Reflexión: opción de los creyentes y el dilema católico. Navidad: encuentro, solidaridad y paz
“El conocimiento profundo de las religiones permite derribar las barreras que las separan”
Mahatma Gandhi
“La Iglesia es la familia de los hijos de Dios” … Papa Francisco
La mayoría de la población del mundo ha sido, desde el inicio de la historia, creyente. Actualmente somos cerca del 80%, distribuidos en cuatro mil religiones. Las personas, en la búsqueda de su realización espiritual, en su cultura y tiempo, desde la necesidad de explicarse el origen, propósito y fin, han tenido, como parte fundamental de la existencia humana, diversas maneras de creer. La Navidad es, por su origen, un legado luminoso de los cristianos que ahora se festeja a nivel global más allá de la filiación religiosa, no sólo para recordar el nacimiento de Jesús, sino también por tradición cultural, costumbre social y oportunidad comercial, a veces excesiva y saturada de símbolos nor-occidentales. Rubén Darío, el nicaragüense más universal, de alma franca y humilde, disfrutaba la Navidad de la niñez y del mundo que recorrió a través de los libros y en sus viajes, tarareó villancicos y recordó todas las navidades en la última, postrado en una cama en Managua, en diciembre de 1915. Percibió lo esencial del espíritu navideño: encuentro, solidaridad, reconciliación, esperanza y paz.
Hay un factor circunstancial que determina la creencia futura. Hace 50 años, alguien que naciera en Nicaragua, tendría alta probabilidad que la familia que lo reciba y la religión que le inculcaran sería católica, pero un niño nacido en 2022, la probabilidad que la familia que lo acoge y la religión que le enseñen será mayor en otras denominaciones cristianas. Si naciera en China, sería budista o de alguna creencia tradicional oriental, si fuera de Jordania sería musulmán, y si su origen fuera búlgaro, es probable que sea ortodoxo. Reconozco que, por el entorno en que nací y por la opción consciente que asumo, soy, en la imperfección del camino que recorro, un cristiano católico, entre certezas y dudas. Aunque las confesiones monoteístas suelen ser excluyentes y descalificadoras de las otras creencias al considerarse dueñas de la verdad divina, las personas en realidad han asumido una fe según los padres, lugar y época en los que les tocó nacer y crecer, esa influencia sociocultural condicionó a la mayoría. El Creador de Amor y el Misericordioso que pregonan no ha excluido a nadie de la Redención que es el Plan de Salvación de los hijos de Dios.
El Edicto de Milán (313), al establecer la libertad religiosa, cesó la persecución contra los cristianos y permitió que los súbditos romanos profesaran la fe de los pueblos por donde se extendían sus dominios. El emperador Constantino I se convirtió al cristianismo, apoyó la convocatoria del concilio de Nicea I (325), considerado por muchos, al haber incluido a todos los obispos de la época, como el primero universal de la Iglesia Católica y, unos años después, Teodosio I, convirtió al cristianismo en religión oficial prohibiendo los cultos paganos. En aquel contexto del siglo IV Roma decidió, la fecha del 25 de diciembre para recordar la natividad del Salvador, en sustitución del tradicional culto pagano a Saturno porque después de los días más cortos del año vendría el nacimiento del nuevo sol.
La decisión de oficializar e imponer la fe cristiana desde la autoridad máxima del estado superaron a la iglesia primitiva y comunitaria de los primeros siglos e instalaron formalidades, jerarquías y estructuras organizativas, pretendieron imponer un monopolio religioso en los territorios controlados por Roma, y de allí se expandió a Europa después de la caída del Imperio Romano de Occidente (472). Los Reyes Católicos, nombrados así por el Papa Alejandro VI (1494), quien, además, desde la mayor aberración jurídica concedió por “derecho divino las tierras descubiertas y por descubrir” (1493) -según los lúcidos argumentos de fray Francisco de Vitoria, Padre del derecho internacional-. La reforma protestante del siglo XVI junto a otros cismas y acontecimientos anteriores y posteriores, constituyeron múltiples corrientes cristianas que se expandieron principalmente hacia Occidente.
Las iglesias cristianas son dominantes en América, Europa y Australia. El norte de África, que tuvo rápida expansión del cristianismo en los primeros siglos, actualmente tiene presencia, con sincretismo religioso de diversas tradiciones, en el centro y sur; en el norte predomina el islam, el 46% de los habitantes del continente son cristianos. En Asia la mayoría son musulmanes, hinduistas y budistas. Las religiones monoteístas: judaísmo, cristianismo (29.5) y musulmana (23.9) aunque son asumidas por el 53% de la población mundial, cada una está fragmentada en varias corrientes o iglesias que asumen doctrinas particulares. El catolicismo, al preservar su estructura centralizada, es la más antigua, mayor y más sólida iglesia cristiana, aglutina 16% de la población mundial, la mitad de todos los cristianos. Aunque la cantidad, por incremento de la población ha aumentado en un siglo, el porcentaje disminuye, otras opciones cristianas crecen en América Latina y África, aunque las prácticas eclesiales disminuyen en Europa, Estados Unidos y otras regiones. Según el papa Francisco: “el mundo está herido por conflictos y divisiones” lo que lleva a la necesidad de “el diálogo ecuménico e interreligioso”. La tolerancia entre creyentes y no creyentes que habitamos la casa común es indispensable para la convivencia.
El mundo sigue siendo mayoritariamente creyente, aunque el ejercicio dogmático se reduce y crece el número de personas que identifican su espiritualidad como un asunto personal e íntimo con el creador, incluso por quienes continúan formalmente vinculados a alguna religión.
El dilema católico es que, frente al empuje de otras congregaciones cristianas y no cristianas que se expanden de manera audaz, descentralizadas, con opciones diversas que incluyen la ordenación de mujeres como pastoras, sin la rigidez jerárquica y orgánica, han tenido la destreza de acercarse y captar mayor cantidad de adeptos entre las clases populares que, sintiéndose acogidos, logran desde su fe el encuentro con Dios. Aunque es posible identificar algunas razones globales por la pérdida de fieles en esta importante e influyente iglesia en el mundo, también, podrían señalarse situaciones particulares que provocan mayor aceleración de esa reducción. En general en América Latina no hay aumento de los no creyentes sino emigración de una a otra de las múltiples opciones cristianas, excepto lo que ocurre en Chile, Uruguay y Argentina donde se incrementa la cantidad de no creyentes, similar a la secularización observada en Europa. Los católicos representan el 57%, hace 30 años eran 20 puntos porcentuales más, en la actualidad en varios países no llegan al 50%: Chile, Uruguay, Argentina, Guatemala, Belice, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, República Dominicana, Jamaica y Haití.
A la corrupción, los abusos y la pérdida de autoridad moral de los pastores ante el pueblo de Dios no ajeno a la fragilidad de la naturaleza humana y riesgo común en todas las organizaciones religiosas, se agrega la desnaturalización de la función religiosa al asumir roles políticos o empresariales excluyentes y elitistas que impiden el auxilio espiritual de los fieles, la rigidez en algunas prácticas que, a pesar de las necesarias reformas del Concilio Vaticano II, requieren profundizar y actualizarse para que, rescatando lo fundamental del cristianismo primitivo no imperial, fortalecer la comunidad de los fieles, consolidar el rol de los laicos, superar el sesgo clerical, dignificar el rol de las mujeres, abrirse más a los jóvenes y continuar creciendo en la alegría del servicio solidario por el bien común desde la opción preferencial por los pobres en la construcción del Reino de Dios.
En esta Navidad y Año Nuevo: salud, serenidad y paz.
Edmundo
“cristianismo primitivo no imperial”. Hermosas palabras que conlleva mucha sabiduría y uno de los problemas que tienen la humanidad(en todas las religiones, sectas, iglesias y personas de propia opinión) es que determinan “el cristianismo” dando a este nombre como si fuera una una entidad bancaria, o nombre de templo, SE OLVIDAN que este término(cristianismo) difiere de Cristo, osea seguidores de Jesús el Cristo, así como los mahomitas, budistas, confusianismo, Etc, etc, etc. Se olvida que Jesús nunca presentó una iglesia, sino así mismo como ejemplo a seguir, él está para todos, bendice a todos sin credo ni religión, Jesús es la mayor representación hecha carne del amor y misericordia de Dios.
Me encanta lo que escribio, me hubiese gustado profundizarme más y mejor en este tema pero he descuidado la lectura bíblica y literaria. Un gusto saludarlo Dios lo bendiga en salud primeramente y en éxitos