y el que tiene ingresos fijos, etc., no le preocupa. Pero el resto que vive el día a día, que no tiene ahorros, que no tiene activos, que no es sujeto de crédito, etc., ese asume las consecuencias. Eso expresa la desigualdad, lo mismo puede pasar con las vacunas, entonces vas a tener dos grupos sociales, los vacunados y los no vacunados, es decir, los vacunados porque pueden pagar la vacuna y los no vacunados, que son billones, que no van a poder pagarla. Y ahí viene la responsabilidad social y solidaria de los seres humanos, que es parte del problema que estamos enfrentando.

Quisiera agregar otro elemento a esta conversación, hablando de víctimas totales. En el mundo, somos unos 7,700 millones de habitantes, es decir, llegaremos a 8,000 millones en los próximos años. Cada año nacen más o menos, en promedio, unos 54 millones de personas, y fallecen unos 22 o 23 millones, eso significa que la población mundial crece en 31 millones de habitantes nuevos. Y esos 31 millones, la mayoría nacen en condiciones de desigualdad y exclusión, es lamentable. Países de América latina, de África, etc. La tasa de muerte anual por todas las causas por cada 100 mil habitantes entre 290 y 300 personas a nivel mundial.  En Nicaragua, fallecen unas 16,000 – 17,000 personas al año. Es una tasa de 260 por 100 mil habitantes, es menor a la tasa de fallecimiento mundial que es casi 300.

El Covid19 produjo a nivel mundial una tasa de muerte de 6, es decir, si mueren 300 por diferentes razones, estaríamos muriendo 306 personas por 100 mil habitantes en el mundo. El Covid, seguro representará, al terminar el año, la causa número 11 o 12 de muertes, las 10 primeras causas son conocidas, por diferentes circunstancias o padecimientos entre las que tenemos cáncer, infartos, derrame cerebral, hipertensión, incluso entre la quinta o sexta causa están los accidentes de tránsito, los homicidios, entonces, más o menos entre la causa 11 o 12, quedarán las muertes provocadas por esta pandemia durante el año 2020.

Ante esa realidad, a nivel global que hay magnificación del problema, y reacción desproporcionada, cuando hay unas 10 causas adicionales que provocan muertes y que a lo mejor son desatendidas o atendidas insuficientemente, y a eso le sumas el impacto económico y social que agudiza la desigualdad. Ya el mundo es desigual, es excluyente, pero lo ocurrido en 2020, en el abordaje de la pandemia que tiene raíz viral, agravada por las circunstancias mencionadas, creo que, al contrario que el mundo profundice niveles de equidad, igualdad y solidaridad, lamentablemente parece que profundizó y profundiza la exclusión y la desigualdad. La formulación de una vacuna, quizás, ojalá no, aunque la realidad histórica lo dice, podría continuar esa dinámica, porque los países que puedan, quizás, la comprarán, algunos la suministrarán gratuita a sus ciudadanos, y en otros, a los particulares que tengan dinero, y los que no, tendrán que ver cómo subsisten para superar con su capacidad inmunológica el fenómeno viral de salud pública con el cual conviviremos de aquí para adelante.

El bien común y la salud

Si nos referimos a la parte conceptual, cuando hablamos de bien común decimos que es el fin del Estado. En el mundo hay casi 200 estados, 200 instituciones que se encargan de administrar la cosa pública en cada uno de los países, y estos estados, en cada país, tienen un fin por el que existe. El fin se llama bien común. Dentro del fin del estado, como parte del fin del estado en Nicaragua, el bien común, está salud, educación, defensa, seguridad, seguridad social, infraestructura, protección medioambiental, etc. Todo eso es función del estado: es bien común. Pero una función fundamental del estado, en el marco del bien común, es la salud pública. La salud pública es un énfasis del bien común, en condiciones de epidemias.

Cuando un país enfrenta un conflicto armado, una invasión militar externa, una agresión, la prioridad del bien común es la defensa militar del país, entonces, los ciudadanos, los militares, el ejército, todo se pone en función de asegurar la protección y la defensa de la soberanía nacional, de tal forma que los militares y ciudadanos, defendiendo su soberanía, en esa relación se producen actos patrióticos, dignos, heroicos, en defensa patriótica de su soberanía. Eso es un derecho legítimo y parte del bien común, pero también ocurre que los militares, dado que son el componente de mayor riesgo y vulnerabilidad en esa naturaleza del conflicto, también se producen actos de traición, de abandono, de miedo y terror. Cuando las naciones enfrentan niveles de inseguridad, de violencia social, de conflictos de convivencia muy altos, entonces, las fuerzas de seguridad pública, las fuerzas de policía se convierten en un eslabón fundamental del bien común. De tal forma que son de mayor riesgo, los policías tienen que enfrentar cotidianamente esa violencia que se desarrolla y afecta el bienestar de la sociedad. Entonces, se producen actos de heroísmo, de responsabilidad, reconocimiento, pero también actos deshonestos, y vulnerabilidad frente a un riesgo real.

En condiciones de epidemia, cuando la salud pública es el centro de atención fundamental, es aspecto de principal preocupación del bien común, los trabajadores de la salud son el eslabón más importante, alrededor del cual gira la sociedad, el estado, etc., porque son ‘la punta de lanza’ que enfrenta el problema de la salud, de epidemia, pandemia, o cualquier problema grave relacionado a la salud. Entonces, los trabajados de la salud son el eslabón de mayor riesgo: médicos, enfermeras, conductores de ambulancias, etc., y son ellos los que generan los actos de heroísmo, de vocación, de servicio, de entrega y sacrificio, pero también son el personal de mayor riesgo porque enfrenta el fenómeno, ya no como agresión militar ni violencia delictiva, en el caso de los policías, sino como fenómeno de la salud pública, en este caso viral, que tienen que abordar para atender la salud de los pacientes, y lograr la recuperación de las personas.

Por lo tanto, es al sector de salud pública al que el estado prioriza como función fundamental, hacer girar todos los componentes de la sociedad, políticos, económicos, sociales, alrededor del fin principal que es la salud pública como preocupación relevante para la sociedad. Ese eslabón de salud pública es prioridad por el bien común.

Nicaragua asumió una política, que me parece responsable desde su propia realidad y debe ser un balance entre salud y economía. Dadas las consecuencias, del fallido golpe de estado del 18, el daño que se produjo en la economía, y para evitar, como ha sucedido en otros lados, que las medidas sean irracionales, imprudentes, y agudicen los niveles de desigualdad de la sociedad. Entonces, un balance entre salud y economía, donde se fortalezca el sistema de salud, las medidas prácticas de salud, prevención, higiene, vacunación, fumigación, educación e información, y, por otro lado, una actividad económica no paralizada, que permita que la sociedad siga funcionando y asimile de manera inteligente este problema viral que enfrentamos.

A mí me parece que la acción de Nicaragua, que es similar a la aplicada por otros países, y a la recomendada por científicos sensatos, me parece que ha sido una medida inteligente. Hay una frase de Stephen Hawking, que menciono con frecuencia: “La inteligencia es la capacidad de adaptarse al cambio”, es decir, me parece que la acción aplicada por Nicaragua, es una acción inteligente, no está marcada por el pánico, lo cual es desafortunado, no está marcada por posiciones extremas, radicales, que agudizan las desigualdades y exclusiones, y también menciono la frase de un psicólogo norteamericano Albert Ellis, dice: “La perturbación emocional, no es creada por la situaciones sino por las interpretaciones que les damos a esas situaciones”, es decir, tenemos un fenómeno, pero la gran pregunta es ¿cómo va a ver ese fenómeno? Si el fenómeno es de un tamaño, ¿lo ves más grande de lo que es? Hay que dimensionar la magnitud del fenómeno para que la brecha entre naturaleza, efecto y gravedad, no sea extrema, de tal forma que no reacciones con medidas desproporcionales, sino proporcionales, congruentes y oportunas. Esos criterios son importantes. Una reacción proporcional, es decir, ante un daño muy grave, tenés que tomar acciones muy graves; ante un daño menor, la acción y la respuesta debe ser proporcional. Ese es el sentido común, ese es el sentido de responsabilidad, de bien común, que el estado está obligado asumir.

Cada país, cada nación, en el ejercicio de su soberanía, en ejercicio del bien común como función principal del estado, está obligado a actuar en correspondencia. Ahora, lamentablemente en el mundo, creo que la avalancha de la información y desinformación, generó acciones de naturaleza política, más que de naturaleza preventiva para la salud pública. Hubo decisiones extremas, como, por ejemplo, el vecino El Salvador, en mi opinión son medidas extremas, no muy sensatas. Los resultados, el daño humano provocado por la pandemia, no son distintos a otros países que no aplicaron esas medidas. Si ves el caso de Suecia, los resultados son mejores que los de España, que tuvo un nivel de complicación dos o tres veces más graves que Suecia, a pesar de que Suecia decidió no cerrar la economía, administrar la salud con responsabilidad, y no clausurar el funcionamiento del país. España lo hizo. Pero la gravedad de las consecuencias humanas fue muy alta. Entonces, no marcó eso la diferencia y creo que las acciones traen otras críticas consecuencias de mediano y largo plazo.

Habría que observar las consecuencias post-pandémicas, no solo desde el punto de vista del daño económico, sino que también del daño humano, ¿cuántas muertes nuevas? ¿Cuántos daños humanos nuevos? ¿Cuántas afectaciones serias a la salud se van a generar después como consecuencia de la pandemia misma o de la forma que abordamos el problema? Eso está por verse.

Salud y paz. Muchas gracias.

 

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FRANCISCO JAVIER BAUTISTA LARA
Managua, Nicaragua

Comparto referencias de mis libros y escritos diversos sobre seguridad, policía, literatura, asuntos sociales y económicos, como contribución a la sociedad. La primera versión de esta web fue obsequio de mi querido hijo Juan José Bautista De León en 2006. Él se anticipó a mí y partió el 1 de enero de 2016. Trataré de conservar con amor, y en su memoria, este espacio, porque fue parte de su dedicación profesional y muestra de afecto. Le agradezco su interés y apoyo en ayudarme a compartir.

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