TIEMPO DE CRISIS, DESEQUILIBRIOS Y CAMBIOS
“Nuestra permanencia en la tierra es breve. Disfrutemos de ella, creamos y demos gracias”. Ernest Hemingway. (Fiesta, 1926).
2012 está saturado de expectativas y especulaciones de diversa índole, algunas fatales y otras esperanzadoras, incluso no faltan las de naturaleza mercantil que se benefician de la curiosidad y el miedo haciéndolo espectáculo y diversión. Los mayas, grandes arquitectos y observadores del universo, fecharon el inicio de la Cuenta Larga (entre dos alineaciones galácticas) del calendario Tzolkin el 11 de agosto de 3114 a.C., concluyéndolo el 21 de diciembre, lo que cierra el ciclo que representa el fin e inicio de una era. El movimiento del Sistema Solar en la Vía Láctea, completa cinco ciclos, cada uno de 5,125 años que suman 24,625 años solares, o un día galáctico. Por primera vez en la historia la humanidad “se percata como testigo” del cambio en el movimiento del universo del que somos parte “insignificante”. Al concluir cada periodo, el centro de la galaxia emite una descarga de energía que sincroniza al sistema solar y se alinea finalizando el recorrido elíptico de casi 26 mil años. Sale de la noche galáctica para entrar a la mañana galáctica, iniciando “un tiempo de desarrollo y evolución” que, según diversas interpretaciones comenzó hace veinte años (1992 – 2012). Identifican la oportunidad de la humanidad para entrar en la etapa evolutiva superior. A partir de esta energía cósmica, ¿recuperará los equilibrios perdidos que se agudizan en todos los ámbitos? Se requiere sacudir la conciencia y encontrar un nuevo rumbo acorde al movimiento orbital. ¿Nos percatamos, mas allá de las creencias, la fe, la superstición o las ciencias de los riesgos contemporáneos para la existencia sostenible de la humanidad? Los múltiples desajustes sociales, económicos y ambientales no pueden soportarse por largo tiempo ¿Cuántas décadas más? ¿Cuál es la capacidad de aguante de la tierra en donde habitamos, de la naturaleza que nos sustenta y de la población creciente y marginada sobrepoblando desigualmente el planeta?
Se acumulan las crisis globales y diversas. La crisis energética por la dependencia del petróleo cuyas reservas se agotarán en las próximas décadas y su explotación contamina de manera creciente al planeta. Estados Unidos y Canadá con el 5% de la población mundial consumen desproporcionadamente el 30% de la energía primaria disponible. La humanidad requiere fuentes limpias y renovables como la eólica, geotérmica, hidroeléctrica, solar, etc. (ni el 1% del consumo mundial).
El desequilibrio ecológico se agudiza. Según el Fondo Mundial para la Naturaleza (Planeta Vivo 2008): “el mundo se aproxima a una peligrosa crisis, provocada por la demanda humana, que ha superado el 30% de la capacidad de la naturaleza para regenerarse”. Los gases de efecto invernaderos, generados en más de la mitad por las compañías multinacionales de los países desarrollados, afectan el calentamiento del planeta. La desforestación, la perdida de diversidad, el aumento de la frontera agrícola, la contaminación de los ríos y las fuentes de agua, la expansión turística que atropella el medioambiente, la sobrexplotación de la flora y la fauna, los crecientes desechos humanos en las ciudades y la industria, trae como consecuencia una drástica alteración del equilibrio ecológico. El calentamiento global es inequívoco y la destrucción de la capa de ozono grave. Todo afecta la vida en la forma en que actualmente la conocemos.
La crisis económica de los últimos años evidencia profundo desajuste del sistema imperante. Hay fragilidad en el ordenamiento económico mundial, se deteriora la confianza en el sistema financiero, se pierden empleos, hay problemas en la seguridad social, la dinámica consumista es perniciosa, las monedas de las grandes economías se degradan, los déficit macroeconómicos se profundizan. Christine Lagarde, directora del FMI (2011), comentó que “puede aproximarse una crisis mayor que la de la gran depresión de los años treinta y ningún país grande o pequeño estará exento de sus efectos, se requieren soluciones globales a los problemas económicos globales”. Las bases que sustentan el modelo económico son injustas, es egoísta, aumentan la inequidad. ¿Qué alternativas seremos capaces de encontrar?
La crisis es profundamente social y humana. La violencia delictiva crece incontrolable en todos los países, en algunos es extrema. El uso de armas, el consumo de drogas y licor dañan el comportamiento social. Muchos padecen enfermedades, hambre, desnutrición y guerras, la ola de emigrantes aumenta en busca de oportunidades, la publicidad satura e impone una frenética inclinación al consumo, la conciencia humana se debate entre el deterioro de identidad y la urgente necesidad de refugio y ayuda ante el stress contemporáneo y postmodernista. Se desmitifican instituciones, se rompen paradigmas, hay crisis de valores, el comportamiento humano se modifica y busca con ansiedad salidas espirituales y explicaciones razonables a su problemática.
En el mundo con siete mil millones de habitantes mas informados, las crisis se juntan y agravan ante los desequilibrios. ¿Qué no hemos hecho bien como humanidad? Pensando en nuestra responsabilidad ineludible ¿Qué hacemos como individuos por preservar el equilibrio con la naturaleza y entre todos? Es buen momento para que, sin dejar de exigir la responsabilidad ajena, asumamos con firmeza las nuestras actuando en consecuencia. ¿Cómo contaminamos el ambiente físico y espiritual que nos rodea por las emisiones tóxicas? ¿Qué tan culpable somos de la pobreza, la desigualdad y la exclusión en nuestra familia, vecindario, grupo social, empresa, iglesia, organización, etc.?
Las crisis son oportunidad de cambio. Confiamos en la sensatez de la humanidad por encontrar soluciones desde una “nueva conciencia”. Necesitamos asumir una actitud distinta ante nosotros, la naturaleza y el universo, fortalecer la solidaridad, reconocer el rostro espiritual y trascendente que nos es inherente, asumir con tolerancia las diferencias, reconocer en las personas su plenitud.
La tierra y el universo pueden existir sin nosotros, no hay fin del mundo todavía, la Tierra, desde las proyecciones geológicas tiene millones de años por delante, pero podemos aproximar nuestro final humano ante la modificación de las condiciones que requerimos. Algo termina periódicamente para permitir otro comienzo. ¿Queremos seguir en la tierra y el universo? Hay cosas que no dependen de nosotros a pesar de lo que deseemos o sepamos. La galaxia se mueve y cambia en un orden que no comprendemos, el universo acoge nuestra pequeñez y nos da oportunidad existir. Si lo inmenso y trascendente, lo divino e inexplicable no podemos evitarlo, ¿cómo nos adaptamos, cómo lo asimilamos y nos encausamos en la armonía necesaria que los mayas y otras culturas mencionaron desde su cosmovisión hace siglos y los creyentes, desde todas las religiones anuncian como un “nuevo cielo y una nueva tierra”?
