Para doña JULIA de JOSECITO CUADRA
Anticipado vine, doña Julia, en febrero,
esperé y llegaste, en junio del mismo año,
te fuiste primero, doña Julia, en septiembre,
esperáste y llegué puntual, en diciembre.
Ambos, escogimos un viernes, los dos
el mismo día de Nuestro Señor,
la cama arreglada, la luz apagada,
abierta la puerta del cuarto común,
en la caja mortuoria, acomodaditos,
en el espacio en donde cabemos,
después de la misa precisa del padre Centeno,
bajo la lápida fría del epitafio previsto,
del sábado mío idéntico al tuyo.
En tres días, en el tiempo justo, los tres,
juntitos antes, juntitos ahora,
seguiremos siendo, siempre después,
viviendo en el humor sagrado
los versos alegres de Nuestro Señor,
simpleza profunda de místicos cantos,
sobre el regazo cálido del sensitivo aliento,
unidos en trinidad indisoluble,
sin escaparme por el patio trasero,
sin reprenderme doña Julia
por el atraso imprevisto,
sin olvidarse Él del compromiso juntos:
tu, yo y Él, solamente, al fin.
Amén.