Policía Seguridad

Seguridad de lo inevitable

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October 15, 2016

En la novela El extranjero (1942), de Albert Camus, encontramos expresiones fundamentales de su filosofía existencialista, sobre el azar y la certeza, la vida y la muerte. Es claro que la vida es un azar, la muerte una certeza. Es obvio, aunque persistamos en ignorarlo en la breve cotidianidad de nuestra existencia. El morir, una vez nacidos, es inevitable. Entonces, pregunto, ¿por qué las compañías aseguradoras venden “seguros de vida” y porqué las personas los compran? No es porque piensen que eso les “asegura la vida” (aunque quisiéramos), realmente sabemos que confirma con seguridad la muerte, los beneficiados sobrevivientes recibirán lo previsto en el contrato. ¿No creen que deberíamos llamarle “seguro de muerte”? Costumbre, interés comercial, significado positivo de la expresión, son quizás algunas razones por las que se expresa en sentido contrario al significado real.

Seguridad de lo inevitableEso mismo sucede con otros, como lo que algunos llaman “seguro contra incendio” y “seguro contra robos”, por ejemplo, lo cierto es que ello no impide que ocurra un incendio ni un robo, lo que hace es que, en el caso que ocurra el incendio en la propiedad asegurada, o el robo de los bienes asegurados, la compañía pagará, según los términos del contrato –que no siempre es fácil de entender ni posible de cumplir-, por el daño o la pérdida ocurrida. Lo que llaman “seguro de accidentes”, está claro, cuando ocurra el accidente de tránsito tendrá respaldo de la aseguradora, según lo pactado. Dejemos los “seguros” convencidos que no impiden que ocurra lo inevitable, al contrario, lo anuncian, solo surten efecto, ante la ocurrencia.

Refirámonos a otros asuntos. Ante el incremento de la población urbana y la mayor movilización de recursos, aumenta la necesidad de proteger a las personas y los bienes frente a los riesgos de robos en casas de habitación y negocios. Las compañías especializadas ofrecen, lo que en el lenguaje común se dice: “alarma contra robo”. Primero hay que aclarar que, cuando la sirena de la alarma se activa (si el sistema funciona), es que ocurre una incursión externa, puede ser robo o no (animal casero, rama, movimiento de cortina, según sensibilidad de sensores o descuido del propietario). En el caso que estén robando, el ladrón deberá tener la precaución pertinente, pero el robo puede ocurrir, en todo caso, el sistema instalado alerta el hecho en marcha, pero no lo evita. No existen alarmas contra robo, ni portones, ni candados, ni sistemas (físicos o electrónicos), que lo impidan, talvez lo dificultan, lo evidencian, obligan a más cautela y habilidad de quien interrumpa. Tampoco existen “alarmas contra incendio”, si se activan es porque el incendio comenzó, en todo caso, si es eficiente, activará medidas para que no se expanda y quizás extinguirlo con aspersores de agua, cuando existan.

Seguridad de lo inevitableEn nuestros países, donde se registran frecuentes sismos, en donde sabemos que estamos sujetos a previsibles sacudidas telúricas que hacen vulnerables las obras humanas, y que obligan a establecer normas de construcción –de relativo y discrecional cumplimiento en algunos países-, para erigir edificios públicos y privados, casas y demás infraestructura horizontal y vertical, se dice, en el lenguaje común, que una construcción es “antisísmica”. Volvemos al reiterado error de lo dicho antes. La verdad es que lo “antisísmico”, en términos absolutos, no existe, un estilo o previsión en la edificación, “no evita ningún sismo”, tampoco podemos presumir que es “invulnerable ante los sismos”, es decir que, ningún movimiento telúrico la derribará o inutilizará. ¡Falso de toda falsedad! Como dicen los abogados en su lenguaje particular. Lo real es que, los edificios, por muy reforzados que estén, se construyen para resistir, sin derrumbarse, a determinada intensidad del sismo, que también depende de la profundidad y distancia del epicentro a la construcción. Decir “este edificio es antisísmico” es mentir. A lo sumo, lo que podemos decir es que un edificio, en el mejor de los casos, es capaz de resistir determinada intensidad, 7 grados en la escala Richter, o quizás 8. ¿Quién sabe? Siempre será incierto, solo reduce el riesgo, pero ante lo inevitable e imprevisto ¿quién tiene certeza?

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FRANCISCO JAVIER BAUTISTA LARA
Managua, Nicaragua

Comparto referencias de mis libros y escritos diversos sobre seguridad, policía, literatura, asuntos sociales y económicos, como contribución a la sociedad. La primera versión de esta web fue obsequio de mi querido hijo Juan José Bautista De León en 2006. Él se anticipó a mí y partió el 1 de enero de 2016. Trataré de conservar con amor, y en su memoria, este espacio, porque fue parte de su dedicación profesional y muestra de afecto. Le agradezco su interés y apoyo en ayudarme a compartir.

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