Para leer y vivir: El Viejo del monte
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Para leer y vivir: El Viejo del monte

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January 25, 2020

Managua, 25 de enero de 2020.

 

El joven Julio Guevara Arcia (Managua, 1990), heredero del arte de una familia de artista, contagiado por la lectura que irremediablemente desemboca en la escritura, incursionó en el fascinante mundo de la literatura con una novela corta (90 pp.) titulada El Viejo del monte (PAVSA, octubre 2018), fecundada en el archipiélago de Solentiname, refugio natural que navega en las agua del Gran Lago de Nicaragua.

Es un relato fluido, fácil y agradable para leer, “una novela didáctica”, según el poeta, académico y editor Francisco Arellano Oviedo, que “persigue un propósito axiológico: cuido del medioambiente”.  Son narraciones y descripciones de paisajes salidos de los cuadros primitivistas de Solentiname, con sus olores y ruidos, la vegetación, los animales y la gente, con palabras poéticas y prosa encantada, entre la jungla, el lago y el río, desde los cuentos y fábulas de San Juan de Nicaragua.

Para leer y vivir: El Viejo del monteEl Viejo del monte es leyenda, quizás de tiempos ancestrales, invento de una realidad que se reinventa en el relato, guardada con sigilo entre el enorme follaje de los árboles de guanacaste, las diversas orquídeas, el nido de las oropéndolas y la tradición oral de los antepasados indígenas, cuya memoria indescifrable se siente, se huele, se percibe, se entiende, más allá del texto.

Los recuerdos subsisten en el ambiente exótico y nativo que sobrevive a la depredación, tras las huellas implacables de los hombres queda la desolación. Los cazadores y el exterminio caminan inseparablemente juntos. El Viejo, con el loro, -el mensajero-, en su hombro izquierdo, habla con todos los seres vivos que habitan las montañas y los rescata del susto y de la muerte. Según dicen, el Viejo alguna vez fue humano y vivió entre ellos, anduvo entre la civilización de los hombres, pero volvió al entendimiento y “renació en la estepa tropical”, asumió su propósito “como protector de todo lo creado y para mantener el equilibro armonioso entre la civilización, Dios y el ser humano”.  Si decimos: “te va a salir el Viejo del monte”, no es para asustarse, sino para revivir la esperanza que rescata y preserva la vida, que, desde lo primitivo, devuelve a la magnífica naturaleza, que es, sencillamente, la “perfecta ilusión frente a los ojos del mundo”, la oportunidad de existir.

Este personaje mitológico, con estilo propio de estos parajes del Señor, en la profundidad de la selva profunda, entre los surcos escondidos del agua que corre, el ruido de los grillos, las chispas de las luciérnagas, en la espesa humedad en la que se abren paso, tiene, dicen, los pies volteados hacia atrás, “por ello sus huellas siempre iban en sentido contrario. Llevaba puesto un sombrero hecho de los juncos que se hallan enredados en las hojas; su  pelo no tenía forma alguna, cubierto bajo la hojarasca se deslumbra enredado y oscuro, cubría parte de sus grandes orejas, las cuales solo se equiparaban a su nariz abultada y áspera”.

Me preguntaba, al comenzar la lectura: ¿es esta una novela?  Tiene doce breves, imaginativos y pintorescos relatos, amarrados al final con un epílogo.  Podrían entenderse, cada una de esas partes, como un cuento, relatos que parecen piezas irregulares de rompecabeza que van completando la historia que cuentan. Al concluir, todo parece lógico e integrado. Es una novela corta, con encanto primitivista, es un relato que asume un mensaje necesario e impostergable, que compromete y a la vez distrae y agrada.

Para leer y vivir: El Viejo del monteLa portada y contraportada son ilustradas con dos coloridas y detalladas pinturas de Abel Vargas y Rosa Pineda, y en el interior, otras dos de Rodolfo Arellano y Fernando Altamirano. Primitivismo e ingenuidad artística que invita a entrar y ser parte del conjunto, que interpreta el texto, y que, a través de él, se pinta con los colores de la naturaleza, de la que somos parte.

El libro podría ser una lectura –quizás con ilustraciones-, para niños y adolescentes, y para los adultos que no han perdido la sustancia original y simple de la existencia. Podría ser lectura escolar o para la distracción, para convivir, desde el texto, con el color y la luz primitiva y natural que nos devuelve a lo esencial.

Una historia que merece ser contada. Un libro que merece ser leído. Hay libros que esperan encontrarse con el lector, hay libros que es mejor, como este, vivirlos.

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FRANCISCO JAVIER BAUTISTA LARA
Managua, Nicaragua

Comparto referencias de mis libros y escritos diversos sobre seguridad, policía, literatura, asuntos sociales y económicos, como contribución a la sociedad. La primera versión de esta web fue obsequio de mi querido hijo Juan José Bautista De León en 2006. Él se anticipó a mí y partió el 1 de enero de 2016. Trataré de conservar con amor, y en su memoria, este espacio, porque fue parte de su dedicación profesional y muestra de afecto. Le agradezco su interés y apoyo en ayudarme a compartir.

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