Canal 23: CNDN

Lunes 4 de marzo de 2019.

Entrevista de María Elsa Suárez a Francisco J. Bautista L.

 

Entrevistadora: muchas gracias amigos y amigas televidentes. Vamos a estar aquí conversando con Francisco Bautista, escritor nicaragüense, historiador. Muchas gracias Francisco por estar con nosotros y él ha publicado varios libros entre ellos parte 1 y parte 2 del Último año de Rubén Darío y estábamos precisamente en el mes de febrero que se conmemora su fallecimiento, pero él también era un gran periodista, y en marzo conmemoramos el día del periodista.

 

Francisco: Rubén Darío es un personaje nicaragüense que amerita recordarse en cualquier circunstancia, en cualquier mes, en enero nació, en febrero murió, en marzo se celebra a los periodistas y Darío también era periodista, así que hay suficiente espacio para celebrarlo en distintas fechas, después tenemos la publicación de Azul…, etc.

 

Cada mes del año podríamos escoger el tema que quisiéramos conmemorar de Rubén Darío. Quisiera referirme a un asunto que me parece se conoce poco, sobre los aportes de Darío, desde mi opinión, hay que reconocer a nuestro compatriota en tres grandes ámbitos:

 

1. Aportes a la literatura española:

 

El primero, es el más conocido, son sus aportes a la literatura española, él fue el precursor, el líder indiscutible del Modernismo literario que innovó la lengua española en la prosa y el verso y eso es lo que más se sabe y lo que casi todo el mundo habla, pero hay dos elementos que me parecen que obviamos con frecuencia o que mencionamos de manera muy tangencial;

 

2. Identidad latinoamericana

 

El segundo es que Darío es uno de los artífices de la identidad latinoamericana porque desde América Latina es capaz de innovar la lengua española europea, y se identifica como un latinoamericano, como un nicaragüense, como un centroamericano con un pensamiento unionista, me parece que es importante recordar esto porque ocurrió a finales del siglo XIX, España está terminando con sus últimas colonias en el continente americano y además no ha ocurrido ni un siglo de la independencia de España, entonces los países latinoamericanos en particular Nicaragua y Centroamérica, están tratando de identificar su propia identidad en la lengua, en la cultura, en el pensamiento, y saber quiénes son, y entonces América Latina estaba en la búsqueda de su identidad cultural, de su pensamiento literario, y Darío es uno de los artífices que contribuye, a fines del siglo XIX y principios de XX, a crear un pensamiento propio porque es capaz, desde América Latina, influir en la lengua española a nivel universal, me parece que ese es un segundo aporte que hay que discutir porque implica no solamente la innovación literaria sino que incursionar en la innovación del pensamiento, la cultura y los distintos enfoques sobre los distintos ámbitos que Rubén Darío hace.

3. Su propia vida

 

El tercer aspecto que también obviamos con frecuencia es sobre su vida misma y más que sobre su vida, sobre el camino que tuvo que recorrer para pasar desde una circunstancia insignificante y adversa, de su nacimiento y de su origen, a imponerse de manera relevante en la literatura universal española. Creo que Darío vence la adversidad, vence las dificultades de origen. Es un muchacho que nace en una familia disfuncional que prácticamente no conoce a sus padres durante su niñez, que no nace en la abundancia económica, que no se bachillera, ni cursa la universidad, que tiene muchas limitaciones en su entorno pero que a pesar de eso es capaz de construir una visión, un pensamiento, una perspectiva de su vida y es capaz de remontarse desde esa adversidad y escalar los más altos niveles de la literatura española.

 

Esos son los tres grandes aspectos que sobre Rubén Darío debemos recordar. Lo primero su contribución indiscutible de la literatura española como fundador del Modernismo, lo segundo es su contribución a la identidad latinoamericana en el pensamiento y en la cultura y el tercero es el camino recorrido de Rubén Darío quien, desde la adversidad, se impuso en la literatura universal y se convirtió, hoy por hoy, en el nicaragüense más universal, en el latinoamericano que más impacto ha tenido de manera trascendental en las letras castellanas.

 

Entrevistadora: Yo, en las clases que recibía sobre Rubén Darío, la vida de él que es tan dramática, pero sin embargo esa vida disfuncional que vos hablas, siempre se refleja en esos poemas a veces muy amargos, muy tristes mucha pesadumbre.

 

Francisco: Es cierto lo que decís, pero también la poesía de Rubén Darío es de profunda esperanza, es decir hay melancolía, tristeza, pero también hay esperanza, y creo que esa combinación de la melancolía y la tristeza poética de Darío, que está vinculado con su origen, con sus carencias, pero al final se impone un pensamiento de esperanza y también hay que decir que, a pesar de las circunstancias, ese pensamiento literario de Rubén Darío y esa creación abundante tiene un sentido positivo porque logra cumplir una visión.

 

No se desanima ante la adversidad, no cuelga los guantes, es decir él continúa luchando desde niño, desde adolescente y a pesar de las adversidades que encontraba en su camino, adversidades económicas, de rechazo de grupos políticos nicaragüenses y de intelectuales y académicos a nivel internacional, esas adversidades, esos rechazos, esas dificultades nunca decepcionaron a Darío, y a pesar de que emocionalmente se sentía impactado y sentía tristeza por esas adversidades, rechazos y críticas a veces devastadoras, no es cierto que Darío se deprimió sin levantarse, cada caída de Rubén Darío está acompañada de una gran capacidad de superarse y creo que eso es exitoso.

 

Solo por mencionarte un hecho: en la adolescencia surge la posibilidad que vaya becado a estudiar a Europa, el gobierno de aquel entonces discute la aprobación de una beca y el gobierno conservador al final decide no mandarlo, un muchacho que se ilusiona con eso, que lo van a becar y después le dicen que no, y, por otro lado, le abren un proceso penal en León y lo condenan por vago, otra frustración.

 

Frente a esas frustraciones, ese muchacho, no se tiró a la calle de en medio, no se decepcionó, sino que siguió obsesivamente claro de su propósito, él quería innovar, transformar. Recuerdo aquella famosa frase donde le dicen: mirá cómo le aplauden a su primo y Darío dice: “sí, se lo merece porque es un buen músico, pero a mi primo le aplauden en León, a mí me va a aplaudir el mundo”, un muchacho que afirma eso a los 14 años cuando no se ha bachillerato y además no es un excelente estudiante ni disciplinado en el aula, pero es un hombre que está dedicado obsesivamente a su propósito literario, persistentemente a su propósito literario, desde temprano en su vida fue capaz de proyectar su futuro. Lo proyectó y alcanzó, hoy podemos decir, sin lugar a dudas, que Darío logró su propósito, por eso esa melancolía y esa tristeza de Darío, van combinada con una fortaleza de esperanza que al final se impone la esperanza, se impone el éxito. Darío tuvo un éxito profesional y es cierto que, para alcanzarlo, tuvo que sacrificar un montón de cosas.

 

No hay posibilidad de éxito para quién no es capaz de sacrificar algo y, ¿qué sacrificó Darío? Sacrificó su salud, no fue una preocupación cuidar su salud; sacrificó su familia, no pudo hacer una familia estable, no fue hogareño con el cuidado de su esposa, de sus hijos, de su señora, no. Darío estaba empecinado en un propósito literario y sacrificó eso. También sacrificó la posibilidad de riqueza económica, no era su interés ser rico, tener activos económicos grandes. Si querés tener éxito, ser lo querás hacer en tu vida, tené en cuenta que, para poder hacerlo, algo tenes que sacrificar, algún costo tiene y Darío era consciente y pagó sus costos.

 

La poesía de Darío se enmarca en el contexto del fin del siglo XIX y principios del siglo XX y está vinculado precisamente con la identidad, una identidad que lo separa de España, por la independencia, y América Latina se separa de España y necesita ser América Latina, no España, pero también una identidad que comienza a tener un conflicto como América anglosajona, porque hay un nuevo vecino importante en el Norte, que comienza a perfilarse como un peligro para América Latina. Son dos hechos históricos importantes imposibles de obviar, en 1846 la invasión de los Estados Unidos a México y la apropiación de parte del territorio mexicano, y en 1856 la intervención norteamericana con William Walker en Nicaragua, esos son dos acontecimientos de mediados del siglo XIX. Cuando Darío nace están frescos en la memoria de América Latina y comienza a perfilarse eso como un escenario complejo, es decir, un vecino americano que comienza a crecer de manera significativa y a crecer como una amenaza en la región. Por otro lado, la guerra de Estados Unidos contra España en 1898 donde España deja de ser colonialista en el sentido de tener colonias en el continente americano, pero que es nuestro vínculo de origen, es derrotado por los Estados Unidos, que lo convierte en parámetro conflictivo en la relación de identidad latinoamericana.

 

Darío nace en ese contexto y logra interpretarlo, donde la identidad se ve frenada por un obstáculo geopolítico de un vecino americano que fue también colonia Británica, pero que ya no era y que, a partir de su independencia, logró crecer y expandirse de tal forma que se convirtió en una amenaza inmediata y nueva para los vecinos, particularmente para México que se apropió de una parte del territorio, la invasión a Nicaragua 1856 con Walker, la guerra contra España en 1898 y finalmente el canal de Panamá y su independencia, donde Estados Unidos es un artífice importante en 1903 y 1904.

 

No sé si existe un libro que estudia a profundidad a Darío como periodista de manera completa, cuando Darío se va de Nicaragua se dirige a Chile después de haber estado en El Salvador, antes de publicar Azul…, fue reportero de un diario en Valparaíso, digamos “su primer empleo formal” como periodista, pero después fue director de un diario en El salvador: en el diario La Unión,  que era del gobierno Salvadoreño y lo nombra ahí el presidente de El Salvador, era un muchacho en ese tiempo de veintidós o veintitrés años y fue director del periódico, estuvo ejerciendo el periodismos antes de llegar a La Nación, en Buenos aires, estuvo en Chile, El Salvador, Guatemala, Costa Rica, y también en Nicaragua tuvo algunas contribuciones escritas, es decir, en todo Centroamérica.

 

Darío tuvo un espacio en los principales periódicos de la época, después se quedó como un periodista de planta escribiendo notas, por lo menos una vez cada quince días, fue una abundante producción de crónicas, con el diario La Nación de Buenos aires, Argentina, y esas publicaciones fueron continuas, muy poco tiempo fueron interrumpidas, tal vez por un mes o dos meses, por alguna razón circunstancial y las últimas notas las escribió incluso en el último año de su vida, fueron distintos reportajes.

 

Hay tres virtudes que Darío tiene en sus crónicas que es importante resaltar como periodista, la primera es que escribe de manera informada, no improvisa, está informado, escribe con propiedad y da datos, cifras y referencias concretas. Segundo, escribe con prosa fluida y agradable, eso hace una lectura atractiva, es decir, eso es una cosa importante para los que escriben crónicas, no se trata de enviar una información buena, se trata de saber presentarla de manera literariamente adecuada. Y la tercera, es que, esas crónicas que produjo, leídas incluso hoy, tienen vigencia, es decir, escribe de tal forma que su nota no pasa con el tiempo, sino, que adquiere valor con el tiempo, porque tienen un valor histórico, pero también los análisis, los planteamientos y la forma en la que presenta el hecho, la circunstancia o describe una ciudad o un momento histórico concreto, se vuelve imperecedera. Puedes leer hoy la crónica de Darío, la multitud de crónicas de Darío todavía dispersas, no reunidas en una sola publicación, y cualquier periodista interesado se va a dar cuenta de esas tres virtudes que mencioné.