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LA SEGURIDAD DESDE TENDENCIAS Y PERSPECTIVAS

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March 16, 2009

La inseguridad ciudadana, entendido como riesgo y percepción a ser víctima de delitos, debe ser analizado con serena profundidad para un abordaje socioestatal eficaz ante la dinámica y compleja realidad de la convivencia humana y los “postmodernos” problemas que se juntan a los viejos y heredados de las épocas precedentes; es indispensable identificar su magnitud y gravedad en consideración con tres referencias:

 

  1. a) En primer lugar el momento actual, inmóvil, como una fotografía, es decir cuáles son los datos del año 2008, por ejemplo; los de carácter objetivo, principalmente las denuncias por delitos que generan mayor inseguridad y amenaza a las personas: homicidio, violaciones, robos con fuerza, violencia e intimidación; y los de carácter subjetivo relacionados a la cifra oscura (no denunciados), el índice de victimización (hechos por los que las personas se sienten víctimas aunque no denuncien), la percepción de inseguridad, la confianza en las instituciones encargadas de la seguridad y la justicia penal. Ver el problema así es insuficiente, es necesario valorarlo con criterio dialéctico, en movimiento, porque es un problema social dinámico, cambiante.

 

  1. b) Por tal razón, en segundo lugar, necesitamos analizar el fenómeno en el tiempo pasado, al menos lo que ha ocurrido durante los últimos cinco años, ¿Cómo han evolucionado esos datos o indicadores? ¿Han subido, disminuido o se han mantenido iguales? Ello permitirá identificar tendencias y buscar explicaciones socioeconómicas, culturales y criminológicas de los cambios.

 

  1. c) El tercer criterio es sobre las perspectivas, es decir, si las circunstancias y variables que influyen en la violencia criminal y la inseguridad permanecen constantes (ceteris paribus) ¿Qué pasará con los robos, homicidios, violaciones, con la sensación de inseguridad, la cifra oscura y la confianza en las instituciones? ¿Subirá o disminuirá? Esto implica proyectar hipotéticamente al menos para el próximo quinquenio la tendencia observada. ¿Qué nivel tendrán esas cifras sobre delitos y percepción?

 

Estos criterios pueden ser comparados desde dos ámbitos. Desde el interno: nacional/local, es decir, viéndonos como país, y desde el externo, regional, comparándolo con los vecinos, es decir cómo estamos ahora, cómo estuvimos antes y cómo podríamos estar después en el caso que todo continúe evolucionando así.

 

Analizando el presente (con la salvedad de lo relativo de las estadísticas): las tasas por 100 mil habitantes de los principales delitos en 2008 fueron: homicidios (13), violaciones (34), robos con fuerza (320), robos con violencia (95) y robos con intimidación (177).  Las denuncias por delito fueron 116 mil y el total (delitos y faltas), 154 mil.

 

Si profundizamos sobre el comportamiento de esas tasas en los últimos años, la tendencia muestra que subieron con respecto al año inmediato anterior: las denuncias totales +11%, las denuncias por delito +8%, la tasa de violación + 10%, robo con fuerza +11, robo con violencia +9 y robos con intimidación + 44%; la de homicidio se mantuvo igual. Considerando datos desde 2003 al 2008, los delitos subieron en + 19%, las tasas x 100 mil habitantes en robos en general +45%, robo con fuerza + 37%, robo con violencia 8%, robo con intimidación 103%, violaciones + 47% y homicidios + 8%.  La problemática de esa observación es que cada año las tasas siguen subiendo y trazando un rumbo de incremento que debe alertarnos con responsabilidad desde la sociedad y el Estado. Las personas perciben mayor riesgo ahora que antes desde su barrio, comunidad y vía pública, ellas, la gran mayoría, no vive en el extranjero y compara su escenario inmediato de convivencia. Si nos vemos con respecto a nuestros vecinos centroamericanos (asunto que a los nacionales importa tanto) afortunadamente nos damos cuenta que sus tasas delictivas han subido más que las nuestras que son tres veces menores a las de Guatemala, Honduras y El Salvador. A pesar que Nicaragua tiene condiciones de desarrollo humano, socioeconómicas e históricas parecidas a las de los países del Norte centroamericano, nuestras cifras delictivas son más cercanas a las de Costa Rica y Panamá cuyo índice de desarrollo humano es mayor.

A partir del comportamiento delictivo la pregunta es ¿Cómo crecerán esas tasas para el año 2015? Si prolongamos las curvas de los gráficos especulativamente, asumiendo el promedio de variación observado en años anteriores, nos podemos sorprender que la tasa de homicidio pudiera llegar a 17 x 100 mil habitantes, la de violaciones y robos se duplicarían, presentando resultados alarmantes. El consumo de droga y licor y el uso de las armas de fuego pueden ser detonantes que incrementen la violencia. Además de nuestros problemas de convivencia, nuestros conflictos cotidianos, tenemos la amenaza creciente del crimen organizado nacional y transnacional, principalmente narcotráfico, que desconoce regulaciones y límites y es ineludible dada nuestra posición geográfica. Enfrentarlo con firmeza y eficacia requiere consolidar nuestras fortalezas sociales e institucionales. Somos vulnerables en medio de nuestras restricciones económicas, la escasa presencia del Estado y de infraestructura social en el territorio nacional.

 

No queremos llegar a esos niveles de delincuencia, debemos a revertir la tendencia.  Aspiramos y estamos obligados a preservar las ventajas comparativas que Nicaragua tiene en materia de seguridad ciudadana. Ello demanda medidas urgentes y sostenibles, replanteamientos estratégicos y operativos desde la policía, la inteligencia criminal, la justicia y reeducación penal, la definición de prioridades y el enfoque de la seguridad pública hacia la prevención, la prevención social y comunitaria y la ineludible responsabilidad interinstitucional.

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FRANCISCO JAVIER BAUTISTA LARA
Managua, Nicaragua

Comparto referencias de mis libros y escritos diversos sobre seguridad, policía, literatura, asuntos sociales y económicos, como contribución a la sociedad. La primera versión de esta web fue obsequio de mi querido hijo Juan José Bautista De León en 2006. Él se anticipó a mí y partió el 1 de enero de 2016. Trataré de conservar con amor, y en su memoria, este espacio, porque fue parte de su dedicación profesional y muestra de afecto. Le agradezco su interés y apoyo en ayudarme a compartir.

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