MULTITUDES: Oración
Líbrame Señor de la indiferencia,
de perder la capacidad de asombro
ante lo grandioso y extravagante,
lo profundo y simple, lo bello y cotidiano.
Líbrame Señor de la incapacidad
de sorprenderme;
dame lágrimas cuando tenga que llorar
y risa cuando tenga que reír.
Ayúdame a despreciar lo inútil,
superfluo y falso,
a sacudir las apariencias
e identificar sus gestos.
Líbrame Señor del silencio
cuando la voz necesite hablar,
que no se me ahogue el grito,
que salga despavorido,
que se fugue sin límites,
cuando tenga que salir.
Dame angustia ante la tragedia,
ayúdame a gozar la felicidad.
Haz que viva la vida
en todas sus tonalidades,
sintiendo intensamente
cuanto hay que sentir
en el momento propicio:
resplandor con la luz,
sombras en la oscuridad.
Haz que me conmueva
en distinta semblanza
ante el dolor ajeno,
la mirada franca,
la sonrisa dulce,
la presencia acogedora,
la sonora voz del que se despoja
y se sumerge íntegro
en el desprendimiento.
Cuando me cobije
con su terrible manto
la fúnebre indiferencia,
nada me inmute,
ni el frío ni el calor,
ni la aridez de la tierra o el alma,
ni el frondoso regocijo de lo natural,
entonces dame algo más,
lo último, te lo pido:
que tu reloj me dé
sin contemplaciones,
en la brevedad,
la precisa hora
que en su campanada
apague la luz.