Retornos y revelaciones:       El viaje a Nicaragua e Intermezzo  tropical        (1909-2019)
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Retornos y revelaciones: El viaje a Nicaragua e Intermezzo tropical (1909-2019)

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January 18, 2019

XVII SIMPOSIO INTERNACIONAL RUBÉN DARÍO

Del 17 al 20 de enero, 2019

RUBÉN DARÍO EMBAJADOR DE LA PAZ

León,NicaraguaE

Casa-museo Rigoberto LópezPérez, viernes 18 de enero 2019.

Conversatorio con Francisco Javier Bautista Lara

RESUMEN

Rubén Darío retornó a la patria natal 7 veces, 30 de sus 49 años de vida permaneció en el exterior. El 6to. retorno fue apoteósico, el poeta recuperó la patria, y la patria al poeta errante.  Después de la estadía de 130 días (23 nov. 1907 – 3 abril 1908), escribió 12 crónicas para La Nación, Buenos Aires, y publicó, en 1909, hace 110 años, el libro El viaje a Nicaragua e Intermezzo tropical, donde incluyó diez poemas, entre ellos Retorno y A Margarita Debayle.

La publicación muestra al emprendedor y visionario que, habiendo alcanzado el éxito, muestra gratitud con sinceridad y humildad a su patria, a los países que lo acogieron, y a muchas personas que lo apoyaron.

El libro, “respuesta lírica e ideológica de Darío ante la experiencia devolver a su patria”, es texto obligado que el sistema de educación deberíacompartir. La temática de conjunto (naturaleza, historia, política, cultura,social, mujer) y muchas frases y versos, por su profundidad y belleza, podríanser parte de la comunicación social, para fines turísticos y para fortalecer elsentido colectivo de pertenencia, el aprecio y compromiso con la patria que nosacoge por influencia sociocultural, nacimiento y escogencia.

 

“Si pequeña es la patria, uno grande la sueña.

Mis ilusiones, y mis deseos, y mis

 

esperanzas, me dicen que no hay patria pequeña.

Y León es hoy en mí como Roma o París.”

Retorno(VII)

 

“¿Para qué los odios funestos

de los ingratos?

¿Para qué los lívidos gestos

de los Pilatos?”

Delpoema de otoño

 

  1. Siete retornos a la patria natal

 

  1. El nicaragüense Félix Rubén García Sarmiento, Rubén Darío, vivió 49 años y 18 días (Metapa, 18 de enero de 1867 – León, 6 de febrero de 1916), alcanzando una edad superior a la esperanza de vida de entonces que no llegaba a 40 años. Tuvo una intensa y diversa vida personal, – “Dramática vida”, escribió Edelberto Torres-. Reconoce: “Yo he navegado y he vivido” (Capítulo I)[1]. Fue curioso viajero, observador constante, lector persistente, acucioso cronista, poeta inspirado y escritor dedicado, todo ello lo llevó a una rica, abundante e innovadora producción literaria, en verso y en prosa, a fundar el Movimiento Modernista en la literatura española a finales del siglo XIX. Pagó, como es evidente durante su recorrido y al final de su tiempo, los costos personales del éxito. En su discurso en León, en diciembre de 1907, dijo con emotiva claridad: “si la cosecha de angustias ha sido copiosa, no puedo negar que me ha sido dado contribuir al progreso de nuestra raza y a la elevación del culto del Arte en una generación dos veces continental. Benditas sean las tribulaciones antiguas, si ellas han ayudado a ese resultado, y bendito sea el convencimiento que siempre me animó de que necesario es navegar, y aumentando el decir latino, necesario es vivir”.

 

La mayor parte del tiempo vivido lo pasó fuera de su país natal, aproximadamente 30 años, principalmente en Argentina, España y Francia, también fue relevante su permanencia y paso por Chile, El Salvador, Guatemala, Costa Rica, Colombia (y Panamá), Estados Unidos y Brasil.

 

  1. Siendo muy pequeño, por un período no preciso que puede ser entre uno y dos años, fue llevado por su madre de León a San Marcos (Honduras), desde donde viene, en las memorias recogidas en La vida de Rubén Darío escrita por él mismo(1912), su primera impresión: “Mi primer recuerdo –debe haber sido a la sazón muy niño, pues se me cargaba a horcajadas, en los cuadriles, como se usa en aquellas tierras-, es el de un país montañoso: un villorrio llamado San Marcos de Colón, en tierras de Honduras, por la frontera nicaragüenses; una señora delgada, de vivos y brillantes ojos negros ¿negros?… no lo puedo afirmar seguramente…, mas así lo veo ahora en mi vago y como ensoñado recuerdo-, blanca, de tupidos cabellos oscuros, alerta, risueña, bella. Esa era mi madre”.[2] Esa fue su primera salida fuera de las fronteras nacionales. Retornó, traído por Félix Ramírez, quien, junto con tía abuela Bernarda Sarmiento, fueron sus padres de crianza.

 

  1. Restando ese breve período, su más larga permanencia en Nicaragua fue, desde su nacimiento hasta agosto de 1882, cuando viajó a El Salvador a la edad de 15 años y 7 meses. Aquí transcurrió su niñez e inició su adolescencia, su formación cultural, social, académica y emocional fue recibida principalmente en León y complementada en Managua. Algo tuvo que existir en ese entorno colonial, clerical, cultural, universitario y predominantemente liberal para influir en las inclinaciones, preferencias y motivaciones del niño y del joven. Allí se configuró de manera preliminar e indeleble, el germen de su mundo mental y sentimental, estético, poético-literario, cuyos vínculos fundamentales son indisolubles a pesar de los inconvenientes, desencantos y contrariedades; de las oportunidades, esplendores y halagos –no ajenos a las incomprensiones y dificultades-, que fuera del ambiente originario, encontró. No es casual que Darío, en el discurso realizado en el Teatro Municipal de León la noche del 22 de diciembre de 1907 dijera: “Yo sé lo que debo literariamente a la tierra de mi infancia y a la ciudad de mi juventud”.[3]

 

  1. Segundo retorno a Nicaragua. Darío tuvo siete viajes de retorno a Nicaragua. El segundo (el primero, como dijimos antes, fue de Honduras a Nicaragua, cuando niño), al regresar de El Salvador, en octubre de 1883, permaneciendo en Managua, León y de paso en Granada, hasta volver a salir en junio de 1886. Pasó casi tres años. La estadía de varios meses en la Biblioteca Nacional fue un aprendizaje principal para su formación literaria; su participación en las tertulias de Managua y León, -inició en la tertulia de la casa de las Cuatro esquinas, con don Félix y doña Bernarda cuando niño-, entre hombres de cultura, letras y política, se convirtieron en efectivos espacios para descubrir, compartir y aprender, en donde, su capacidad de escuchar, su extraordinaria memoria y la persistencia de sus intereses, lograron afirmar y asumir con precisión y persistencia, el propósito de su vida.

 

  1. Tercer retorno a Nicaragua (marzo – mayo 1889). Llegó a Corinto el 6 de marzo de 1889 procedente de Chile. Ha publicado Azul… (Valparaíso, 1888), el libro que inaugura, aunque de manera preliminar, el Modernismo literario hispanoamericano; se revela ante el mundo gracias al Prólogo que con generosidad y amplitud escribió Eduardo de la Barra, y los posteriores dos extensas cartas de Juan Valera (octubre 1888), donde reconoce que: “El libro está impregnado de espíritu cosmopolita”. Su estadía es breve. Dos meses después, vuelve a El Salvador. A pesar de la gloria que soñaba con su libro primigenio, aún no permeaba suficiente el entusiasmo nacional, era necesaria la plataforma internacional que diera aliento sostenible a sus sueños y proyectara con efectividad los resultados. Percibió limitado el espacio territorial y socio-cultural que lo ahogaba, no encontraría en él sustento suficiente para impulsar su propósito de visión universal.

 

  1. Cuarto retorno a Nicaragua (28 de junio – 6 de julio, 1892). Después de su permanencia en El Salvador, dirigiendo el diario La Unión, de su matrimonio civil con Rafaela Contreras Cañas (San José, 1869 – San Salvador, 1893), la abrupta salida por el golpe de estado contra el presidente Gral. Francisco Menéndez, su protector, la llegada a Guatemala, donde se realiza el casamiento eclesiástico, el viaje a Costa Rica donde nace su primogénito, regresa a su país natal en la brevísima estadía de unos días. Será parte de la delegación que viajará a Madrid para representar a Nicaragua en la celebración del cuarto centenario del descubrimiento de América, designación que asume con entusiasmo porque será su primer viaje transatlántico y la oportunidad para conocer España.

 

  1. Quinto retorno a Nicaragua (enero – marzo 1893). Después de su permanencia en España, su paso por Panamá (departamento de Colombia), y al regreso también por Cartagena de Indias en donde recibe el ofrecimiento de un nombramiento como cónsul de Colombia por el expresidente Rafael Núñez, regresa por quinta vez a Nicaragua. Durante esta corta estadía, fue sacudido con la noticia del fallecimiento de su esposa Rafaela Contreras en San Salvador (26 de enero). A pesar de las circunstancias, cinco semanas después, contrajo matrimonio (8 de marzo) con quien será su segunda esposa: Rosario Emelina Murillo Rivas (Managua,1871-1953), su “garza morena”, la pasión de adolescente que se volvió después una relación tormentosa, indisoluble y aparentemente necesaria al final de su vida.

 

  1. Sexto retorno a Nicaragua (23 noviembre 1907 – 3 abril 1908).

“El retorno a la tierra natal ha sido tan

sentimental y tan mental, y tan divino,

que aún las gotas del alba cristalina están

en el jazmín de ensueño, de fragancia y de trino.”

Retorno (VII)

Transcurridos casi quince años de ausencia (marzo 1893 – noviembre 1907), regresó, después de permanecer en Buenos Aires, Argentina, a quien consideró su segunda patria, -allá tuvo intención de regresar al final de su tiempo pero las circunstancias lo impidieron-; su breve desempeño como cónsul de Colombia, las múltiples crónicas con La Nación, que se prolongaron durante dos décadas y media (1889-1916), la publicación de Los raros y Prosas profanas; su llegada a Madrid, el encuentro con Francisca Sánchez, con quien tendrá – a pesar de las intermitencias del poeta errante-, la relación más próxima a una vida de hogar durante quince años (1899 – 1914); la publicación de Cantos de vida y esperanzas. Los cisnes y otros poemas y El canto errante, entre otros; de su paso por Europa, la estadía en París como cónsul de Nicaragua (marzo 1903 -1909), y la participación en la III Conferencia Panamericana de Rio de Janeiro (1906), como parte de la delegación nicaragüense.

 

Darío salió de 26 años (1893), ahora ha llegado a 40 (1867-1907), cumplirá 41 años (18 de enero de 1908) estando en Nicaragua, tiene plena madurez física y literaria. Aunque como afirman quienes lo conocieron, siempre seguirá siendo un niño: “Era ingenuo como un niño y sensible como una mujer”[4], según Felipe Sassone, y Nilo Fabra escribe: “Rubén fue un niño casi toda la vida…”[5].

Este sexto, pomposo y más popular retorno, se prolongó durante 130 días, fue intenso y caluroso el regreso del poeta a la patria, hubo innumerables celebraciones oficiales y no oficiales, expresiones previstas y espontáneas: “En verdad, se mató el mejor cordero en el retorno del poeta pródigo” (capítulo I); le permitió redescubrir su gente, la historia, la cultura, las anécdotas y los recuerdos de antaño: “encontré en mis compatriotas un encanto que, por un lado, me parecía lleno de atractivo exótico, y por otro, reavivaba en mi memoria impresiones ya casi perdidas en la lejanía de mis primeros años” (capítulo VII). La madurez humana, literaria y patriótica del poeta, y la apoteósica recepción ofrecida por las autoridades, los amigos y la gente común, permitió el reencuentro afectivo, profundo y emotivo con el origen ineludible con quien se reconciliaba. “Como para hacerme olvidar antiguas ignorancias e indiferencias, fui recibido como ningún profeta lo ha sido en su tierra… El entusiasmo popular fue muy grande. Estuve como huésped de honor del Gobierno durante toda mi permanencia”. (LXI, Autobiografía, p. 113). Hubo discursos, desfiles, recepciones, homenajes, ovaciones, multitudes… que lo sorprendieron; la realidad del recibimiento superó sus expectativas, lo acogían con gran afecto, lo reconocían como hombre de éxito y triunfador carismático, lo que le significó momentos de perdurable regocijo. Revivió las viejas herencias culturales trayendo el acervo de las conquistas. Lo más importante del viaje, dice Coloma: “la experiencia estremecedora del cariño de su pueblo”[6].

En el homenaje que ofrecieron en la capital a su llegada en noviembre de 1907 dijo: “Pueblo de Managua: la espléndida recepción que acabáis de hacerme la aprecio como un premio a mi vida errante, en persecución del arte supremo y para gloria de Nicaragua; os lo agradezco desde lo más profundo de mi alma”.[7]

Este retorno tuvo suficiente fuerza intelectual y emotiva para ameritar la publicación de  El viaje a Nicaragua e Intermezzo tropical[8] (1909 – 2019: hace 110 años), hubo, en ese viaje, intensidad y motivación para escribir, porque el poeta, habiendo recuperado la patria original, y Nicaragua, habiendo renovado el afecto y la memoria emocional y mental de Darío, conformó el libro a partir de diez entregas o crónicas (convertidos en diez capítulos corregidos por el autor), para el diario La Nación, de Buenos Aires, entre agosto de 1908 y abril de1909 (ver cuadro), más el onceavo capítulo que agregó al final, cuando la edición estaba en la etapa de corrección de pruebas, para evidenciar su simpatía hacia el gobierno liberal del presidente José Santos Zelaya, frente al derrocamiento forzado por Estados Unidos[9].

Así comenzó el primer capítulo del libro, enunció el sentido personal que adquirió la visita: “Tras quince años de ausencia, deseaba yo volver a ver mi tierra natal. Había en mí algo como una nostalgia del trópico”. Más adelante agrega: “es el hombre que desinteresadamente se consagró a ideas de arte, lo menos posiblemente positivo, y después de ser aclamado en países prácticos, volvió a su hogar entre aires triunfales” (capítulo I). También el ambiente tropical y cálido le trajo bienestar general y salud: “el paisaje diríase que penetra en nosotros por todos los sentidos, y hay una furia de vida que con su proximidad enerva”. Recordó, desde la ciudad de su infancia, la cuna de sus afectos: “se levantó siempre en mí un pensamiento o un suspiro hacia la vieja catedral, hacia la vieja ciudad, hacia mis viejos amigos” (capítulo I). Afirma: “gratos recuerdos de un pasado que me parece de sueño” (Cap. X, p. 64).

Entre el capítulo V y el VI, el autor introdujo, con el título: Intermezzo tropical (que después publicó, en 1910, como Poema de otoño y otros poemas), diez poemas, entre ellos, El poema de otoño (X), el más representativo: Retorno (VII); y el muy conocido poema infantil, un cuento: A Margarita Debayle (VIII), dedicado a la hija de ocho años de su amigo leonés y compañero de estudios Dr. Luis H. Debayle, escrito en la isla El Cardón, frente a Corinto, en marzo de 1908.

El autor anotó la dedicatoria del libro El viaje a Nicaragua: “A la Sra. Doña Blanca de Zelaya,[10] respetuoso homenaje”, esposa del Presidente de Nicaragua (1893 – 1909). Previo a los poemas Intermezzo tropical que insertó, Darío lo dedicó: “A Mariano Miguel de Val”. Abogado, escritor y poeta (Madrid, 1875 – 1912), secretario de la Legación de Nicaragua en Madrid cuya sede estuvo en su propia casa (calle Serrano, 17, hoy Serrano, 31). Con Rubén mantuvo estrecha amistad, le dedicó también el Poema de otoño. No es casual que el nicaragüense se haya referido al poeta español, de quien dijo: “hombre admirable, ¡admirable!”; él guardaba especial aprecio por Nicaragua.

En la narración el autor toma diversas fuentes históricas, entre ellas Historia de Nicaragua de José Dolores Gámez, textos de viajeros de Paul Lévy, Thomas Gage, Squier, John Esquemeling, y las crónicas de Indias de Gonzalo Fernández Oviedo y Francisco López Gómara. Darío pone de manifiesto: “la agilidad mental primitiva de los indígenas de Nicaragua, es decir la capacidad argumentativa de los primeros habitantes de su país, que es anterior a la llegada de los españoles”. No solo muestra el relato del cacique Nicaragua con el conquistador español Gil González, también pone de relieve la alta cultura indígena involucrada, “en el carácter han dejado su influjo los hábitos coloniales y la agilidad mental primitiva”[11], “configura un nuevo relato fundacional que le permite mostrar el diferencial superior del nicaragüense en Centroamérica: su talento y valor, producto de la levadura primitiva a la que se agregaron elementos coloniales”.[12]

La prosa y los versos, escritos con franco y espontáneo afecto, tienen valor histórico, literario, sociocultural y turístico. El poeta asume posiciones políticas, expresa preocupaciones sociales, revela su patriotismo, reafirma la aspiración de la Patria Grande, Centroamérica, y su rechazo a las políticas intervencionistas; muestra el carácter hospitalario, sencillo y cotidiano de la gente, su laboriosidad, recrea la abundante belleza natural y cultural, particularmente de León, Managua y Masaya, comparte anécdotas y reafirma sentimientos, percibe la idiosincrasia y las tradiciones nicaragüenses, comparte puntos de vista que complementan el conocimiento sobre sí mismo y sobre el origen que revive, y nunca perdió. Al decir: “El nicaragüense es emprendedor, y no falta en él, el deseo de los viajes y cierto anhelo de aventura y de voluntario esfuerzo fuera de los límites de la patria” (capítulo III), así, a partir de la generalización, se descubre y define él mismo.

En su Autobiografía, cuatro años después (1912), recuerda: “Partí, pues, de Nicaragua con la creencia de que no había de volver nunca más; pero había visto florecer antiguos rosales, y contemplado largamente, en las noches del trópico, las constelaciones de mi infancia. La familia Darío estaba ya casi concluida. Una juventud ansiosa y llena de talento se desalentaba, por lo desfavorable del medio. Y se sentía soplar un viento de peligro que venía del lado del norte”. (LXII, Autobiografía, p. 114).

Para Günther Schmigalle “El viaje a Nicaragua es, en cuanto a género discursivo, un relato de viaje –tal vez el primero- escrito por un nicaragüense, y esto es posible debido a que, circunstancias especiales como exilio u otra ausencia prolongada, permitiría a un autor mirar a su propio país, o a partes del mismo, con ojos de un extranjero (1993)”[13].

El 12 de enero de 1909, Darío escribió a Santiago Argüello: que el libro que se está publicando, que piensa hacer una edición en Londres, en inglés, para la cual quiere ilustraciones: fotografías de paisajes, de monumentos y de personalidades del país, de damas bellas”.[14] Lo concebía como una especie de guía turística o descripción histórica, geográfica, cultural y social de Nicaragua, pero, ante las circunstancias políticas por la caída de Zelaya, no lo hizo así, y solo agregó el último capítulo.

El viaje a Nicaragua e Intermezzo tropical, tuvo, en vida de Darío, una sola edición (Madrid, Biblioteca Ateneo, 1909, 165 pp.), después se han realizado diez ediciones más: en Obras completas, tomo XVII (Madrid, Tipografía Yagües; ilustraciones de E. Ochoa; enero 1919; sin los poemas), otra en 1950 (sin los poemas); en Nicaragua en 1966 (sin los poemas); en Nicaragua: 1982 y 1984 (Talleres Gráficos de la Empresa Nicaragüense de Ediciones Culturales –ENIEC-, Ministerio de Cultura), dos ediciones facsimilares de la edición de 1909; en 1988 una edición del texto completo corregido, con amplia introducción, bajo la dirección de Fidel Coloma González y colaboración de Pablo Kraudy (Colección Azul, Editorial Nueva Nicaragua, 290 p.); en 2003 se publicó la primera edición crítica del texto completo en Argentina, a cargo de Silvia Tieffemberg, profesora e investigadora de la Universidad de Buenos Aires, con la colaboración de Víctor Goldget, incluye a pie de páginas las variaciones textuales que el autor introdujo en el libro de 1909 con respecto a las crónicas originales publicadas en La NaciónDistribuidora Cultural (Nicaragua), realizó en los últimos veinte años, una edición (1998) y cinco reimpresiones con propósitos didácticos incluyendo una guía de estudio. El Instituto Nicaragüense de Cultura, para conmemorar 110 años de la publicación del libro, emitió (enero 2019), por primera vez, dos ediciones en versión electrónica: una facsimilar de 1909 (http://www.inc.gob.ni/el-viaje-a-nicaragua-e-intermezzo-tropical/) y otra de la publicación de 1988 (http://www.inc.gob.ni/libro-digital-de-ruben-dario-el-viaje-a-nicaragua-e-intermezzo-tropical/).

La identificación de sus raíces, la reafirmación de todo aquello que, durante los primeros quince años de su vida (1867-1882) y los tres que agregó durante el segundo retorno (1893-1896), fortalecieron la humanidad del ahora sólido y famoso literato, activaron el orgullo nacional y el sentido mutuo de pertenencia que, transcurrido más de un siglo, nos hereda.

 

El viaje a Nicaragua e Intermezzo tropical: “respuesta lírica e ideológica de Darío ante la experiencia de volver a su patria”[15], es, sin dudas, un texto obligado que el sistema de educación nicaragüense debería compartir, el sentido temático de conjunto y muchas de sus frases y versos, por la profundidad, belleza y sentimiento con los que fueron expresados, podrían ser parte de la comunicación social del país, no solo para fines turísticos, sino para fortalecer el conocimiento común, el sentido positivo y colectivo de pertenencia, el necesario aprecio y compromiso con la patria que nos acoge por influencia sociocultural, afecto, nacimiento y escogencia.

 

  1. Séptimo y final retorno a Nicaragua (26 de noviembre 1915 – 6 de febrero 1916).

 

“Ha pasado la siesta

y la hora del poniente se avecina,

y hay ya frescor en esta

costa, que el sol del trópico calcina.

Hay un suave alentar de aura marina,

y el occidente finge una floresta

que una llama de púrpura ilumina”.

Vesperal (II)

 

Empujado por la Gran Guerra que estalló en Europa (julio 1914), mientras laboraba en París para las revistas Mundial y Elegancia, se quedó sin trabajo y sin ingresos; regresó a Barcelona, y sin opciones, fue forzado a abandonar a la familia, a Francisca “lazarillo de Dios en mi sendero”, y su hijo Güicho, y su amigo Alejandro Bermúdez lo insta y acompaña a emprender este viaje, una aventura que lo embarcó para América (y eventualmente, por fortuna, lo trajo a Nicaragua), en busca de oportunidades para desempeñar su oficio, necesitado de recursos económicos, y animado para promover una campaña por la paz que, en medio del conflicto bélico que escalaba, no tuvo eco.

 

Llegó a Nueva York que está en “pánico financiero”, permaneció en “la ciudad del cheque”, “la babélica”, de noviembre 1914 a abril 1915; fue acogido en Guatemala como huésped de honor del presidente Manuel Estrada Cabrera, y hasta allá, afectado por el deterioro de la salud física y emocional, lo fue a traer su esposa Rosario, y retornó, para su viaje final, sin salida, a León de Nicaragua, en donde descansan sus restos mortales y yace todavía en la inmortalidad de la gloria universal de la literatura española, la lengua-patria común, después de más de un siglo.

 

  1. Revelaciones sobre Darío a partir de su retorno a Nicaragua

 

  1. ¿Por qué regresó Darío a Nicaragua en 1907?

 

A partir de lo escrito o comentado por Rubén y otros, diversos autores coinciden en señalar que fueron tres las razones básicas que motivaron el viaje inesperado y repentino a Nicaragua en noviembre de 1907 (aunque parece que la idea la venía gestando desde 1906, sin terminar de tomar la decisión), su sexto y penúltimo retorno. Fidel Coloma señala tres razones: “1º.  Gestionar personalmente su nombramiento como Ministro en Madrid a instancias de su amigo Vargas Vila, dada la torpeza del embajador Medina en su litigio fronterizo con Honduras y teniendo en consideración el prestigio de Darío; 2º. Gestionar personalmente, con la ayuda de sus amigos legisladores en Nicaragua, su divorcio con Rosario Murillo para casarse con Francisca Sánchez, y 3º. La necesidad de redescubrir la patria, que tras su fatigado andar por el mundo equivale a recuperar el paraíso de la infancia y la primera juventud, para regresar a la vieja Europa con renovada inspiración”.[16]

 

  1. ¿Qué lo trajo a Nicaragua en 1915?

 

Para el regreso definitivo a Nicaragua en noviembre de 1915, además del deterioro de la salud que tiene también carácter emocional por las carencias con las que coexistió, las dificultades económicas como consecuencia de la Gran Guerra de Europa que lo dejó sin empleo, con muy limitadas opciones, hay un factor determinante que lo trae a Nicaragua: su esposa. “Cuando la salud de Darío en Guatemala empeoraba, Rosario Murillo conversó con el Arzobispo de Managua, monseñor José Antonio Lezcano para pedir su apoyo. Presuntamente el Prelado católico conversó (o se dirigió en carta) con el Arzobispo de Guatemala para que convenciera al poeta de regresar a Nicaragua”.[17]

 

El diario El Comercio (Nicaragua, 20 de junio 1915), publicó: “Para la confirmación de la noticia hemos llegado a casa de doña Rosario Murillo de Darío, esposa de Rubén, y se nos han mostrado telegramas del poeta en que llama urgentísimamente a su esposa. Los mensajes son varios y dejan en claro la necesidad que siente el esposo de tener a su lado a la compañera”.[18]  El Diario del Salvador (24 de marzo de 1915) publica: “Doña Rosario Murillo de Darío se trasladará a Guatemala en junio del corriente año”.[19] Dos semanas después llegó a Guatemala, permaneció con el poeta y lo trajo de regreso a Nicaragua. El Diario Nicaragüense (27 de noviembre de 1915) informó: “llegó ayer a Corinto, a bordo del vapor San Juan, con procedencia de Guatemala, el gran poeta Rubén Darío, acompañado de su esposa Rosario Murillo”.[20] El diario El Comercio informó de manera similar e indicó que llegó en el vapor San José.[21]

 

  1. Algo común en los últimos dos retornos.

 

Divagando y especulando en las consecuencias que originan las encrucijadas, sobre lo ocurrido en la vida de Rubén Darío, a partir de las decisiones que asumió desde las opciones disponibles y las que las circunstancias le pusieron, pregunto:

 

¿Qué hubiera sucedido si el poeta no viene a Nicaragua en noviembre de 1907? Permanecería en Europa, no hubiera tenido la necesaria reconciliación y reencuentro con el origen lo que le permitió avanzar para sanar el pasado y recuperar los vínculos mutuos entre él y la patria, entre Nicaragua y él. Tampoco se hubieran producido esas crónicas de viajero y el afortunado libro que inmortalizó su retorno, recorrido y recuerdo de su patria natal durante aquellos venturosos cinco meses de permanencia. Quizás el país no habría dispuesto, para la historia y el orgullo nacional, entre los más honorables y universalmente reconocidos diplomáticos nicaragüenses, como Ministro de Nicaragua en España, a Rubén Darío, embajador de cultura y paz.

 

¿Qué hubiera ocurrido si Darío, estando en Guatemala desde abril de 1915, no recibe la visita de su esposa para acompañarlo y convencerlo de regresar a Nicaragua? Quizás el poeta enfermo hubiera muerto en Guatemala, o hubiera decidido viajar a Argentina, y sus momentos finales transcurrirían allá, lejos de su origen.

 

En ambas circunstancias, los acontecimientos, -en donde la presencia indirecta o directa de Rosario Emelina es evidente-, las decisiones asumidas por el poeta lo llevaron, para beneficio de la memoria histórica colectiva de los nicaragüenses, a Nicaragua.

 

  1. ¿Si hubiera quedado de niño en Honduras?

 

Podemos comenzar desde el principio, cuando el primer retorno, cuya fecha es imprecisa, desde donde viene el primer recuerdo del autor de Azul…, tendría 1 o 2 años, no más. ¿Qué hubiera sucedido si su madre Rosa Sarmiento con el hondureño Juan Soriano, quienes se llevaron al niño a San Marcos de Colón, se queda allá y no regresa? ¿Y si el coronel Félix Ramírez no lo trae a León a su cargo, junto con doña Bernarda, para asumir como padres de crianza? El niño hubiera tenido un entorno socio cultural distinto, una influencia diferente, ¿quién sabe qué hubiera ocurrido con sus inquietudes y su visión emprendedora de grandeza literaria? ¿cuáles serían sus motivaciones y oportunidades?  La influencia de su familia adoptiva y del entorno de León quizás no marcaría de manera contundente su futuro y, las condiciones afectivas, culturales y sociales, al lado de su madre, no sabemos hacia dónde lo hubieran llevado. ¿Sería lo que fue? ¿hubiera hecho lo que hizo? ¿Quién sabe?

 

  1. Revelaciones del libro.

 

El viaje a Nicaragua e Intermezzo tropical reafirma del autor cuatro (4) rasgos principales de la Pedagogía rubendariana[22], que, a estas alturas de su vida, ha identificado (sin precisarlo), asumido, recorrido y confirmado durante más de cuatro décadas de existencia. Ya su éxito está logrado, las obras cumbres han sido elaboradas y son conocidas.  El período que sigue, de 1910 a 1916, no superará lo producido antes en prosa y en verso.

 

  • Emprendedor visionario: “Yo vine en un momento en que era precisa mi intervención en el porvenir del pensamiento español en América. Yo soy un instrumento del Supremo Destino”. (discurso: León, diciembre 1907).

 

  • Curioso: la curiosidad lo mueve a viajar, leer, observar, buscar y encontrar. El texto muestra al poeta incansablemente curioso, abierto a aprender y descubrir, rasgo característico del emprendedor visionario.

 

  • Observador (crítico e informado):

Al pasar por Nueva York: “Vi la omnipotencia del multimillonario y admiré la locura mammónica de la vasta capital del cheque” (El Viaje a Nicaragua…, Cap. 1, p. 1).

 

Al pasar por Panamá recuerda: “Pasé por aquí hace ya largo tiempo, cuando el desastre de Lesspeps, y dije en La Nación, de Buenos Aires, la desbandada de la debacle” (p. 2).

 

En Nicaragua: “Encontré un tesoro de entusiasmo, una corriente que tan solo necesita ser bien encauzada, una fuerza que, con un poco de apoyo y de estímulo, con paz en la República y con voluntad en los espíritus dirigentes, puede convertirse en el impulso dinámico que transforme el alma del país. Juventud y porvenir significan en el fondo una misma cosa”. (Cap. V, p. 22).

 

  • Lector: los múltiples libros referidos confirman la amplia y constante lectura del autor; principalmente, en esta publicación, de historia y literatura.

 

  1. Cualidades personales.

El libro muestra dos (2) de las cualidades personales de Darío, ambas quizás propias de un niño y de su carácter humilde, abierto para aprender, motivado por la curiosidad, la humildad:

  • Sencillo: sensible y sensitivo, dispuesto a sorprenderse y dejarse llevar por las emociones, simple como persona en la complejidad innovadora de su literatura, continúa afirmando su simplicidad a pesar de las complicaciones personales que lo absorbieron o que él determinó.

 

  • Agradecido: “yo guardo en mi gratitud los nombres de Chile, de Costa Rica, de El Salvador, de Guatemala y de Colombia; sobre todo de esa generosa, grande y aun actualmente eficaz República Argentina que ha sido para mí adoptiva y singular patria”. (ídem., p. 6).

 

Agradecido con muchos, entre ellos: Antonio Aragón, Manuel Maldonado, los jesuitas, Luis H. Debayle, Román Mayorga, Santiago Argüello, Blanca de Zelaya, Gavidia –salvadoreño-, Núñez -ex presidente de Colombia-, Mariano Miguel de Vol, etc.

 

  1. Identidad y origen.

Hay reafirmación de su identidad y origen:

  • Patriotismo y fidelidad al origen:

“El nicaragüense se distingue en toda la América Central por condiciones de talento y de valor. A la levadura primitiva, se agregaron elementos coloniales”. (Cap. III, p. 12).

 

En el poema Retorno: “concreto ahora todos mis ensueños de niño /sobre la crin anciana de mi amada León”. (p. 34).

 

En el poema Brindis: “no hay miel tan deleitosa, tan fina y tan fragrante / como la miel divina de la tierra natal”. (p. 39).

 

  1. Política.

Aunque el poeta escribió en el Capítulo VIII: “¿Y la política? Yo no me ocupo ahora en la política”, no es ajeno a asumir tres posiciones políticas relevantes en el desarrollo de sus crónicas:

  • Pensamiento liberal: Los liberales lo convierten en su bandera; siente satisfacción por los adelantos que observa en su patria después de 15 años, elogia la gestión del presidente liberal.

 

  • Unionismo centroamericano: el libro cierra: “no olvides las palabras de Jerez: ¡Para realizar la Unión Centroamericana, vigorízate, aliéntate con el trabajo, y lucha por unirte a tus cinco hermanas!”.[23]

 

  • Antiintervencionismo: “Se dice que los Estados Unidos han intervenido en todo esto. Si ello fuese cierto, como parece, es lamentable que nación alguna intervenga en los asuntos íntimos de Nicaragua…”.[24]

Aunque a su llegada la situación de Nicaragua es próspera, el país se muestra fuerte, ha terminado la guerra con Honduras y se promueve una política interna conciliadora, hay relaciones tensas con Guatemala y frías con Costa Rica, la política expansionista de EU es evidente, los opositores buscan apoyo fuera, la situación económica se deteriora por la crisis norteamericana, hay relaciones confrontativas entre el gobierno y el clero, y división por diferencias políticas en las familias nicaragüenses. Darío supo manejarse con prudencia diplomática, algunos de sus viejos amigos liberales son críticos de Zelaya, quiso mantener relaciones cordiales con el Presidente a quien apreciaba y valoraba positivamente su gestión pública, y de quien esperaba el nombramiento de Ministro de Nicaragua en España.

  1. Ejes temáticos principales.

Finalmente, además de lo anterior, es importante mencionar los seis (6) principales ejes temáticos abordados o enfocados de manera destacada en la publicación que recoge su sexto y penúltimo retorno a Nicaragua:

  • Naturaleza: describe y redescubre la naturaleza tropical e inspiradora de Nicaragua.

“La flora tropical es de una belleza que causa como una sensación de laxitud”. (ídem. Cap. II, p. 7);

“tierras lujurantes y solares”. (Cap. II, p. 7)

“El lujo del campo lo volví a admirar en plenas sierras” (p. 7).

“En mi memoria queda Masaya como una tierra melodiosa y hechicera”. (p. 62).

“es para mí imborrable el aspecto del soberbio cono que se eleva a las orillas del lago; a su lado, el Momotombo, formando isla y cubierto de vegetación”. (p. 62).

 

  • Mujer: (Cap. III).

“hay en ella algo especial que la distingue”;

“encontré en mis compatriotas un encanto que por un lado me parecía lleno de atractivo exótico”;

“el valor, la voluntad de sacrificio, la abnegación, son cualidades que allá se admiran en la mujer”;

“la mujer, como en casi todos los países, conserva la religiosidad y mantiene las prácticas de devoción”.

 

  • Literatura: referencias múltiples de libros, autores, creación literaria, crítica, modernismo, lectura, educación.

 

  • Historia: abundantes citas y referencias históricas, breves reflexiones desde la Conquista y la vida colonial, desde la independencia, los conflictos y la situación contemporánea de su época.

 

  • Socio cultural: destaca la laboriosidad, la creatividad del artesano, la vida social de la gente, la riqueza cultural.

 

  • Política: (Cap. VIII, XI, otros):

“yo no me ocupo ahora de la política”;

“la floreciente República de Nicaragua pudo al fin descansar bajo un Gobierno liberal y honrado” (p. 56);

“Esta lamentable desunión viene desde tiempos de la colonia, y ha costado a Nicaragua mucha sangre y muchos perdidos intereses”. (Cap. XI, p. 67).

“demasiados son las rencillas, demasiados son los odios que han dividido al país desde hace tanto tiempo”. (p. 68).

 

 

 

 

Referencias de crónicas y capítulos del libro

El viaje a Nicaragua e Intermezzo tropical

 

Capítulo del libro Crónicas publicada en La Nación, Buenos Aires Fecha de publicación Contenido
I 1ra. crónica Jueves 20 de agosto de 1908 Introducción, impresiones e incidentes del viaje, paso por Nueva York y Panamá, homenajes recibidos, nostalgia por reencuentro; recepción en Nicaragua.
II 2da. crónica Martes 6 de octubre de 1908 Paisaje, naturaleza de las Sierras de Managua, belleza de las campesinas, historia del cultivo del café, citas históricas y otras referencias.
III 3ra. crónica  27 de octubre de 1908 El indio nicaragüense. Carácter mestizo de nuestra cultura, cacique Nicarao: prototipo del carácter talentoso y valiente del nicaragüense.
IV 4ta. crónica Domingo 1 de noviembre de 1908 Descripción panorámica de la cultura y educación nicaragüense, valoración de la vida colonial, deplora pobreza de literatura después de la independencia, destaca logros de fines del siglo XIX en materia de educación y periodismo
V 5ta. crónica Martes 3 de noviembre de 1908 Literatura nicaragüense. Destaca virtudes de amigos, las dificultades de hacer literatura, arremete contra la ignorancia y el provincianismo de académicos y gramáticos.

 

 

Intermezzo tropical

 

 

 

 

Apartado dedicado a Mariano Miguel de Val. Diez poemas: Mediodía, Vesperal, Canción otoñal, Raza, Canción, A doña Blanca Zelaya, Retorno, A Margarita Debayle, En casa del Dr. Luis H. Debayle: Brindis, Del poema de otoño. Estos poemas fueron publicados en Poema de Otoño y otros poemas (Editorial Ateneo, Madrid, 1910) junto a otros cuatro. Es un “libro gemelo” de Intermezzo tropical.
VI 9na. crónica Viernes 27 de noviembre de 1908 Divulga y defiende la causa modernista, elogia la personalidad poética del leonés Santiago Argüello, menciona al salvadoreño Gavidia y otros.
VII 7ma. crónica Martes 24 de noviembre de 1908 Dedicado a la mujer nicaragüense; destaca la belleza natural, elegancia, religiosidad, abnegación y valor; ejemplariza a Rafaela Herrera.
VIII 8va. crónica Lunes 30 de noviembre de 1908 Tema político, proclama avances de Zelaya, expresa ideales unionistas, elogia reforma económica, política y social del presidente liberal que han permitido la modernización del país, condena campaña de difamación desde el exterior por la oposición.

9na. crónica

10ma. crónica

Lunes 7 de enero y domingo 10 de enero, 1909.

Lingüística y costumbres de los indios en Guatemala.

Estas dos publicaciones no fueron incorporadas en el libro El viaje a Nicaragua, para mantener la unidad temática.

IX 11va. crónica 7 de marzo de 1909 Masaya, ciudad de las flores, “tierra melodiosa y hechicera”, la belleza natural, el volcán y referencias históricas.
X

12va. crónica

 

Viernes 2 de abril de 1909 Semblanzas sobre León, su belleza y recuerdos entrañables; costumbres y tradiciones, referencias históricas; Momotombo, referido por Víctor Hugo.
XI Agregado al “corregir las pruebas del libro” Reitera aprecio al presidente Zelaya y a su esposa frente a renuncia forzada; responsabiliza a Estados Unidos por los negros nubarrones que amenazan a su patria; reafirma el unionismo centroamericano.

Elaboración: F.J. Bautista a partir de: ensayo de Silvia Tieffemberg, El viaje a Nicaragua de Intermezzo tropical de Distribuidora Cultural (2005), El viaje a Nicaragua e Intermezzo tropical (ENN, 1988) y Bibliografía de Rubén Darío en La Nación de Buenos Aires (1889-1916).

 

 

Principales fuentes bibliográficas

 

Arellano, Jorge Eduardo. (2011). Rubén Darío en Managua. Alcaldía de Managua, EDITRONIC, S.A. Managua, Nicaragua.

Arellano, Jorge Eduardo. (2014). Rubén Darío transatlántico. Instituto Nicaragüense de Cultura Hispánica, Managua, Nicaragua.

Bautista Lara, Francisco Javier. (2017). Último año de Rubén Darío. I Parte. Guatemala, El Salvador, Costa Rica y Nicaragua. Compilación y notas. Tercera edición. Editorial La Salle Siglo XXI.

Bautista Lara, Francisco Javier. (2017). Último año de Rubén Darío. II Parte. Honduras y Panamá. Compilación y notas.  Primera edición. Editorial La Salle Siglo XXI.

Darío, Rubén. (1988). El viaje a Nicaragua e Intermezzo tropical. Colección Azul. Editorial Nueva Nicaragua. Talleres gráficos COMPANIC; septiembre 1988; Managua, Nicaragua

Darío Rubén. (2005). El viaje a Nicaragua e Intermezzo tropical. Distribuidora Cultural, Managua, Nicaragua.

Darío, Rubén. (1988). Azul… Edición del Centenario. Editorial Nueva Nicaragua. Managua. Darío, Rubén. (2008). Autobiografía. Editorial Amerrisque. Colección Dariana, serie Azul. Impresiones y Troqueles S.A. Managua.

La Patria. Publicación quincenal de literatura, ciencias y artes. (Año XIV, tomo VI, número 8 y 9, León 1908). Edición facsimilar, Centro Nicaragüense de Escritores, Pavsa, Managua, enero de 2008.

Schmingalle, Günther; Caresani, Rodrigo; (2017). Bibliografía de Rubén Darío en La Nación de Buenos Aires (1889-1916).

Tieffemberg, Silvia. Sobre el viaje a Nicaragua de Rubén Darío. Descargado 10/1/2019. https://revistas.unc.edu.ar/index.php/recial/article/download/15352/15250

 

Torres Espinosa, Edelberto. (2010). La dramática vida de Rubén Darío. Editorial Amerrisque. Octava Edición: definitiva, corregida y ampliada. Managua, Nicaragua.

 

 

 


[1] Parte de los comentarios escritos en El viaje a Nicaragua, también los mencionó en su discurso en el Teatro Municipal de León la noche del 22 de diciembre de 1907.

[2] Darío, Rubén; Autobiografía; Managua, 2008; editorial Amerrisque, Impresiones y Troqueles, S.A., Colección: Bibioteca Dariana, Serie: Azul; p. 4.

[3] La Patria, número 8 y 9, 1908; edición facsimilar de 2008, p. 138.

[4] Último año de Rubén Darío, I Parte (2017), p. 647.

[5] Idem., p. 167.

[6] El viaje a Nicaragua e Intermezzo tropical (1988), introducción, p. 52.

[7] Arellano, Jorge Eduardo. Rubén Darío en Managua. 2011, Alcaldía de Managua, EDITRONIC, S.A. Managua, p. 42.

[8] Publicado por Biblioteca Ateneo, Madrid; dirige su amigo Mariano Miguel de Vol; consta de 165 pp., encuadernación en tela.

[9] A partir de la carta escrita por Darío al presidente Zelaya (10 de diciembre, 1895), que solo se conoce a través de la respuesta del destinatario: “tendré en cuenta sus generosos ofrecimiento de servir al país”, la relación entre ambos se mantuvo activa durante hasta 1913. Darío pasó una temporada en la residencia de la familia Zelaya en Barcelona, donde recibió los cuidados necesarios mientras se reponía de un problema de salud (según: Rivera Montealegre, 2012; Silvia Tieffemberg).

[10] Blanca Cousin Oudart de Zelaya (1875 – 1956), inmigrante belga, segunda esposa (1892) del presidente José Santos Zelaya (1853-1919), con quien procreó siete hijos. Hija de Alexandre Cousin, músico y compositor belga que inmigró de Namur a América (estuvo en El Salvador), con su esposa Leonie Oudart, a mediados del siglo XIX; tuvieron dos hijos (Blanche y Louis Alexandre). A fines de la década del ochenta llegaron a Nicaragua, Cousin fue director de la Banda de los Supremos Poderes.

[11] El viaje a Nicaragua e Intermezzo tropical (2005), p. 11.

[12] Tieffemberg, Silvia; profesora, investigadora y doctora en Letras, Universidad de Buenos Aires.  Descargado 10/1/19. https://revistas.unc.edu.ar/index.php/recial/article/download/15352/15250

[13] Idem.

[14] El viaje a Nicaragua e Intermezzo tropical (1988), Introducción, p. 53

[15] Idem., p. 71.

[16] Ver Introducción a El viaje a Nicaragua e Intermezzo tropical, Distribuidora Cultural, 2005, p. VI.

[17] Ver pie de página 402, p. 513, Último año de Rubén Darío, I Parte (tercera edición), 2017.

[18] Último año de Rubén Darío, I Parte (2017), p. 512.

[19] Ídem., p. 202.

[20] Ídem., p. 514.

[21] Ídem., p. 515.

[22] Último año de Rubén Darío, II Parte (2017), pp. 17 – 38.

[23] El viaje a Nicaragua e Intermezzo tropical (2005), capitulo XI, p.69.

[24] Ídem. P. 69.

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FRANCISCO JAVIER BAUTISTA LARA
Managua, Nicaragua

Comparto referencias de mis libros y escritos diversos sobre seguridad, policía, literatura, asuntos sociales y económicos, como contribución a la sociedad. La primera versión de esta web fue obsequio de mi querido hijo Juan José Bautista De León en 2006. Él se anticipó a mí y partió el 1 de enero de 2016. Trataré de conservar con amor, y en su memoria, este espacio, porque fue parte de su dedicación profesional y muestra de afecto. Le agradezco su interés y apoyo en ayudarme a compartir.

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