CULTURA CÍVICA: para la CONVIVENCIA Y EL DESARROLLO
Canal Extraplus, programa: ADELANTE NICARAGUA. Entrevista de Néstor Espinoza a Francisco Bautista Lara.
Managua, Nicaragua, 20 de junio de 2019.
Video disponible (55.5 minutos):
Transcripción corregida:
CULTURA CÍVICA: para la CONVIVENCIA Y EL DESARROLLO
Hola, ¿qué tal, amigos televidentes de Extraplus? Un gusto saludarles, darle la bienvenida a esta edición de Adelante Nicaragua. En esta edición vamos a conversar con Francisco Javier Bautista Lara, escritor y analista de la situación desde su perspectiva como experto en seguridad.
(Entrevistador): Hay varios temas que nos convocan: de repente, hay uno que aparentaría estar suficientemente discutido y algo que está completamente agotado, qué es el tema de la amnistía. La amnistía se aprobó en la Asamblea Nacional, ya los que iban a salir salieron, hay a quienes les gustó, a quienes no les gustó, quienes se beneficiaron y no les gusta, quienes se beneficiaron y sí les gusta.
Me parece que aquí hay un asunto de ignorancia o de mal intención, porque desde la primera vez que en la mesa de diálogo se habló de la liberación de los presos, era obvio que la liberación de los presos tenía que ser de acuerdo al marco legal de Nicaragua, y si uno tiene una formación jurídica básica, sabe que el marco legal de Nicaragua permite, de conformidad con la ley penal, la salida de los detenidos bajo ciertas circunstancias. Es decir, alguien puede salir libre por ser inocente, por el proceso judicial: la policía investiga, la fiscalía acusa y el juez absuelve, esa es una forma de salir libre. La otra es porque cumplió la pena, tenía una pena de uno o dos años, y por buena conducta, sale antes y se va a su casa. La otra es porque había una condición particular de salud, por ejemplo, algún impedimento o alguna limitación de algún tipo. Pero, aparte de esos casos, las personas sujetas al proceso penal, están sujetas a una responsabilidad penal, así que la única forma que pudieran salir era aplicando una ley especial, que sale del marco estricto del código penal, y que serían dos variantes: un indulto, o una amnistía. ¿En qué se diferencian el indulto y la amnistía? El indulto perdona la pena, es decir, si te condenaron a 5 años, y habiendo cometido el delito, te perdonan la pena. El indulto es válido solo y exclusivamente para las personas que han cometido el delito, están sancionadas y se les perdona la pena, quedan en libertad.
El fenómeno que se da en Nicaragua es que había personas que se encontraban en proceso penal, y que no habían sido sentenciadas. Había personas sentenciadas que ya estaban cumpliendo una pena, pero también hay una multitud de personas que aún no habían sido objetos de investigación porque las evidencias no estaban disponibles, quizás. Y esas personas no tenían pena, ni proceso judicial, por lo tanto, no se beneficiarían de un indulto directo, que es limitado a las personas condenadas. La única salida en términos legales, y lo comenté mucho antes para identificar cómo podría darse la salida de los presos, en el marco de la ley nicaragüenses, como se dijo en un acuerdo previo, era una amnistía. ¿Y una Amnistía que implica? Implica, una ley de la Asamblea Nacional, que discute y decide sobre el tema, y normalmente esa Amnistía tiene cierta amplitud, porque te aseguro que son más los perdonados, por la Amnistía, que han sido procesados, que los perdonados que no han sido procesados.
Imagínate, que haya 400 detenidos que fueron liberados de las cárceles, ya sea que tenían sentencia o estaban en proceso, pero puede haber mil o dos mil personas involucradas en la comisión de delitos durante el período de abril a la fecha de la vigencia del decreto. Y esas personas, no habían sido objeto de proceso penal y quedan, ahora, liberadas del delito. Es decir, la amnistía libera del delito cometido, no solo de la pena como sería el indulto, por lo tanto, en términos obvios, si querías liberación de presos en el escenario que estamos viviendo en Nicaragua, la única posibilidad de garantizarlo en el marco de la ley, y no irrespetando el estado de derecho, era aplicar una amnistía. La amnistía se tomó, se asumió como una decisión política y jurídica del Estado de Nicaragua. Imposible de evadir, es decir, no hay otra vía legal para que puedan salir los presos políticos de las cárceles, se aplicó y decidió con las consecuencias que eso lleva.
¿Quién es el principal perjudicado de una amnistía? Realmente son las víctimas, las víctimas directas, y la víctima social, porque la sociedad nicaragüense ha padecido una crisis emocional, económica, política, material, humana, producto de un conflicto. Ese conflicto ha tenido autores directos, hay personas responsables de hechos concretos. No de los hechos en general, sino de los hechos concretos: hay responsables por la muerte, destrucción de algo, ya sea propiedad pública o propiedad privada, municipal o estatal: de vías, de carreteras, de personas, de daños materiales y desaparecidos; hay personas concretas que asumen una responsabilidad penal frente a los hechos. El estado decidió, como un acuerdo político y jurídico, la Ley de Amnistía.
Es una situación contradictoria y difícil de manejar. Es muy difícil decirle, o pedirles a las víctimas que estén totalmente de acuerdo con eso: es un sacrificio profundo para las víctimas diría, para las víctimas directas y para la víctima social que somos todos nosotros, perjudicados por un hecho concreto, pero es el costo de un proceso político que el estado decidió asumir. Un proceso que facilita y abre las puertas al diálogo político, quizás abre las puertas de un proceso que lleve a la convivencia y a restaurar los marcos de referencia de la paz, de la seguridad en el país, y, por lo tanto, la prosperidad que Nicaragua tenía hasta antes de los conflictos de abril 2018.
(Entrevistador): ¿Y será posible caminar hacia esa convivencia que lleve a la prosperidad, justamente cuando existe esa molestia de las víctimas que creen que no se ha hecho justicia en su caso?
Habría que entender la justicia en sus términos amplios, es decir, la justicia no significa solo que se impongan sanciones penales, y vayan, bajo privación los autores directos de los delitos. La justicia también va para que la víctima sea protegida por el estado. Creo que el estado de Nicaragua tiene que establecer como prioridad en sus políticas públicas una protección especial y particular a las víctimas de este conflicto, como legislación, como la norma jurídica que hace poco emitió el Estado de Nicaragua a través de la Asamblea Nacional: las víctimas son la prioridad del conflicto.
(Entrevistador): Yo te entendería ese concepto, sin embargo, la gente en la calle dice: “Va a salir libre el que disparó contra mi hijo, y le causó una lesión cerebral. Y ese es el que va a salir libre con la ley de Amnistía”.
Bueno, si tiene razón. El sentimiento de la víctima, el principal problema con el que tenés que lidiar en un decreto de este tipo es el conflicto que generas en la víctima, emocional, de rechazo o incomodidad frente a una norma jurídica que deja libre y sin responsabilidad penal, digamos perdonado por un hecho concreto que te afectó de manera concreta a vos o a tu familia. Eso es el gran problema que tiene una amnistía, pero también aquí tenés que balancear, es decir, ¿qué haces? Te encontrás frente a la oportunidad de abrir un espacio que permita avanzar en la solución del problema con una visión más amplia y beneficiar al país en esa visión de bien común, o en el hecho concreto donde sancionas a la persona específica y te limitas a ese obstáculo.
Por eso me parece que los beneficiados con la amnistía, que son dos tipos de beneficiados: los “presos directos que estaban en prisión o en proceso penal”, y los “no investigados aún”, que no habían entrado al proceso penal, que son la mayoría. Si había 400 detenidos bajo privación de libertad o en proceso penal, te aseguro que había más de mil que no estaban detenidos y que podían ser sujetos de investigación; es como una “Espada de Damocles” que puede caer en cualquier momento sobre cualquiera de ellos. La amnistía corta ese proceso.
Hay una cosa relevante que deja la ley de amnistía, y es el concepto de “No repetición”: Perdón y no repetición, y eso es importante dejarlo claro. Las personas no pueden ser perdonadas indefinidamente, es decir, aquí el Estado, según una voluntad política y jurídica, decide perdonar, asumiendo un costo político alto por las víctimas que son el principal núcleo que el estado debe proteger. Decide hacerlo, decide asumir el costo: no es un costo barato en términos sociales y humanos, y lo hace precisamente: “Te perdono, pero no hay repetición”. Es decir, cualquier persona que vuelva a incurrir en los actos similares, que vuelva a delinquir, que vuelva a generar conflicto, violencia, homicidios, agresiones, o destrucción, no solo pagará los costos penales por el hecho nuevo, sino que le suman el hecho viejo, porque significa que no asumió el perdón como beneficio del Estado y la sociedad nicaragüense.
(Entrevistador): ¿Eso incluye a quienes no han estado detenido, ni siquiera investigados hasta el momento?
Eso incluye a todos. ¿Es decir, si vos en este momento vas a quemar un vehículo a la calle, vas detenido? Si. Porque el hecho ocurre después. La amnistía tiene un período: va desde abril a la fecha en vigencia, es decir, junio 2019, si cualquiera comete un delito después, no queda cubierto por la amnistía, ya sea que lo haga por primera vez o por reincidencia, es decir, asume la responsabilidad por el hecho concreto, pero si tenía el antecedente por haber participado en actos violentos antes, se suma como un antecedente, como repetición.
(Entrevistador): ¿Pero la Ley dice que se cierran todos los expedientes?
Claro que se cierran los expedientes, pero deja el artículo de la “No repetición”. La “No repetición” significa que, si vuelve a ocurrir un acto similar al anterior, caes en la responsabilidad del acto penal. El Estado de Nicaragua renunció, con la amnistía, a la persecución penal de los hechos ocurridos en ese rango de tiempo, un rango que va de abril 2018 a junio 2019, en la fecha de la aprobación de la amnistía. En ese tiempo, los hechos vinculados a estos sucesos, los daños causados, los delitos cometidos quedan perdonados. Es decir, queda perdonado el delito y queda perdonada la pena: es un acto de trascendencia política y jurídica del estado de Nicaragua, que los beneficiados deberían de agradecer, y las víctimas aceptar con resignación por decir así. Es muy difícil pedirle a la víctima que acepte esto con entusiasmo, no es cierto, no se puede decir eso.
Sin embargo, lo que el estado tiene que hacer, y por eso hay una ley previa, es proteger a las víctimas, asegurar a las víctimas, darle atención especial. ¿Quiénes son las víctimas? Por ejemplo, los niños huérfanos producto a la violencia, las personas lesionadas, con lesiones permanentes y daños físicos de manera permanente, pero después hay un montón de víctimas que es imposible resarcir, por ejemplo: los 100 mil desempleos a consecuencia de las acciones violentas ocurridas, ¿cómo resarcir eso? Ese empleado está desempleado, tiene que rebuscarse la vida. También los daños materiales, por ejemplo, cuando le destruyeron la casa o le afectaron su carro ¿Qué pasa con eso? ¿Si no tenés seguro? debés que asumir el pago por el bien dañado, o el estado, la vía pública dañada, la calle, o el patrimonio municipal destruido, es decir, ese daño está hecho. ¿Quién va a tener la responsabilidad civil y administrativa de responderte el dinero por el daño causado? Los millones de dólares perdidos en la economía nacional, en la estructura social, están perdidos.
De tal forma, que hay ese universo de daño social que queda perdido. Si a mí me preguntan, “Francisco Bautista, ¿y vos (que de alguna forma fuimos víctima de las consecuencias de este conflicto), nos sentimos satisfechos, gozosos, y entusiasmados por la Ley de Amnistía? Honestamente tengo que decir que no, sin embargo, la acepto con resignación, como un camino necesario que quizás puede ser útil en la construcción de la paz, y en la recuperación del rumbo de Nicaragua. El perdón, lamentablemente, es un paso necesario para buscar el entendimiento entre los nicaragüenses.
Vos me decías un comentario antes de empezar esta discusión: “Y es que el principal daño causado, más que material y económico, es moral y humano.” Es la relación de las personas, aquí se fracturó la relación, la convivencia social, en una familia, en un círculo laboral, es un colectivo de vecino, con un pariente, un hermano, o un primo, es decir, si tu relación había sido amistosa y fraterna, de repente se volvió una barrera, y se vuelve difícil dialogar usando la razón sobre temas en los que asumieron posiciones políticas radicales, confrontativas incluso. Ese daño moral, humano es profundo, es difícil de superar.
Quiero mencionar otro elemento: la amnistía es una realidad, y ahí están sus beneficios y consecuencias: las personas están libres, están en sus casas. Primero, autores directos de delitos han sido perdonados; segundo, las personas que no han sido detenidas quedan perdonados; las víctimas deberán aceptar con resignación las consecuencias de esa decisión jurídica y política, con la esperanza de que contribuye a un proceso de solución para la convivencia del país.
Sin embargo, quiero insistir que hay dos elementos claves que a veces dificultan las soluciones auténticas y nacionales al conflicto que vivimos. Cuando me refiero a auténticas y nacionales me refiero: a patrióticas, responsables, en el marco jurídico del país, donde vos y yo nos sentemos, quedemos en un acuerdo, y emprendamos soluciones legítimas al conflicto. Hay dos elementos, que, en la vida nacional, lamentablemente marcan una limitación o impedimento para que esas soluciones avances, en función de los intereses mutuos.
La primera es el show mediático, “el síndrome del figureo”, las redes sociales, la manipulación informativa, la desinformación, es decir, ese boom que corre por la plataforma virtual donde querés aparecer y hacer el show, donde decís una cosa y te cae una avalancha de opiniones absurdas e irresponsables, donde se pierde la sensatez en la opinión externa y pública, y donde solo se persigue figurar: eso limita a que lleguemos a un acuerdo sensato, porque hay una corte de especulaciones, de desinformación, de noticias y de mensajes totalmente irresponsable. Esa es una gran dificultad. Las personas que entran a un proceso de diálogo y queremos una solución sensata para Nicaragua: tenemos que despojarnos del show mediático, de la desinformación, de la manipulación informativa, de la explosión irresponsable de las redes sociales, y tratar de construir soluciones con una visión de largo plazo y sensata.
El segundo gran aspecto que desde mi opinión dificulta, impide y obstaculiza avanzar en las soluciones responsables, y darles valor a las decisiones auténticas nacionales, propias, entre vos y yo para solucionar el problema, es la injerencia externa, es decir, buscar al vecino, buscar al otro para que solucione nuestro problema, y pensar en el interés del otro, y no en el interés propio, eso se convierte en un gran problema que contamina nuestra propia discusión y nuestra propia decisión.
El actor externo se convierte en el gran director de orquesta, que influye o impide que decidas, y ahí tenés una serie de instrumentos externos, exógenos, que más que ayudar a la solución, la contaminan: NicaAct, por ejemplo, sanciones directas, impedimentos, actores nacionales que buscan la caja de resonancia en el extranjero, llaman al vecino para que les resuelva sus problemas. Entonces pierden el sentido de responsabilidad que tienen para asumir y promover una solución sensata.
Pienso que estos dos grandes problemas tenemos que verlos con responsabilidad, ese show mediático manipulador y desinformador que fluye en las redes sociales, y esa injerencia externa contaminante, que lo único que trae es impedir auténticas soluciones nacionales.
[Entrevistador]: Realmente este tema de amnistía corre transversalmente, y quiero cerrar este tema diciendo: ¿La amnistía no contradice a la ley de atención a las víctimas?, aprobada días antes en la Asamblea Nacional, en el sentido de que mandan a cerrar los expedientes, significa que también cierran la investigación, al no haber investigación no se determina cuáles son las víctimas.
Creo que en la decisión del proceso jurídico que se tomó, el Estado ya era consciente de que iba a utilizar una amnistía porque era el único camino posible para dejar en libertad a los presos y además suspender los procesos futuros que pudieran determinarse de los hechos, por eso, creo que el Estado decidió primero promulgar una ley de protección a las víctimas, lo cual me parece correcto, es decir, aunque hubiera o no hubiera habido amnistía, la protección a las víctimas debería de ser la prioridad número uno del Estado de Nicaragua. Me refiero a las víctimas de manera directa, aquellas que les afectó el conflicto de manera personal, humana, en su salud, o niños que quedaron huérfanos, o viudas o viudos, y que requerirán atención médica o alguna consideración particular del estado. De tal forma que la Ley de protección a las víctimas es totalmente complementaría con la Ley de Amnistía, que posteriormente se hizo, y me parece que el Estado era consciente de que los dos instrumentos iban a ser aplicados. Lo que hay que darle seguimiento es qué tan efectivo debe ser este proceso de protección a las víctimas, porque insisto, las víctimas deben ser la prioridad del estado en este conflicto.
No sé si hay un inventario claro de las personas perjudicadas en el conflicto de manera directa. Vos decís que la amnistía, al suspender sus procesos dificultará la identificación de las víctimas. Puede ser que resulte algo, pero más bien en el sentido penal, sin embargo, la investigación puede ser de carácter administrativo, es decir, a mí me perjudicaron en esta circunstancia, y el Estado puede, mediante sus instrumentos institucionales identificar el daño causado a la persona. No interesaría quién causó el daño en este caso, que sería un proceso penal que quedó prácticamente suspendido por la Ley de Amnistía, sino que cuál fue el daño causado y en cuál circunstancia, de tal forma que ese daño a la víctima, se convierte en el elemento importante que requiere el Estado para la protección y atención a la víctima, o a las víctimas en general. La Ley me parece pertinente, necesaria, hay que darle prioridad, el Estado tiene que destinar recursos, a pesar de la escasez, y también sus propios aparatos institucionales, me refiero a los centros de salud, el Ministerio de la Familia, es decir, todas las entidades que tienen que ver con la familia, y facilitarles a las víctimas el acceso a los servicios que brinda el Estado como prioridad. Me parece que eso no debería ser ninguna dificultad, al contrario, me parece correcto.
[Entrevistador]: En la convivencia, aquí, al final de cuentas todos somos víctimas de lo pasado en abril 2018 para acá, la gente que ha quedado desempleada, por ejemplo, y sus familias que ya no tienen ese ingreso; la gente que ha tenido que cerrar sus negocios, en fin. La Ley de Amnistía hace que el Estado perdone a todos, responsables o no, todos están perdonados, “borrón y cuenta nueva”. Pero, el negocio cerrado quedó cerrado, no se volvió a abrir. Quedaste desempleado, ya estás desempleado. Y todo esto viene creando una serie de malestares, que no sé qué tanto va a facilitar la convivencia en Nicaragua.
Me parece que en el futuro próximo, cuando sea posible que las partes logren entendimiento sostenible y duradero, y el conflicto sea resuelto en su totalidad, se continúe avanzando en la solución del conflicto, el Estado tendrá que pensar en planes especiales que le permitan apoyar a estas personas que fueron víctimas en su negocio por ejemplo, su trabajo o su ocupación, tal vez planes especiales de financiamiento, con una banca de desarrollo, con tasas preferenciales, con empleo o emprendimientos, lo que sea. Es decir, hay que pensar en un diseño que facilite a estas personas recuperarse, reinsertarse, reactivar las actividades de su oficio, en condiciones especiales, quizás con una reducción fiscal temporal, pienso yo, con tasas de interés y créditos preferenciales, que no existe aún. Hay que pensar en eso: un plan económico y social, que ayude no solo a la inserción social, emocional, familiar, comunitaria, sino que a la reinserción económica o a la reactivación económica de estos grupos, de estas personas que fueron lesionadas por efecto del conflicto del 2018.
Quisiera agregar otro elemento: me voy a referir a los grupos sociales que son más víctimas, como grupos sociales, de ser manipulados, y, por lo tanto, pagar los mayores costos del conflicto. Es cierto, vos y yo hemos sido afectados, pero no somos los más afectados. ¿quiénes son los grupos sociales más afectados?
En primer lugar, lo niños, las niñas y los adolescentes, y no necesariamente son conscientes del daño causado, pero ese grupo generacional son siempre los más vulnerables en un conflicto: su padre quedó desempleado, o su tutor quedó desempleado, o quedaron huérfano, los niños son emocionalmente frágiles, y físicamente frágiles. A los niños, niñas y adolescentes, los estados, incluso Nicaragua, establecen leyes de protección especial a la niñez y a la adolescencia, porque son los grupos más afectados y más vulnerables. No solamente requieren atención de salud, sino también emocional, económica, afectiva, mucho más afectiva que la que puede requerir un adulto: un hombre de 30 o 40 años, enfrentando el conflicto lo interpreta de una forma y tiene una personalidad más sólida que un niño de 8 o 12 o 14 años que ve el conflicto y que afecta profundamente sus emociones y su desarrollo futuro. Incluso ese grupo generacional, suele ser el grupo que sectores malintencionados, sabiendo su fragilidad, pueden manipularlos para propósitos ajenos a sus intereses, a los intereses de esos niños, niñas y adolescentes.
Si a un niño o niña, los podés manipular más fácilmente, le comenzás a decir ciertas cosas y a usar para propósitos delictivos e irresponsables, que lo van a llevar al despeñadero. No es casual, por ejemplo, que el crimen organizado, las pandillas, la delincuencia organizada en general, el narcotráfico, utilice niños, niñas y adolescentes para propósitos delictivos como “muleros”, por ejemplo, para trasladar drogas, armas, etc., porque esos niños son impulsivos y suelen actuar con más ligereza, su nivel de solidez ideológica, política o económica es frágil, entonces lo manipulas con dinero, con halagos, o cualquier otra cosa, y los instrumentalizas para propósitos irresponsables.
En el caso de Nicaragua, también identifico que ese universo es manipulable, es decir, la avalancha de información que fluyó en las redes sociales, y los jóvenes son los grandes usuarios de las redes sociales, por ejemplo, contamina a primera instancia a este universo. Una persona de 30 o 40 años tiene criterios, se supone, y analiza la información con más sensatez, y aunque a veces se va de boca también, sin embargo, no es lo mismo ese niño de 14 años, o ese joven de 16 años que sufre esa avalancha de información y desinformación que cae en el despeñadero emocional con facilidad, y puede ser lanzado hacia propósitos ajenos.
[Entrevistador]: A esto le agregaría, a la población más joven de Nicaragua, de alguna u otra forma el país le venía enseñando que el camino era paz era tolerancia, entendimiento y democracia. Es distinto a los que nos tocó aprender en las generaciones anteriores, que nos tocó vivir con la experiencia de las armas. Sin embargo, el año pasado, a toda esa generación joven se le envió un mensaje distinto, que decía que el conflicto se resolvía a golpes.
Ese grupo generacional es el gran perjudicado por este conflicto, pero es también un grupo muy manipulable, y creo que algunos sectores malintencionados los han manipulado y los siguen manipulando porque saben que “trabajar” a ese grupo genera con facilidad “resultados”. Trabajar a un grupo generacional de 30 o 40 años requiere un trabajo más sostenido, porque hay cierto criterio formado, pero a un grupo de niños, jóvenes y adolescentes podés usarlos fácilmente para quemar una casa, para quemar un carro, para tirar una bomba, el muchacho lo hace, le diste un dinero quizás, y después las consecuencias de ese acto irresponsable, temerario y delictivo, ¿quién las asume?
El segundo grupo generacional vulnerable y manipulable por el efecto de la desinformación es el “emocionalmente y económicamente vulnerable”, y cuando me refiero a eso, un adulto por ejemplo, emocional o económicamente vulnerable, es aquel que acaba de tener una pérdida, está de duelo por ejemplo; se quedó desempleado, está desesperado, tiene una necesidad grande: ese adulto es vulnerable, lo tocas y llora; una mujer que perdió a su hijo por ejemplo, esa mujer se siente frágil; o a una familia que acaba de perder un ser querido, o perdió su casa porque se la quemaron, o cualquier cosa. Es decir, hay un grupo social que independientemente de la edad se vuelve vulnerable emocional y económicamente ante la pérdida de algo, ya sea material, social, o humano, y entonces ese grupo es manipulable también.
Por eso dicen, que una mujer cuando se acaba de divorciar es muy vulnerable, y casi se puede volver peligroso o inapropiado que se acerque otra relación: si querés restablecer otra relación con una mujer recién divorciada o viuda, no va a prosperar porque hay una relación emocionalmente vulnerable que no hará sólida ninguna nueva relación futura, hasta que no se supere esa vulnerabilidad. Eso pasa en la sociedad.
Este segundo universo, las personas emocionalmente afectadas, o carentes de recursos que necesitan muchas cosas, fácilmente las podés arrojar y lanzar a propósitos insanos. Me parece que ese segundo grupo es importante, por lo tanto, y no es casual que la mayoría de los presos, que ocurrieron en estos meses, sean precisamente gente muy sencillas, es decir, son contados con los dedos de la mano gente que tenían posición económica privilegiada, pero el 95% o más son los más vulnerables del país, es decir, gente desempleada, gente que se tira de boca por una acción determinada, y que después a veces reflexiona de las consecuencias de sus actos, pero se tiró, y fue empujado y manipulado emocionalmente. Me parece que esto también prevaleció en el comportamiento del último año.
El tercer grupo, que también está vinculado con los más pobres, pero no necesariamente solo los más pobres, es aquel de universo de personas con bajo nivel de educación y nivel bajo de acceso a información de calidad, esa gente es vulnerable porque la podés contaminar con cualquier nivel de desinformación. Vos sos un profesional, valorás la información, y buscas información de calidad, muchos de nosotros hacemos eso: no nos dejamos llevar por el primer tic que recibimos, o por el primer post o tweet que recibimos, sino que analizamos los datos, valoramos la opinión, buscamos el balance porque tenemos criterio, tenemos una formación académica y tenemos valores, y a la luz de nuestros valores y de nuestra formación evaluamos la calidad de la información y descalificamos o apartamos aquella que es contaminante, desesperanzadora, confrontativa, y nos quedamos con aquella información constructiva que nos ayuda a ser mejores a nosotros y a la sociedad. Pero hay personas y un grupo social que es vulnerable a eso, y ahí también tenés jóvenes, por ejemplo, tenés personas con nivel educativo bajo, formación básica, gente que se alimenta con esa información de baja calidad, desvirtuada, y que las redes sociales facilitan en general ese acceso, entonces ellas son muy vulnerables.
Si querés manipular ese universo, que desafortunadamente no es pequeño, es una parte importante en la sociedad nicaragüenses, y solamente lanzás una avalancha de información irresponsable, llegás a ellos con una gran facilidad de manera simultánea y los podés mover a intereses inadecuados. Las personas se mueven a eso porque reaccionan como masas amorfas, irresponsables, algunos después recapacitan y logran tomar el balance de la información y de las posiciones, y no necesariamente por alguna posición ideológica, no son grupos que se mueven por alguna convicción ideológica y política clara, sino que se mueven por una influencia informativa o desinformativa por la baja calidad de la información, por la baja solidez de sus paradigmas educativos, etc., entonces lo empujás, lo arrastrás y lo movés por emociones e instintos.
Otra cosa sería que si sos un profesional, tenés formación académica alta, pero una posición ideológica y política clara, es decir tu acción está sustentada por una serie de principios ideológicos y políticos que independientemente de la información que llega, los evacuas y calificas, a partir de tu convicción ideológica y política, es diferente.
Pero no me refiero a ese grupo, con convicción ideológica y política clara, sino me refiero al universo que está sujeto a la afluencia de esa desinformación que fluye hacia él, y que pretende usar sus sentimientos, sus emociones e ideas para un propósito que no es necesariamente para su bienestar, sino que es por un propósito de alguien que busca un resultado concreto.
[Entrevistador]: Me parece que ese es el centro del problema, porque, es decir, siempre he sostenido que las protestas son justas, es justo protestar, cuando algo te molesta uno tiene derecho a quejarse, sin embargo, aquí se ha aprovechado esa molestia, y se han utilizado los medios tradiciones de comunicación y los medios virtuales para mover emociones, por un lado, pero por el otro lado, decir cosas que no son ciertas. Lo que más se mueven son las emociones, es decir, es lo que más se apuesta, y eso ha llevado a uno de los tipos de víctimas, es decir, las relaciones interpersonales, que el día de hoy están muy lesionadas.
Te voy a decir otro elemento porque a veces es cierto que fluye información falsa que por quien la emite es conscientemente falsa, porque el que la emite sabe que es mentira y la lanza con gran responsabilidad y gran descaro. Pero también a veces sucede que el que la lanza cree que es cierta, y se convence que es cierta y la lanza de manera irresponsable también, sin verificarla antes.
Esa es la gran “virtud” de las redes sociales, es decir, una plataforma que tiene un caudal infinito de información que se reproduce de manera geométrica. Aquí un punto que quisiera tocar: ¿qué elementos, qué mensajes, o qué ideas, o frases, qué imágenes causan impacto emocional en la sociedad, y principalmente en los grupos más vulnerables que mencioné al principio: en niños, niñas y adolescentes, personas vulnerables emocional o económicamente, y personas que tienen baja calidad de acceso a la información; y agregaría otro elemento: aquellas personas que tienen problemas de adicción? Ese universo que está ahí, además de nosotros, que no estamos en esa categoría por decir así, recibimos una avalancha de cosas que, desde mi opinión, son cinco elementos fundamentalmente, en los cuales uno es más sensible a ser vulnerado.
Si quiero entrar en vos, hay frases, hay imágenes, que puede ser que lleguen más fácilmente. Una vez que entro, te exploto por dentro. Un tipo de imágenes son precisamente niños, niñas y adolescentes, en situaciones de desprotección o de daño. Te presento una imagen: un niño herido, una niña llorando golpeada, un joven de 14 o 15 años maltratado o preso. Esa imagen de niños, niñas y adolescentes en condiciones de sufrimiento o como víctimas, desprotegidos, presentadas de manera masiva, tiene un impacto emocional muy alto, mucho más alto que si fuera un hombre de 40 años en esas condiciones. ¿Por qué? porque activas el sentimiento paternal o maternal: inmediatamente lo relacionas a tu hijo o hija a partir de esa imagen, la emoción te vuelve frágil, puede provocar llanto o tristeza, rechazo o resentimiento. Entonces si querés explotar esas emociones, el primer grupo de imágenes y mensajes son de niños, niñas y adolescentes como víctimas, en condiciones de sufrimiento.
Un segundo grupo de imágenes son mujeres maltratadas, golpeadas o en condiciones de víctimas, y eso también en Nicaragua es muy importante, porque la mujer es madre. Casi todos nosotros tenemos un vínculo particular con nuestras madres, y entonces cuando vos ves a la mujer, te identificás con tu mamá, y al ver a la mujer maltratada, te sensibiliza más que ver una imagen distinta. Por lo tanto, una segunda avalancha de imágenes que necesitan explotar son de mujeres, de viejitas y viejitos. Mujeres que llegan en esas imágenes, e inmediatamente empezás a cuestionar y reflexionar a partir de la apertura emocional que generó la información que viste, falsa o cierta, no importa. Porque lo que aquí importó fue la emoción que despertó.
Otro grupo es la creencia religiosa: los nicaragüenses somos muy creyentes en lo que sea, somos muy cristianos y supersticiosos, la Virgen María, Jesús, los Santos, las fiestas patronales, es decir, hay una serie de actos de devoción popular muy arraigados en la cultura nicaragüense. Así que, la fe en general de los nicaragüenses, está plagada de símbolos, de mensajes, que pueden ser manipulados. De tal forma, que un religioso, por ejemplo, un cura, un pastor, que lanza un mensaje, el efecto de ese mensaje es mucho más fuerte porque la influencia que tiene como líder de la fe cristiana es fuerte entre la gente. La gente no reflexiona si el mensaje que está haciendo el cura, el obispo, o pastor, es compatible con su naturaleza, simplemente acata el mensaje como válido, porque su fe lo vincula muy fuerte a eso. Pero, como dicen las normas de las distintas iglesias, los curas, los obispos o los pastores, pueden tener cierta precisión, o certeza en planteamientos vinculados a la fe, pero en otros planteamientos, los laicos tenemos la autoridad suficiente, según nuestra experiencia. Si un cura, obispo, o el Papa, incluso, habla de los asuntos de la política, o de biología, astronomía, bueno, ese Papa u Obispo, perfectamente puede ser cuestionado porque no es especialista en ese ámbito del conocimiento, y no tiene por qué decir que estoy irrespetado la autoridad del papa, no. Si el Papa me habla del dogma de la Santísima Trinidad, bueno, respeto la opinión del papa, estoy obligado, como cristiano, a acatar el planteamiento del Papa. Pero si el Papa se refiere a un tema de seguridad ciudadana, o el obispo se refiere a ese tema, tengo la suficiente experiencia para cuestionar al obispo, al cura, o al pastor, porque está refiriéndose a un tema en el cual soy especialista.
[Entrevistador]: No podemos vivir en esto de forma eterna. Algunos tienen que entender que se está haciendo un daño grave al país y a la gente. Y no sé si le corresponde al Estado, pero a mí me parece que todos tenemos responsabilidad.
Creo que hay que privilegiar una cultura cívica en Nicaragua. Cultura cívica no es porque te querás llamar “cívico”. La esencia de una cultura cívica es que somos ciudadanos con derechos y obligaciones, dos caras de la misma moneda. No es que exijo derechos, y no cumplo obligaciones: derechos y obligaciones. Tengo derecho a la educación, pero debo estudiar, debo pasar el año, y cumplir requisitos. Tengo derecho a la libre movilización, pero debo respetar las señales de tránsito, por ejemplo, y debo de cuidar el respeto a otros para movilizarse sin obstaculizar el paso. Es decir, somos ciudadanos con derechos y obligaciones, eso es fundamental.
Pero también como ciudadanos estamos obligados a un valor básico y eso el patriotismo: defendemos los intereses de una nación, eso es cívico, profundamente cívico. Un ciudadano con esos valores, es un patriota cívico, porque defiende los intereses de una nación, del país. También tiene un criterio de solidaridad, no de egoísmo. Vela por el bien común, tratando de construir su bienestar, pero sin perjudicar el bienestar del otro. La solidaridad, la responsabilidad, eso es clave. No es que le exijo a todos que cumplan y yo no cumplo nada. Debo ser consecuente con mis actos, responsable por mis actos. El carácter cívico recurre siempre al mecanismo legítimo para resolver un conflicto. No evade la responsabilidad, sino que, en el marco constitucional exige, reclama, incluso puede ser un opositor firme, que está en contra del gobierno, en contra de una organización, de una idea, o de un proyecto. Y demanda, y cuestiona, pero lo hace dentro de los mecanismos cívicos e institucionales legítimos. De tal forma que no promueve violencia, no promueve delitos, no promueve confrontación, no agrede al otro, respeta la vida, cuida la ciudad, cuida el patrimonio común: ¡eso es ser CÌVICO!
Creo que lo nicaragüenses tenemos que construir una cultura cívica, desde el Estado, desde las organizaciones políticas, desde el gobierno, desde la oposición política. Nadie es cívico por llamarse “cívico”. Cívico, por nuestro mensaje, por nuestro comportamiento, por nuestros actos. Así es que, si alguien me dice “cívico”, y destruye una calle, no es cívico. Si alguien me dice “cívico” y destruye una institución pública, un edificio, o mata a alguien, o afecta el desempeño económico y social del país, no es cívico. Es cualquier otra cosa, menos cívico.
Lo cívico obliga a una actitud patriótica, responsable como ciudadano, con derechos y obligaciones, con una visión constructiva para el país. Lo cívico construye, no destruye. Lo cívico facilita la solución de los conflictos, no los agrava. Lo cívico ayuda a que las personas nos entendamos con nuestras diferencias, pero acepta las diferencias y es capaz de encontrar puntos comunes en nuestras diferencias. Lo cívico busca el diálogo como camino, construye la paz como actitud permanente, asume compromisos, asume acuerdos y cumple los compromisos. Exige, ya sea que se oponga o que está a favor, como decía al principio, de un gobierno, de un partido, de una organización o de una idea, pero lo hace en los mecanismos cívicos y legítimos. Si quiere provocar cambios en la sociedad, cambios políticos, cambios económicos, lo hace por el camino cívico, con firmeza, pero sin destruir, y puede provocar cambios.
Hay un clásico de la lucha pacífica en el mundo: Ghandi, ese es un buen ejemplo, no destruyó, no mató, asumió una posición y desde ella, provocó cambios trascendentes. Él es un ejemplo que no se puede obviar.
Pienso que en Nicaragua tenemos que aprender que, si queremos provocar cambios políticos, sociales, económicos, tenemos que romper el ciclo de la violencia, tenemos que romper el ciclo de las acciones “de facto”. Y no porque el gobierno me guste o no me guste, entonces provoco su salida a como sea, no es ese el camino. Ese camino no construye una cultura cívica para nadie, y al principio dijimos una cosa importante, que el gran grupo vulnerable de este conflicto fue el grupo de niños, niñas y adolescentes, y eso es peligroso para el futuro del país, porque les trasladamos a esta generación un mensaje destructivo, una actitud cultural, reproducimos lo que dirían, un “inconsciente colectivo” que se puede asentar. Tenemos que cambiar ese discurso, modificar ese mensaje para que la gente entienda, para que nosotros los adultos, los jóvenes y niños, y las generaciones futuras, entendamos que el camino para la solución de nuestro conflicto es desarrollar una cultura cívica entre los nicaragüenses.
Insisto, construyamos una cultura cívica, desde el gobierno, desde la sociedad, desde las instituciones políticas, desde la iglesia, porque a veces las iglesias católicas y evangélicas, podrían promover una cultura no cívica, independientemente que por su boca digan otra cosa, pero a mí me parece que algunos líderes católicos han promovido una cultura no cívica, una cultura que incita a la violencia y a la confrontación que no es sano para el presente ni para el futuro.