Alcoholismo, violencia y capacidad de decidir y vencer
Conferencia
Aniversario del Grupo AA Colón, Managua, Nicaragua
Diciembre 2019
La grandeza de una persona se mide por la adversidad que enfrenta, y son grandes también los que acuden en su ayuda. He titulado esta conversación con el nombre de Alcoholismo, violencia y capacidad de vencer, por el sentido general de lo que quisiera compartir. Quisiera dedicar estos comentarios precisamente a los que han sido capaces de vencer, como ustedes.
Me voy a referir en primer lugar al alcoholismo y la violencia intrafamiliar, al alcoholismo y las consecuencias en la violencia social.
Comenzaré con una historia que me pasó un 30 de mayo del año 2008, cuando visité un restaurante de Managua para comer con mi familia, y al lado de la mesa de aquel restaurante lleno, estaban un hombre, una mujer y un niño de unos 8 años. Y escuchamos, desde mi mesa, durante varios minutos, lo que hablaba el hombre, subiendo la voz y el tono, y la mujer comenzó a llorar; el niño también comenzó a llorar, en un restaurante lleno de gente, en su mesa donde habían aproximadamente 8 o 10 botellas de cerveza vacía. Y yo estaba con mis hijos en la mesa contiguo. Nos sentíamos incómodos ante aquella situación, llamamos a un mesero, y el mesero llegó y comenzó a levantar al hombre para sacarlo del lugar, el hombre se puso violento, y la mujer que andaba con el esposo y el hijo, celebrando el Día de la Madre, comenzó a llorar y a decirle “Vámonos, Vámonos, hacéme caso”. El niño llorando, al lado del papá, decía: “Papá, vámonos”. Y el hombre borracho, incómodo, gruñendo, y diciendo: “A mí nadie me saca de aquí”. Al final, llegaron tres o cuatro meseros y lo sacaron. La mujer y el niño se fueron llorando, avergonzados de aquella incómoda circunstancia. Cada vez que paso por ese restaurante recuerdo eso, y a uno de mis hijos le decía en broma: “Vamos a comer ahí”, y me respondía: “No papá, yo no vuelvo a comer ahí nunca más”. Nunca volvimos a ir.
Han pasado, desde aquello, unos diez años, me pregunto, ese niño de 8 años debe tener 18 o 19 años, ¿qué habrá sido de él hoy? Evidentemente lo que ocurrió fue un acto de violencia intrafamiliar producto del alcohol, sin embargo, quiero decir una cosa: la violencia intrafamiliar no es causada por el alcohol, pero el consumo de alcohol la agrava y aumenta la frecuencia de los hechos de violencia dentro de la familia, del hombre contra la mujer, del hombre contra los hijos, o las mujeres contra ellos, los marca para toda la vida. Pregunto: ¿cuántos hijos de alcohólicos se vieron imposibilitados de salir adelante aferrados a esas circunstancias?
También hay que tomar en cuenta los accidentes de tránsito, según los datos de Nicaragua, el 20% de las muertes fatales, es decir 2 de cada 10 muertos, peatones, conductores y pasajeros están en estado de ebriedad. El país va a concluir el año 2019 con unas 840 víctimas por accidentes de tránsito, de eso aproximadamente 160 murieron en estado de ebriedad como conductores, pasajeros, o peatones. El año cierra con más de 3,000 lesionados, donde por lo menos 300 estaban ebrios, como conductores, peatones o pasajeros. Hay que tener en cuenta que una de las causas de la violencia destructiva en los accidentes de tránsito, lo que causa más daños fatales es conducir en estado de ebriedad o en exceso de velocidad: la combinación de esos dos factores se vuelve fatal. Es decir, las consecuencias son inevitablemente la muerte.
Y en la violencia comunitaria, es decir, en el conflicto con los vecinos el alcohol tiene un agravante significativo. El otro agravante de la violencia comunitaria es el uso de armas de fuego: armas de fuego y alcohol traen consecuencias fatales en la violencia social. Al menos la mitad del total de hechos de violencia que se registran en el país están relacionados de manera directa o indirecta al consumo de bebidas alcohólicas.
Haciendo esta referencia, me pregunto: ¿Cuál es el propósito de la vida? ¿Para qué vivimos? Es la conclusión que uno saca ante cualquier experiencia o cuando lee algún libro: nosotros vivimos para ser felices. Otra pregunta común es ¿dónde encontramos la felicidad? Aquí quiero contar otra anécdota: un día de diciembre de hace unos 15 años, llegué donde una señora con un regalo, una viejita, que ya murió, tenía un hijo, era el mediodía, él llegó a la casa, se sentó en las sillas de la sala, había allí un arbolito de navidad, y dijo: “¡Aquí no hay ambiente navideño!”, por lo que me quedé extrañado, porque allí estaba el arbolito con sus pelotitas de colores y las luces encendidas. Entonces, sacó una botella de ron. La pregunta que me hago: ¿qué es el ambiente navideño? ¿Necesitas una botella de guaro para sentir que hay ambiente navideño? ¿Necesitas licor para disfrutar la música, bailar y sentirte bien? ¿Necesitas una botella para estar alegre? No, estás totalmente equivocado de lo que significa vivir la vida. La vida tiene como condición principal y única ser feliz.
Les recomendaré un libro que quizás los lectores puedan buscar, es de un autor norteamericano, premio Nobel de Literatura (1962), John Steinbeck (1902 – 1968), Al este del Edén (1952). Es un libro de los años cincuenta, en el contexto norteamericano de inicio del siglo XX, en el texto aparece una palabra en hebreo que es tomada del Génesis 4:1-16, se refiere cuando Caín mata a Abel, y Dios ve a Caín y dice: “Mataste a tu hermano”. Entonces Caín se justifica y Dios lo manda fuera del Edén. Y Caín, utiliza una palabra que nosotros conocemos del Génesis, y la palabra del hebreo que usa es “tinshell”. Y se pueden encontrar diferentes traducciones de la palabra, al menos tres: “tú puedes si quieres”, “tú debes vencer”, “tu vencerás”. Cuando Dios saca a Caín, le dice: “Te dejaste vencer por el mal, mataste a tu hermano”, y agrega: “tinshell”. Pero ¿cuál es la traducción correcta a partir de las distintas biblias disponibles? La traducción adecuada de la palabra hebrea “tinshell” es “tú puedes, si quieres”, y esa frase es el gran enunciado de la libertad, de la capacidad de decidir, de tomar tu vida en tus manos; Dios te dio una gran riqueza, que es la vida y el tiempo para vivirla. Pregunto: esa riqueza y ese tiempo para vivirla, para ser feliz, ¿en qué lo usas o usaste? ¿en qué lo aprovechaste o desperdiciaste? “Tinshell”, “tú puedes, si quieres”. No es que “tú podrás”, no es un pronóstico de nada, no va a ocurrir así no más. Tampoco es una orden: “Tú debes vencer”, no estás obligado a vencer a nadie. Simplemente dice: “Tú puedes, si quieres”. Y ustedes que están aquí, porque pudieron. Ese es el gran enunciado de la libertad.
También hay otro libro, El efecto Isaías, de un escritor y científico norteamericano, Gregg Braden, del año 2000. Se refiere a un libro de la Biblia también, Isaías, del profeta Isaías, uno de los profetas mayores del Antiguo Testamento. Es el profeta que pronostica la venida del Salvador, pronostica y anuncia lo que le puede pasar al pueblo del Dios. Pero hay un lenguaje y un significado profundo que se descubre y analiza ahora: en este libro, El efecto Isaías, del escritor norteamericano, comienza a identificar que el ser humano tiene múltiples futuros posibles, de tal forma que una profecía o pronóstico de hoy es válido siempre y cuando, solo y solo sí, las circunstancias se mantienen exactamente igual a hoy. Ningún pronóstico determina de manera absoluta el futuro, porque el futuro tiene múltiples posibilidades, lo tenés en tus manos si sos capaz de cambiar las circunstancias presentes. Alguien dice: “Soy pobre, no puedo hacer nada, me quedo sentado”. Alguien puede pronosticar fácilmente: “Vas a seguir pobre, porque estás sentado sin hacer nada”. La profecía y el pronóstico es claro. Pero si rompés eso, y asumís en tus manos la capacidad de decidir, si agarrás en tus manos esa facultad que te dio Dios, el libre albedrío, en El Este del Edén, o en el Génesis 4:1-16, si tomás en tus manos esa gran facultad de asumir la vida, podés cambiar las variables presentes para construir el futuro posible o deseable, es decir, Isaías dice, y en el libro El efecto Isaías se analiza con precisión: que el ser humano tiene frente a sí múltiples posibles futuros, puede construir el futuro que estime o decida construir. Ustedes están construyendo su futuro porque tomaron en sus manos la posibilidad de hacerlo.
Ahora se habla mucho de la física cuántica o de mecánica cuántica, y tal vez esos términos suenan enredados, pero la física cuántica o mecánica cuántica habla de una ley que asumida, por lo menos de los últimos cincuenta años, Ley de la vibración universal, y prácticamente dice que todo lo que nos rodea en el mundo está en constante movimiento y vibración. Las palabras que estoy diciendo son energía que se transmite a ustedes por una vibración, un sonido que atraviesa el espacio y llega donde ustedes, pero no solo las palabras vibran, también vibran los hechos, las emociones y los pensamientos, es decir, lo que pienso, lo que siento, lo que hago, lo que hablo, tiene un efecto de vibración en el entorno.
El universo siempre está vibrando y moviéndose, aunque no nos demos cuenta. Este planeta donde circulamos se mueve a 107,000 km/h. en el espacio, no nos damos cuenta porque esa velocidad es infinita para nuestra mente, pero la tierra en donde estamos, gira, tiene un movimiento de rotación de 1,600 km/h., y no nos damos cuenta. Imagínense ustedes, si nos percatáramos, de esta nave que se llama Tierra, que está girando en torno a ella misma, y está girando en el espacio a una velocidad inmensa; no nos percatamos, pero ocurre. No todo lo que vemos lo sabemos, y lo que existe no siempre lo vemos. No nos percatamos que existe, pero no deja de existir porque no lo entendamos, y no deja de existir porque no lo veamos, está ahí. Según esta Ley de la vibración universal, todo está en movimiento, todo vibra, todo trasmite vibraciones, lo que plantea una circunstancia interesante: el ser humano, nosotros, los habitantes de este planeta que viaja como una nave espacial a una velocidad extremadamente grande en el universo, también emitimos vibraciones. Dicen que el ser humano tiene dos vibraciones extremas: unas altamente positivas, y otras, altamente negativas. Esa energía positiva que genera el ser humano es el amor. El amor es la energía más positiva que podemos generar, el amor puede generar transformaciones profundas. En este espacio donde están ustedes, no me cabe la menor duda que abunda el amor. Por lo tanto, ese ambiente que los hace bailar, que los hace reír, que los hace sentirse tranquilos, en esencia, es amor porque es vibración positiva que el ser humano emite.
En el extremo de esa vibración positiva, está el miedo. El miedo es la vibración más negativa que el ser humano genera. En medio están otras vibraciones positivas, como la solidaridad, la amistad, y otras vibraciones negativas como el odio, como el resentimiento, la venganza, el egoísmo, etc. ¿Saben ustedes cuál es la vibración que es capaz de transformar al ser humano? La positiva, el amor, solo el amor transforma. Ustedes pueden salir de cualquier fango, de cualquier circunstancia adversa si generan una vibración positiva que se llama amor, de ustedes, y del entorno en el que están. Estos grupos genera solidaridad, amor, compasión, compromiso, y todo eso es positivo. Y como es positivo, es capaz de mover y transformar.
Voy a agregar otro elemento: ¿Han oído hablar del ADN? El ADN es un mapa genético que tenemos los humanos y los seres vivos. Decían antes que el ADN venía condicionado y tenías el ADN con el que nacías, y con ese ADN morías, pero hoy se afirma que el ADN es modificable, y no me refiero a que es modificable por un “trasplante biológico”; tampoco es modificable por una cirugía; es modificable por el efecto de las vibraciones positivas que el ser humano es capaz de generar. El ADN de las personas, las personas mismas, pueden transformarse y pueden transformar las consecuencias que generan a las generaciones futuras, simplemente transformando su energía interior positiva. ¿Saben cuáles son los elementos que, según dice Braden, incrementa la vibración positiva y permite transformar al ser humano?, son: la oración y la meditación en el silencio. De tal forma que, efectivamente, un pronóstico o profecía como la que pudo anunciar Isaías, por ejemplo, del fin, o de la tragedia, no está determinada de manera absoluta, es posible que ocurra siempre y cuando las condiciones actuales permanezcan igual, pero cada quien puede, en el presente, transformar las consecuencias del futuro, modificando las variables presentes, y puedo transformar mi ADN y mi estructura psicológica y genealógica, transformando esa herencia recibida, puedo cortar el pasado. Me pregunto, aquel niño que vi en el restaurante, ¿qué habrá pasado con el niño? ¿Se habrá hecho alcohólico como su padre? ¿Qué marcas o qué heridas dejó ese padre en el hijo? ¿Dónde está ese muchacho hoy? Ese muchacho, como dice el Génesis, “tinchel”, “tú puedes si quieres”, aunque tu padre haya sido borracho, aunque te haya marcado y maltratado en tu vida, vos que vas en el camino, tenés la posibilidad de transformarla, de hacer de tu vida algo distinto y mejor.
Quiero cerrar con un último comentario, me voy a referir a otro libro de un autor mexicano, Miguel Ruíz, Los cuatro acuerdos, basado en la filosofía y la sabiduría tolteca, de los antiguos toltecas de México. Ellos dicen que, hay cuatro cosas importantes, hay cuatro reglas básicas, cuatro acuerdos sociales fundamentales para el ser humano: Primero, haz siempre lo mejor que puedas: ¿sos carpintero?, sé un buen carpintero; ¿sos cantante? sé un buen cantante; ¿sos chofer? sé un buen conductor; es decir, haz siempre lo mejor que puedas. Segundo principio fundamental, No tomés nada personal: yo estoy hablando con ustedes por acá y no sé qué tanto me están entendiendo, no sé qué tanto me estoy explicando, y no sé qué tan positivo estoy siendo en la transmisión de estas ideas, pero saben una cosa, ya no depende de mí eso, depende de ustedes. Si alguien en la calle te tira una ofensa, a saber, ¿qué problemas tiene?, pero esa ofensa no es para vos, es de él. Él la produce, y en él genera consecuencia. La ofensa, el insulto ajeno, la predisposición, la indiferencia, el maltrato del otro, es del otro, no tuyo. Tercero: No supongas. No suponer, “es que yo creo”, “me parece”, no supongas, preguntá y confirmá. Finalmente, palabra impecable: la palabra que diga ante ustedes, y la palabra que ustedes digan ante sus compañeros, en su familia, en su vecindario tiene fuerza y tiene energía, puede construir y puede destruir, las palabras generan vibraciones positivas o negativas, la pregunta tiene fuerza creadora o destructiva. ¿Decimos cualquier cosa que nos salga de la boca o cuidamos la palabra? Cuidemos la palabra, cuidemos los gestos, cuidemos los pensamientos, cuidemos los actos, el comportamiento, porque todo lo que salga de nosotros (pensamientos, palabras, hechos) es una vibración que nos afecta a nosotros, e influye al resto.
Entonces, ¿saben a quién tenemos que vencer? A nosotros mismos. ¿Saben dónde está la lucha sin cuartel de todos los días? En nosotros mismos. No le echemos la culpa al otro, no le echemos la culpa a la cantina que vende guaro barato, no le echemos la culpa a la mujer que te trata mal, no le echemos la culpa a la madre o al padre que te abandonaron, o a tu padre que fue alcohólico, o al vecino que te ve mal, o al jefe que te tiene tema, nosotros tenemos la capacidad de reaccionar y de actuar según nuestra convicción. Nadie es culpable. Nosotros tampoco somos culpables, pero somos dueños y tenemos la capacidad de decidir y hacer. “Tinshell” decía Dios a Caín: “Tú puedes, si quieres”. No lo pronosticó, te dejó en tus manos el libre albedrío, la capacidad de hacer y decidir, por eso: palabra impecable, cuidemos los actos, los hechos, los pensamientos.
¿Saben una cosa? Somos lo que comemos, lo que bebemos, lo que pensamos, lo que decimos, lo que hacemos, porque incluso desde el punto de vista biológico, esas células que conforman nuestro cuerpo, se renuevan. Las células que ustedes tiene hoy, dentro de un año no serán las mismas, se habrán renovado. Podrían ser buenas, mejores, en dependencia de lo que comí y bebí, de lo que dije, de lo que hice, de lo que pensé, que es capaz de transformarme como persona psicológica, biológica y social.
Finalmente, agradezco a ustedes la oportunidad de hablar con tantos heroicos y heroicas personas que han sabido vencer la adversidad. Y desde mi limitado conocimiento y experiencia, tengo que rendir un homenaje a ustedes, muchas gracias.